Un alud de agua, barro y piedras dejó cuatro muertos y al menos 11 desaparecidos en El Rodeo

Un alud de agua, barro y piedras dejó cuatro muertos y al menos 11 desaparecidos en El Rodeo

Una tormenta que se desató sobre la villa veraniega el jueves a la noche fue el inicio del desastre. Testigos del fenómeno relataron que, alrededor de las 22, escucharon un fuerte ruido y un temblor los sacudió durante algunos segundos. La rápida creciente del río Ambato arrasó con personas, carpas, casas y autos. En Fiambalá, un rayo mató a una mujer.

ENTERRADOS EN EL LODO. Autos y camionetas fueron tumbados por la fuerza del alud, que los dejó sepultados en el barro y abollados por las piedras. dyn ENTERRADOS EN EL LODO. Autos y camionetas fueron tumbados por la fuerza del alud, que los dejó sepultados en el barro y abollados por las piedras. dyn
25 Enero 2014
Primero fue la tormenta. Luego, un intenso temblor sacudió a El Rodeo, seguido por la rápida crecida del río Ambato. Lo que vino después fue la tragedia. Hasta anoche se contabilizaban cinco muertos y al menos 11 desaparecidos en distintas localidades catamarqueñas.

El Comité de Emergencias de esa provincia precisó que las víctimas fatales en El Rodeo son dos niñas de cinco y siete años que acampaban a la vera del río junto a su familia, además de un adolescente de 17 años y un joven de 25. A ese número se suma una mujer mayor de edad, identificada como Gladys Sandón, que falleció afectada por un rayo en la localidad de Fiambalá, en el departamento Tinogasta, informaron fuentes policiales. En ese caso, el fenómeno también hirió a cinco de sus 11 hijos, que debieron ser internados.

El temporal comenzó el jueves alrededor de las 22. Eugenia Díaz, una tucumana que había llegado el miércoles a El Rodeo, vivió el desastre en carne propia junto a su marido. “Ha sido todo muy de golpe, con mucho ruido”, fue lo primero que dijo la mujer en diálogo telefónico con LA GACETA, minutos antes de emprender la vuelta a Tucumán.

Díaz explicó que su casa de veraneo está ubicada a unos 50 metros del río. “Ahí se sentía como un temblor muy fuerte, de repente se empezaron a caer los platos y los vasos de la alacena. Deducíamos que era una creciente muy grande”, describió la mujer. Ella y su marido salieron de la vivienda con la ayuda de policías, ya que toda la villa quedó tapada por las piedras y el barro que arrastró el río.

“El camping municipal prácticamente no existe, las piletas están tapadas de barro y con autos dados vuelta adentro, hay piedras inmensas por todas partes y casi todos los puentes están rotos”, reflejó Díaz, entre asustada y asombrada. “Vengo hace 20 años a El Rodeo y nadie acá recuerda alguna creciente como esta; fue más un alud que una creciente”, afirmó.

La mujer contó que ayer estaba toda la villa en las calles, colaborando con las búsquedas de desaparecidos y ayudando a las personas afectadas. “Oficialmente son 11 desaparecidos, pero por lo que se comenta acá parece que son muchos más”, alertó Díaz.

Sin precedentes

María Amalia Poliche tiene 64 años y veranea en El Rodeo desde los cuatro. “Me tocó vivir tres fenómenos climatológicos como este, pero el de ayer (por el jueves) fue el peor de todos”, sentenció la mujer.

“El día estaba insoportable, algo atípico para el lugar porque siempre hace entre 10 y 13 grados menos que en otras zonas”, indicó. “Comenzó con una tormenta eléctrica y rayos -agregó Poliche- en la zona de Pomán y Siján”.

Al igual que Díaz, la mujer tiene su casa a pocos metros de las aguas del Ambato. “Estoy a una cuadra del río y cerca de las 22 se sintió el golpe de la creciente. Fue monstruoso”, manifestó.

La veraneante explicó que desde la tarde se observaban nubarrones negros en las montañas, lo que hacía presagiar una fuerte tormenta. Sin embargo, resaltó que nunca imaginaron que ocurriría algo de esas dimensiones.

Luego relató: “cruzando la calle principal viven mi hermano y mis sobrinos; la correntada arrastró sus autos como cartón a lo largo de unos tres kilómetros”.

El jueves a la noche, personal de Defensa Civil había exhortado a abandonar sus casas a todos los habitantes que estaban cerca del río. “Nos fuimos todos a la ruta porque es uno de los lugares más seguros”, contó Poliche. “Había filas de autos y nos quedamos allí hasta las 6”.

En horas de la tarde, la mujer regresó a su casa de la capital catamarqueña con un dejo de temor, tristeza y angustia. “Cuando tenía 16 años (década del 60) y en 1988 ocurrieron otras dos crecientes, pero no se comparan con esta”, finalizó Poliche.

Rastrillajes

Anoche se hacía difícil conciliar el sueño en la villa catamarqueña. La mayoría de las personas continuaba colaborando con los rastrillajes. “El panorama es tremendo. Estamos tratando de quitar las rocas que llegaron al centro de El Rodeo para seguir buscando sobrevivientes”, había afirmado en horas de la tarde el ministro de Gobierno Gustavo Saadi.

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