De Flores hasta el Vaticano

De Flores hasta el Vaticano

Recorrido por la vida de Francisco antes y después de la elección

HORA DE CAMBIOS. Francisco inculca la necesidad de que la Iglesia privilegie la atención de los necesitados. reuters HORA DE CAMBIOS. Francisco inculca la necesidad de que la Iglesia privilegie la atención de los necesitados. reuters
29 Diciembre 2013

BIOGRAFÍA

RECEN POR ÉL

POR MARCELO LARRAQUY

(Sudamericana -  Buenos Aires) 

Pocas personalidades han suscitado tantas biografías como el papa Francisco. Se calculan en más de 200, sumando las mayoritarias ediciones en español e italiano y las escritas en otros idiomas. Norma del género, los textos biográficos abordan aspectos objetivos de una vida y difieren, generalmente, en la interpretación de acciones o por el mayor desarrollo que cada biógrafo hace de determinados hechos.

Este libro de Marcelo Larraquy, historiador y periodista, autor de varios ensayos políticos, se desarrolla en tres partes. En rigor, son dos, porque la primera y la segunda incursionan en la trayectoria “local” de Jorge Bergoglio, mientras que la última se ocupa de la muy distinta etapa ecuménica, que arranca en la noche del 13 de marzo de 2013, cuando la fumata blanca de los altos del Vaticano indicó que había sido elegido como el nuevo pontífice.

Tras describir asuntos familiares, etapas de formación, gustos deportivos, afición por el cine y la más diversa literatura, Larraquy va escalando en la férrea vocación sacerdotal de Bergoglio y su preferencia por la orden jesuita, hasta llegar al máximo nivel jerárquico en la iglesia argentina. Se centra allí haciendo hincapié, primero, en un preocupante conjunto de temas que encara el cardenal en sus homilías, haciendo oír su enfática condena a la droga, la prostitución, la trata, el casamiento igualitario, el trabajo esclavo y el juego, y después, en la confrontación directa con el gobierno de Néstor Kirchner.

Esta desavenencia se prolongó aun hasta los primeros días posteriores a su proclamación en Roma, a través de los ataques de adictos incondicionales al gobierno, que cuestionaron su gestión durante la dictadura, como “colaborador” de aquélla. De modo sorprendente (o no tanto), tal postura luego dio un giro total: se afirmó, con tanta celeridad como lo anterior, que Bergoglio había ayudado y defendido a perseguidos por los militares.

Por último, ya en la etapa papal, Bergoglio tomó decisiones significativas: impuso reformas en el manejo del Banco Vaticano (IOR); instaló una comisión de ocho cardenales de diversos continentes, e inculcó la necesidad de que la Iglesia privilegie la atención de los pobres. Su estilo personal -austero y singularmente carismático- hizo el resto. En nueve meses, esos intensos aires de cambio que trajo consigo desde “el fin del mundo” lo convirtieron en la más notable e influyente figura internacional.

© LA GACETA

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Willy G. Bouillon

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