Insuperable

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El Seven de Tafí del Valle superó los bemoles de toda mudanza y dejó una vara alta para superar en 2015.

LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ
Las carpas ya están desarmadas y los papeles amontonados en bolsas de consorcio. La cancha del incipiente Tafí del Valle RC ha vuelto a su estado original, sumida otra vez en el silencio ancestral. Parece mentira que hace apenas dos días se celebró allí una gran fiesta de 15, con más de 10.000 invitados y un gigantesco despliegue publicitario. Con aciertos y desaciertos, la XV edición del Seven de Tafí del Valle superó con éxito los inconvenientes del cambio de escenario y confirmó la vigencia de una ecuación básica tripartita que ha llevado al evento a posicionarse como uno de los más convocantes del calendario rugbístico de juego reducido: nivel de competencia + cerros tucumanos + promotoras = éxito.

No obstante, como cada combinación fructífera, la del Seven encierra el peligro de la laxitud. Será desafío de los organizadores impedir el agotamiento de la fórmula en los años venideros con propuestas innovadoras que sostengan al público fiel y seduzcan al que aún piensa que para disfrutar del circo es necesario ser del palo.

Por lo pronto, fue positiva la inclusión de Tafí del Valle RC, no sólo territorialmente sino a través de la invitación a que uno de sus jugadores, Fernando Olivera, formara parte de Ashanti, como se denominó el equipo de Invitación Los Tarcos. El fullback de 22 años se convirtió así en el primer tafinisto en participar ya no de un partido de exhibición sino de la competencia efectiva del Seven de Tafí.

Desde el punto de vista del juego, el Seven se fue dejando un mensaje que no era secreto para nadie: hoy por hoy cuando los hombres son siete y no 15, Salta es el maestro y Tucumán el alumno. Más allá de que la dinámica del seven se lleva mejor con la idiosincracia “mayuata” que con la tradición “naranja” de forwards, es evidente que los salteños le han dado al juego reducido una mayor importancia. Prueba de ello es su intervención en cuanto torneo los haya invitado, mientras que el seleccionado tucumano estacionó la máquina tras el bronce en el Seven de la República y así llegó a Tafí. La diferencias de rodaje saltaron a la vista.

“Para aprender a jugar seven hay que jugarlo, no queda otra”, sentenció Pablo Pérez, entrenador de Appi Salud (Tucumán II), que conquistó la Copa de Plata. “Al salteño le gusta jugar esta modalidad. Además, este es la época del año en que los jugadores tucumanos descansan. Pero insisto: la mejor forma de aprender es competir”.

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