Las plazas se reparten la armonía y el descuido

Las plazas se reparten la armonía y el descuido

Un recorrido por los espacios verdes de la “Perla del Sur” muestra grandes contrastes: mientras que en algunos paseos sobran las sonrisas, en otros dan ganas de llorar por el estado de abandono que presentan.

EL ORGULLO DEL SUR. La plaza Haimes tiene juegos nuevos, pista de salud, clases de gimnasia y espectáculos. LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL EL ORGULLO DEL SUR. La plaza Haimes tiene juegos nuevos, pista de salud, clases de gimnasia y espectáculos. LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL
08 Enero 2014
Son postales disímiles. En unas hay jardines prolijos y casi obsesivamente poblados de plantas y flores que le dan un colorido único al espacio. Hay juegos; tantos que los chicos se sienten en un parque de diversiones. Y los adultos tienen una pista de salud con aparatos que parecen recién mudados del gimnasio. En otras plazas, lo que se ve es deprimente: están sucias, con poco césped o con tantos yuyos que ya se asemejan más a un terreno baldío. Hay hamacas destruidas, esqueletos de toboganes y pasamanos. En ellas no pasea nadie; todo es silencio. Muy distinto al bullicio y las caras felices que aparecen en los primeros paseos públicos.

El contraste en las plazas de Concepción es tan grande que se percibe hasta en el aire, en el humor de quienes las recorren o viven cerca. Lo saben las autoridades. Y aseguran que estos paseos públicos irán mejorando de a poco, dentro del marco del Plan Municipal de mejoramiento de espacios verdes.

La “Perla del Sur” tiene 10 plazas y 15 plazoletas. No hay barrio que no tenga su lugar de esparcimiento. La plaza Mitre, la principal de Concepción, está siempre impecable. Pero es un área de paso. Si los concepcionenses pretenden buscar un respiro, llevar los chicos a los juegos y sumarse a la movida de hacer gimnasia al aire libre, la mejor -y casi única- opción es la plaza Haimes. Ubicada frente al estadio del Concepción Fútbol Club, el espacio público es uno de los que más ha crecido en los últimos años. Tiene cámaras de seguridad, vigilancia permanente de la policía y un placero. Hay mantenimiento constante, está desbordada de flores, tiene wi fi y muchas actividades, como talleres de aerobic y de arte. El gran movimiento ha generado la apertura de diversos comercios alrededor: pizzerías, heladerías y otros bares.

“Es una plaza con espacio para todos”, destaca Mariela Rodríguez. Esta madre joven, ama de casa, lleva todos los días a su hijo Santino, de tres años, para que se deslice por los modernos toboganes de diferentes niveles, tubos, torres y rampas, con puentes pasadizos y toboganes. Los chicos también pueden divertirse con un TA-TE- TI y paneles con juegos didácticos. Incluso, hay varios entretenimientos para niños con capacidades especiales.

Patricio Paradi, de 17 años, acaba de llegar de Puerto Madryn para visitar a sus familiares en Concepción y está asombrado: “nunca vi algo así: tantos aparatos para hacer gimnasia”. “Si venís después de las 19, tenés que hacer cola para ocupar los aparatos”, dice Carolina Sánchez. Tiene 23 años. Va casi a diario a la plaza. Ella vive en el barrio Independencia, a más de 10 cuadras de allí. “Pero la plaza de mi zona nada que ver. Ni siquiera tiene iluminación y es un peligro usarla de noche”, expresa la joven estudiante universitaria.

Los vecinos de la Plaza Independencia, ubicada entre las calles Matienzo, Independencia, Uruguay e Islas Malvinas, añoran los tiempos en los que presumían porque tenían, según ellos, el mejor espacio verde de la ciudad. “Hace 20 años esto era un festival de flores, un lugar en el que daba placer sentarse. Mire cómo quedó”, se quejan Estela Duni, de 73 años, y Aurora Espinosa, de 53. Hay basura, bancos rotos y monumentos atacados. También hay fallas de mantenimiento: pasto crecido, juegos destruidos y luminarias rotas.

La plaza de La Tradición, ubicada en el barrio El Clavillo, ocupa sin dudas el triste primer lugar en el ranking del deterioro. Este espacio verde, que fue inaugurado en 2003 después de un arduo trabajo creativo, hoy se ha convertido en un verdadero terreno baldío, con matorrales que superan el metro de altura. Ya no quedan bancos en los cuales sentarse, los toboganes están rotos, desapareció el rosedal y la fuente quedó inservible. El peor daño se lo llevaron los monumentos creados a partir del reciclaje de materiales de ingenios: los vándalos se robaron figuras de caballos, de instrumentos músicales y de otros objetos.

“Cuando la inauguraron nos entusiasmamos mucho. Pasamos años sin tener una plaza. Era al fin nuestro espacio. Pero duró poco. Nunca tuvo un mantenimiento adecuado y sufrió demasiado el vandalismo”, se lamentó Mirta García de Carelli, de 61 años. Vive justo en frente a la plaza, muy cerca de uno de los barrios más residenciales de Concepción.

Otro espacio totalmente abandonado es la plazoleta de la Policía Federal, ubicado en uno de los ingresos a Concepción. Los vecinos cuentan que cuando comenzaron las obras para mejorar el acceso a la ciudad, la plazoleta se arruinó. “La empresa que hace los trabajos tira todos los escombros aquí. También rompieron el anfiteatro”, explica Eugenia Rosa Argona, de 60 años. En sus manos sostiene una foto de otros tiempos. En la imagen sus nietas aparecen felices, subidas a las hamacas que ahora se transformaron en hierros retorcidos.

La plazoleta está sucia. En algunos sectores las plantas crecieron más de la cuenta y en otros directamente el césped desapareció. El frente se convirtió en un estacionamiento de autos y el fondo en un basural, describe Esteban Vanaker, de 41 años. El es uno de los vecinos que muchas veces se ofrece para cortar el pasto del lugar. “Si no lo hacemos, nos llevan puestos los bichos. Esto es un peligro. Además, no hay iluminación”, se queja, apoyado en un mástil garabateado con aerosoles.

Volver a jugar

Sonia Pereyra, Patricia Ávila y su hija Martina, de seis años, conversan bajo la sombra de un enorme árbol. Esta vez, no lo hacen sentadas en el piso. Están estrenando una de las modernas mesas de la plaza San Martín. Si hubieran llevado sus fichas podrían estar jugando a las Damas. “Vamos a traerlas”, propone, animada, Patricia. “Esta plaza quedó hermosa; ahora sí vale la pena venir”, exclamó la vecina.

La plaza, ubicada en San Martín al 1.400, tiene juegos nuevos, aparatos para hacer gimnasia (“me encantó la bicicleta fija”, exclama Sonia) y una pista para andar en rollers o en skate.

Otro espacio público que sonríe es la plazoleta Belgrano, en el corazón del barrio que lleva su mismo nombre. A algunos vecinos, como Verónica Sarria, les molesta que hayan tirado abajo varios árboles para remodelar el paseo. Pero en su mayoría, los residentes de la zona agradecen que ahora sea un espacio iluminado, con juegos y bancos para sentarse. “Ahora sí mi hija tiene dónde jugar”, resalta Mónica Rivas Jordán.

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