"Rusia quiere dar un escarmiento a Greenpeace"

"Rusia quiere dar un escarmiento a Greenpeace"

Daniel Rizzotti es capitán del barco Arctic Sunrise -que está detenido junto a su tripulación en Rusia- y deberá viajar para hacerse cargo de la nave cuando sea liberada en los próximos días. Una historia que tiene en vilo a todo el país

EN EL BUQUE INSIGNIA. Daniel Rizzotti en la cabina del rompehielos Arctic Sunrise, hoy detenido en Rusia. REUTERS EN EL BUQUE INSIGNIA. Daniel Rizzotti en la cabina del rompehielos Arctic Sunrise, hoy detenido en Rusia. REUTERS
Hace 18 años que comanda los buques insignia de Greenpeace. Durante ese tiempo, fue condenado a seis meses de prisión en España; integró una misión científica a Alaska en la que se usaron submarinos robóticos similares a los que ayudaron a descubrir el Titanic; y es uno de los pocos mortales que tuvo el privilegio de almorzar con el Dalai Lama. Sin embargo el tucumano Daniel Rizzotti va por más. De hecho, está a punto de iniciar una de las actividades más difíciles de su carrera: hacerse cargo del buque Arctic Sunrise, el mismo que permanece detenido en Rusia, acusado de piratería junto a toda su tripulación. "Estoy siguiendo desde aquí la situación, a la espera de que el buque sea liberado. En cuanto eso suceda, tendré que viajar a Rusia para hacerme cargo de él. Eso podría suceder mañana, dentro de una semana o a fin de año", cuenta. 

De mediana estatura, piel aceitunada y ojos grises, Rizzotti tiene, a los 46 años, la experiencia que a otros les lleva toda una vida acumular. "Amo lo que hago. Por eso esta vida poco convencional no ha podido aún doblegarme", señala este marino educado en el colegio JIM.

De paso por la provincia, adonde vino para una fugaz visita familiar, Rizzotti compartió con LA GACETA algunas de sus anécdotas más insólitas y expresó su preocupación por la situación que atraviesan sus compañeros detenidos, entre ellos, la argentina Camila Speziale, de 21 años. "El barco fue abordado en aguas internacionales. Rusia sólo puede intervenir si alguien intenta violar sus actividades económicas vinculadas a la explotación. Pero de ninguna manera puede abordar a una nave en forma violenta y, mucho menos, detener a la tripulación", dice. Y agrega: "esa es la razón por la que el gobierno holandés demandó a Rusia ante el Tribunal Internacional del Derecho del Mar. El conflicto ya es diplomático porque el Arctic Sunrise es una nave soberana que lleva la bandera de Holanda".

Pasión por el mar
Descendiente de italianos y de libaneses, Rizzotti dejó la provincia a los 18 años, cuando ingresó a la Armada Argentina. Después se pasó a la Marina Mercante y tripuló varios buques comerciales. En 1995, mientras se encontraba en Inglaterra realizando un curso, se topó con la gente de Greenpeace y de inmediato se incorporó al plantel. Durante varios años fue capitán del "Rainbow Warrior", el barco insignia con el que la agrupación ecologista cumple distintas misiones en todo el mundo. "No sólo realizamos campañas para la protección de las especies en vías de extinción o para evitar desastres ecológicos, sino que también cumplimos tareas docentes y de ayuda humanitaria", señala.

Esta vida lo ha llevado a vivir innumerables aventuras. Una vez, cuenta, cuando el barco estaba cumpliendo una misión en Katar (África), dos niños etíopes se subieron al velero como polizontes para escapar de la miseria y de la guerra. "Yo tuve que adoptarlos provisoriamente hasta que conseguimos bajarlos en Egipto y solicitarles una residencia temporal. Hoy, los chicos viven en Canadá con dos familias que los adoptaron", dice.

En el ártico
Hoy Rizzotti es capitán del Arctic Sunrise, que es una nave completamente equipada para navegar en mares helados. "Me especialicé en la conducción de buques rompehielos. Y, con esa nave, realicé ya varias campañas", dice. De hecho pocos saben que Rizzotti fue el encargado de seleccionar a la tripulación que hoy está detenida en Rusia, para realizar un par de acciones en el norte de ese país. La primera etapa de esas acciones fue comandada por Rizzotti y la segunda, que iba a ser la más corta, fue conducida por el otro capitán, que ahora está preso.

¿Qué hacía ahí el Arctic Sunrise? En principio el objetivo era colocar carteles con la leyenda "Save the Arctic" (Salven el Ártico) en una plataforma petrolera de la firma Gazprom. "Se estima que en esa zona se encuentra el 30% de la reserva mundial de gas y petróleo que queda en el planeta. Hay, entonces, un valor estratégico y económico enorme y, por eso, Rusia quiere controlar esa área todo el año. De allí que silenciar a Greenpeace era casi una necesidad", comenta.

El problema es complejo y hay mucha rigidez por parte de las autoridades. "El barco está detenido en el puerto de Murmansk, en la región de Laponia. Y la tripulación está presa en un campo de detención cercano. Primero los chicos fueron acusados de piratería, un delito que se castiga con 15 años de prisión. Pero ahora cambiaron esa figura y los acusaron de vandalismo, que contempla siete años de prisión. Es una situación muy complicada, aunque yo pienso que finalmente serán acusados y condenados, sólo por dar un escarmiento a Greenpeace. La única manera de que ellos se salven de un juicio es que aumente la presión internacional", relata. De hecho, según reveló, el juicio se realizará el 24 de noviembre.

Esta incertidumbre preocupa mucho a Rizzotti, quien tiene una relación muy estrecha con sus compañeros encarcelados. "Yo he pasado por una situación similar, aunque esta es la primera vez que Greenpeace debe enfrentar un conflicto tan grave", dice.

La tarea por venir
Si el barco es liberado en los próximos días, Rizzotti deberá viajar para hacerse cargo de la nave. Aunque, según confesó, tiene temor de lo que vaya a encontrar. "Sabemos que cuando el barco fue abordado por las autoridades rusas, se destruyeron valiosos equipos de comunicación y de navegación. Por eso, mi principal tarea al llegar será poner el barco en condiciones. Además, el hecho de que el barco esté anclado en aguas tan gélidas como las del mar del norte de Siberia, donde las temperaturas llegarán en los próximos días a 40 grados bajo cero, provocará seguramente serios daños a las máquinas y a la estructura de la nave", opina.

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