El señor de las tarariras

El señor de las tarariras

Diego Aprigliano, especialista en la pesca de esta especie, le contó secretos a LG Deportiva. Consejos sobre cómo capturar estas bestias que ofrecen pura emoción

CAPTURA. Aprigliano es un especialista en la pesca de tarariras. CAPTURA. Aprigliano es un especialista en la pesca de tarariras.
22 Noviembre 2013

Su historia es similar a la de cualquier pescador. Recuerda con claridad que su padre, al que no le gusta la actividad, lo llevaba a cazar, pero él prefería quedarse en cualquier charco con su mojarrero. Su pasión por el deporte fue creciendo y pasó a probar suerte en el Río de La Plata o en cualquier otro lugar cercano a su casa. "Todo cambió cuando mi papá me regaló un equipo de spinning con dos señuelos que aún conservo. Estuvieron mucho tiempo en la caja porque no había muchos que supieran sus secretos. Fue suficiente que concretara la primera captura para que sintiera algo revelador y no paré más", explica Diego Aprigliano, especialista en la pesca de tarariras.

- ¿Cómo te enganchaste con las taruchas?

- Creo que fue una cosa natural. Obviamente, por los lugares que frecuentaba, era la especie más tentadora (sino la única) para pescar con señuelo. Hay otro detalle: no había tantos artificiales y en el Río de la Plata a nadie se le ocurría todavía tirar un señuelo para tentar a los dorados que tampoco abundaban. Así que la especie ideal para el spinning era la tararira.

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- ¿Qué tiene de especial?

- Me parece que lo más admirable es lo impredecibles que son. Mirá que llevo años pescándolas y no dejo de asombrarme cuan difícil es tentarlas en algunas ocasiones. Si bien a veces uno captura muchas y de forma fácil, tal vez al día siguiente repetimos la pesca en iguales condiciones y no conseguimos clavar ni una. Sin duda su comportamiento tiene algo de caprichoso. Eso y la violencia de los piques, normalmente a la vista, son sin duda las dos cosas que más me atraen pescarlas.

Diego sabe perfectamente que la pesca de "taruchas" tuvo un fuerte desarrollo en todo el país. También cree tener la razón de esta moda. "Se divulgó hacia el interior del país porque se ha producido un vacío en los pesqueros tradicionales de la provincia de Buenos Aires", comenta en la charla que mantuvo en LG Deportiva.

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- ¿Por qué se produjo este fenómeno?

- Hace unos años los pescadores de capital y del Gran Buenos Aires no salían de la provincia para pescarlas. Actualmente la presencia de tarariras en las lagunas bonaerenses han sido diezmadas por diversos motivos. A los deportistas no les quedó otra que buscar nuevos lugares en el sur de Entre Ríos para encontrarlas. Creo que este fenómeno es lo que hizo que se revalorice la tararira como pez deportivo.

- ¿Y cómo se propagó al resto del país?

- Este boom se dio en todo el Litoral. Antes no se le prestaba demasiada atención y su presencia se veía opacada por el dorado y el surubí. Al descubrirla, muchos se volcaron a su pesca y de ahí se extendió al resto del país.

- ¿Cuál es la técnica más exitosa para pescarlas: carnada, baitcasting, spinning o fly cast?

- Creo que es sólo una cuestión de gustos que modalidad a elegir. Cualquiera de las técnicas que nombrás, en presencia de tarariras, seguramente será exitosa. Ahora, si puedo elegir, jamás las pescaría con cebos. Me parece un desperdicio perderse la adrenalina del pique a la vista con un artificial. Siento que la tararira es un pez que fue creado para ser pescado con señuelos. No son tantas las especies que los toman con tanta voracidad y violencia como la tararira. Me arriesgo a decir que, por su carácter de depredador territorial, los artificiales son muchos más efectivos que la carnada, sin contar que brindan una mayor diversión.

- ¿Qué equipos recomendás usar?

- En casos promedio, con peces de entre 1 y 2 kilos de peso uso equipos de baitcast de 12 a 17 libras de resistencia. En casos extremos de tarariras muy grandes o de vegetación de muy densa superficie se puede llegar hasta un equipo de 20 libras. Pero si encontramos un reducto con taruchas pequeñas (menos de un kilo) lo mejor es recurrir a un equipo de spinning ultra light que potencializará la diversión.

Aprigliano es un especialista en la pesca de esta especie. Uno de los hombres que transmite sus conocimientos en las reuniones que habitualmente realiza la Asociación Argentina de Pesca con Señuelos (AAPS). "Opino que es fundamental conocer básicamente algunos aspectos de su comportamiento", aclara rápidamente.

- ¿Qué hay que tener en cuenta?

- Es un pez depredador y territorial. No obstante, las tarariras no siempre se mueven a sus anchas. Hay escenarios donde claramente son los depredadores superiores del ecosistema y otras situaciones donde conviven con dorados y palometas que las atacan y que limitan de alguna manera sus movimientos, quitándoles ese privilegio de dominar el ambiente. Hablo de las dos situaciones típicas del 90% de los pesqueros de Argentina, aunque puede haber otras. De ello depende entonces que las encontremos "desparramadas y selectivas" o "acorraladas y desesperadas". En el primer caso es posible que no tomen cualquier señuelo, aunque se lo pasemos por delante de la nariz. Porque tiene comida de sobra y entonces seleccionan mucho más y eligen qué atacar. Y en el segundo caso atacan de manera más franca, pero es más difícil capturarlas por la vegetación. Eso es lo divertido, nunca es fácil pescar tarariras.

- ¿Cómo se hace para pescarlas en estas condiciones?

- En el caso de una laguna donde la tararira domina por sobre las otras especies, es posible que nos resulte más complejo dar con el señuelo correcto. Probablemente haya que tentarlas con diversos tipos de artificiales hasta dar con la preferencia de las tarariras, ver en qué profundidad están comiendo y si atacan señuelos ruidosos o silenciosos.

- ¿Y en el otro caso?

- En un arroyo, por ejemplo, donde conviven con dorados y palometas que las acorralan, las tarariras suelen refugiarse contra las orillas, desbordes y "playadas". Es solo cuestión de tentarlas, ya que al estar limitadas en su movimiento, atacan cualquier cosa que se mueva. En este caso la problemática se reduce a eludir la vegetación usando algún señuelo antienganche, por ejemplo, o buscar un artificial que las despierte por movimiento o sonido.

- ¿Por qué estás dispuesto a transmitir tus conocimientos?

- El fin principal de la AAPS es difundir la pesca con señuelos en todo nuestro país. Sabemos que en Argentina la pesca es un deporte recreativo muy popular, pero esta modalidad no está demasiado difundida aún. Considero que es un pequeño salto evolutivo respecto a la tradicional. No somos fundamentalistas ni elitistas, pero sí creemos que debemos ir un paso adelante. Me sumo a la movida porque comparto el deseo de difusión para que cada vez más gente comprenda que hay otras maneras de pescar diferentes, más activas y más amigables con el medio ambiente y las especies.

Para conocerlas mejor

Científicamente fueron bautizadas como Hoplias Malabaricus, pero se las conoce como tarariras, aunque también de acuerdo a las distintas zonas donde habita, se las llama "dientudo", mientras en Santiago del Estero son conocidas como "zoco". Es una de las especies de agua dulce de mayor combatividad, cualidad a la que agrega astucia, voracidad y acrobacia. Se las puede pescar desde Venezuela hasta en las lagunas de la Pampa.

No tiene enemigos naturales en aguas estancandas por lo que su proliferación es bastante sencilla, mientras que en cursos abiertos tiene como principales predadores al dorado y la palometa. Su alimentación básica, en la mayoría de los casos son las mojarras, ranitas, pejerreyes, sábalos de menor tamaño y en general cualquier alevino de diferentes especies que se le acerque.

De hábitos sedentarios, este pez es uno de los más deportivos y anhelados por los aficionados en diferentes países. Su contextura física, de cuerpo casi cilíndrico, le permite desarrollar una inusitada velocidad de ataque sobre su presa o los artificiales con los que se las tienta.

Su dentadura prominente, enmarcada en una boca grande y robusta, le garantiza un dominio soberano sobre toda el área de su territorio.

No obstante su aparente ferocidad, la tararira ejerce este dominio, fundamentalmente, para proteger a sus crías. Ello le ha ganado el mote de madre ejemplar entre todos sus congéneres.

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