Los símbolos de la decadencia

Los símbolos de la decadencia

El grave deterioro social, con revelaciones alarmantes sobre pobreza y exclusión, y los graves problemas en las infraestructuras, centraron el debate en el Coloquio de IDEA. Por Hugo E. Grimaldi - Agencia DyN

20 Octubre 2013
"Barranca abajo", el título del drama teatral que escribió el uruguayo Florencio Sánchez a comienzos del siglo XX sobre la decadencia de una familia, describe de modo muy crudo el fondo del debate que pusieron sobre la mesa, en Mar del Plata, los hombres de negocios nucleados en IDEA. Como todos los excesos que surgen cuando las situaciones se van por la pendiente, el temor siempre apunta hacia una precipitación de los hechos que tornen las consecuencias inevitables. De allí, que el temario del encuentro haya puesto en valor una serie de discusiones centrales sobre la degradación que se observa en la Argentina, con el propósito de que se aborden los problemas antes de que sea tarde. Las manifestaciones de violencia o de desidia, de las que el atentado a la casa del gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti, o el nuevo accidente ferroviario de Once son dos elocuentes señales que marcan este lamentable rumbo hacia el tobogán, vienen a convalidar el tono preocupado de la reunión.

Sin entrar en las chicanas de "ganada" o de "perdida", las ponencias empresariales se focalizaron esencialmente en describir situaciones y en tratar de ver cómo hacer -si aún se está a tiempo- para revertir esas graves cuestiones esencialmente sociales e institucionales y hasta impositivas o de infraestructura, las mismas que se devoró de a pedacitos la última década. El desprecio por la división de poderes, la falta de reglas, la presión tributaria desmedida y la inflación fueron marcadas como parte de las causas del problema. La corrupción, el declive social, la violencia y la falta de inclusión de miles de argentinos o las carreteras rotas y los puertos inservibles fueron catalogadas como consecuencias del mismo problema: la cristalización del abandono. Del debate surgió que todos estos temas, que fueron los ejes bajo el que se desarrolló el Coloquio, tienen como denominador común la pasión por el cortoplacismo del gobierno, inevitable correlato de un modelo que en lo político se sintió hegemónico y que fue capaz de imponer una agenda durante diez años a través de su relato, aunque como fundamento de la falta de previsión se comió la infraestructura que impacta sobre la productividad e igualó al grueso de la sociedad hacia abajo.

En este punto tan crítico, se habló de pobreza, de deserción escolar, de adicción a las drogas, de jóvenes que no trabajan ni estudian y de su inserción laboral, a partir de estadísticas que, aunque conocidas, impactaron desde la crudeza porque son la cara social y quizás más crítica del desbarrancamiento del modelo.

Según la Universidad Católica Argentina, existen diez millones de pobres y dos millones de indigentes, en tanto 1,2 millones de hogares están constituidos en viviendas precarias, de las cuales 600.000 se ubican en asentamientos, mientras que 3,5 millones de personas no tienen acceso a la red cloacal, entre otras carencias. El mapa del drama social se completa con datos muy duros: casi 50% de los trabajadores (8,2 millones) no tiene acceso al sistema de seguridad social y 2,9 millones de jóvenes están en riesgo de exclusión y son los más expuestos a la pobreza, ya que la tercera parte no trabaja ni estudia o bien tiene el secundario incompleto y esta situación no sólo genera mayor desigualdad, sino mayor debilidad institucional, ya que 15,6 millones de ciudadanos (43,7%) están "disconformes" con la democracia. El experto Daniel Arroyo aportó que los casi 900.000 jóvenes que no trabajan ni estudian no pueden sostener el ritmo de un trabajo formal y explicó una de la aristas más dolorosas de toda la situación, la que conecta la situación de vulnerabilidad con la droga. El ex viceministro de Acción Social detalló que, en general, víctimas del hacinamiento habitacional, los jóvenes que viven en condiciones precarias van a buscar aire o luz a la esquina de su casa, donde se reúnen con sus pares. Allí, tal como antaño valían las habilidades con la pelota de fútbol, hoy se saca patente de pertenencia con el consumo de drogas, generalmente paco.

El ingreso al mundo de las adicciones les genera problemas de salud primero y luego la necesidad de conseguir dinero, por lo cual se endeudan y eso los lleva a delinquir, convirtiéndose en vendedores o en miembros de una barra brava o en milicias para cualquier trabajo relacionado con la política o aún integrando bandas. Quien logra un trabajo informal se da cuenta rápidamente que sus amigos ganan más de la otra forma. Así saltar de la falta de vivienda a la delincuencia, pasando por la droga y el endeudamiento es una matriz que se repite barrio a barrio por todo el país y es el fundamento de un círculo vicioso que lleva a que muchas zonas hoy estén copadas por el narcotráfico. Aterroriza saber que el proceso de captación se concreta en apenas seis meses.

"No se trata ya del dilema entre regalar pescado o enseñar a pescar. En la Argentina, se necesita dar pescado, enseñar a pescar y garantizar que haya peces en la laguna", explicó como una solución integral a partir de "crear una segunda generación de planes sociales". En este aspecto, en el Coloquio se consideró el rol del sector privado como "esencial para articular esfuerzos con el sector público" y así lo reclamó el titular de la Comisión de Justicia y Paz, Gabriel Castelli: "si no compartimos más de lo que tenemos con los que menos tienen, no podremos mejorar la situación", dijo. ¿Qué hacen estas cuestiones tan sensibles en boca de personas o de compañías que se supone que sólo piensan en el lucro? Desde un costado crítico se diría que es una manera de calmar conciencias o que el interés está dado en la necesidad de mejorar la competitividad para optimizar negocios o para ganar nuevos consumidores. Y que después de tanto callar, se podrían estar aprovechando ahora de la debilidad del Gobierno para fustigarlo.

Más allá de todas las explicaciones, el temario se trabajó durante todo un año, mucho antes del hecho electoral, yen el espíritu de las discusiones de este año primaron los valores y se transmitió un gran componente solidario y de preocupación por todos los deterioros que se han venido acumulando y que se acentúan cada vez más. Desde el lado de la logística, ya que la descripción que hizo de la actividad cada uno de los sectores muestran claros signos de agotamiento casi terminal en muchos rubros durante el desplome de los últimos años, que si no se acondicionan o se expresa la voluntad de empezar de nuevo, estarán comprometiendo el futuro. Tal como que habría que rediseñar el sistema, ya que hay una clara desproporción a favor del camión, ampliamente favorecido con subsidios frente al ferrocarril, habría que reponer casi toda la red vial, para lo que se necesitarían según el titular de la Asociación Argentina de Carreteras, Miguel Salvia, "120.000 millones de dólares".

En cuanto al tren, el experto Jorge Kohon señaló que, fruto de estas desproporciones frente al camión y al abandono de los ramales, "el problema central del sistema ferroviario es que no tiene tráfico, ya que por cada kilómetro de vía pasa menos de un tren cargado por día". Es decir, la Argentina dispondrá de granos o productos elaborados o de petróleo si funciona Vaca Muerta y no tendrá caminos ni vías férreas para transportarlos a los puertos, ni estaciones marítimas o fluviales que alberguen a los barcos de última generación.

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