Hilario, el protector del pasado diaguita de Guasayán

Hilario, el protector del pasado diaguita de Guasayán

Nacido, criado y dispuesto a morir en la villa de las sierras de Guasayán, Hilario del Carmen Ledesma custodia los pocos vestigios que quedan de la cultura aborigen. A los 63 años es un autodidacta de la historia diaguita. No le agradan los depredadores

IMPECABLE. El interior de la capilla posee el altar y el mobiliario original. LA GACETA / FOTOS DE ALVARO MEDINA IMPECABLE. El interior de la capilla posee el altar y el mobiliario original. LA GACETA / FOTOS DE ALVARO MEDINA
Hilario anda por todas partes. Nada lo detiene. Ni el abrasador sol de la siesta ni el polvoriento viento del día. Tampoco se le escapa algún detalle y menos, la presencia de un forastero en la zona. Siempre en alerta. Custodia cada grano de arena del lugar y cada vestigio de la cultura diaguita huasayán que, a duras penas, logra evitar que la depreden o la roben.

Nació, se crió y -según pregona- morirá en la Villa Guasayán. El lugar se ubica a 32 km de San Pedro Guasayán-Santa Rosa, el municipio cabecera del departamento San Pedro, en el sureste de Santiago del Estero. Esta ciudad presenta la característica de estar enclavado entre tres fronteras, ya que las vías del Ferrocarril Belgrano Cargas la separan. de Catamarca hacia el Oeste, y al Norte a pocos metros se encuentra Tucumán.

Escenario de luchas

"La sierra de Guasayán, que abarca los departamentos santiagueños de San Pedro y Choya, cobra relevancia histórica desde el momento que fue escenario de numerosas acciones humanas. El cordón serrano tiene una extensión de 76 kilómetros y se sitúa al oeste de Santiago del Estero. Su ancho es de 4 y 6 kilómetros, y la altura máxima ronda los 700 metros sobre el nivel del mar. Originariamente fue poblada por grupos aborígenes parientes de los diaguitas y fue escenario de las encarnizadas luchas entre conquistadores y nativos", describió Hilario del Carmen Ledesma, de 63 años.

Nuestro interlocutor se explayó, haciendo alarde de su formación empírica. "De acuerdo a referencias históricas, por aquí pasó, a comienzos de 1544, la expedición del adelantado español Diego de Rojas. Venía del Alto Perú en busca de la legendaria ciudad de los Césares. Pero, en un enfrentamiento con los indígenas que ocurrió en la quebrada de Maquijata -se cree que fueron los lules-, el capitán Rojas recibió un flechazo en la pierna, aunque no le dio mucha importancia".

"Sin embargo -añadió-, la flecha poseía un poderoso veneno. Y por ello esa herida acabó con la vida del conquistador, en Soconcho -podría ser- luego de padecer durante varios días una dolorosa agonía. Don Diego de Rojas fue enterrado en la zona vecina a la actual Maquijata", señaló.

En la inmensa llanura santiagueña, las sierras de Guasayán se destacan entre las pocas elevaciones del terreno. Al acercarnos a ellas, llama la atención la exuberante vegetación.

Verde intenso

El color verde es intenso y la realza de los llanos circundantes, dónde agobia el calor y predomina la sequía.

Quizás la razón principal del clima serrano sea la abundancia de agua, que surge de manantiales y forma pequeños arroyos en las profundas quebradas. Además este microclima se ve beneficiado por los vientos húmedos provenientes del este, que son interceptados gracias a la altura de la Sierra (700 metros).

Refugio del hombre

Hilario insiste en que la bondad de la zona, que se levanta como un vergel en el desierto, la convirtió en refugio del hombre desde tiempos prehistóricos. "Numerosas etnias dejaron sus testimonios culturales a través de petroglifos. Por aquí pasaron los primeros conquistadores españoles provenientes del Alto Perú", relató.

Al observar las laderas de las sierras nos percatamos de que poseen distinta inclinación. Las que miran al este son más abruptas, mientras que las del oeste se confunden en un suave declive hacia los llanos catamarqueños. Para el lado de Choya hay densos bosques que cubren los faldeos. Llama la atención la abundancia de claveles del aires y cactus de numerosas especies, que se sostienen sobre los troncos y ramas de grandes árboles.

Vestigios

En el sector de la villa, a sólo 400 metros de la casa de Hilario, hay vestigios de la cultura diaguita calchaquí. Pueden observarse morteros, cimientos y paredes o pircas de antiguas viviendas aborígenes y también la presencia de una paridera. "Se trata de una especie de piedra cóncava tallada para que pueda caber una mujer en plena tarea de parto", describió Ledesma. "Pero -acotó - por Las Canteras, a 500 metros de aquí, hay que ascender otros 500 metros por el costado de la capilla para ver más restos de la cultura aborigen. Los diaguitas huasayanes -en cacán significa seres humanos- predominaban en esta zona. También anduvieron por acá los jesuitas".

Rico arte rupestre

El protector del patrimonio indígena de la sierra de Guasayán, además de quejarse de la depredación y el robo que muchos turistas realizan en las reservas aborígenes, aclaró que estas sierras junto con las de Sumampa y Ambargasta, poseen los sitios arqueológicos de mayor importancia de la provincia santiagueña y destacó la riqueza de motivos de arte rupestre que quedan. "Además acá se han localizado yacimientos de cerámicas, cementerios y expresiones de arte rupestre, de piedra grabada. Conozco paredones con grabados y pinturas en las quebradas de las Marcas, de la Casa del Tigre y vecindades de la Puerta Chiquita", dijo con firmeza y convicción.

ANTECEDENTES.- El departamento Guasayán fue una región indígena según referencias históricas. Además de Diego de Rojas hubo otra expedición por esta región: la de Diego de Almagro. En 1542 los diaguitas huasayanes trabajaban la tierra y utilizaban el agua de las vertientes del cerro. Eran muy hábiles para construir armas, y fabricaban el veneno letal que untaban en la punta de las flechas. Incluso se encontraron vasijas con momias en posición fetal dentro de ellas.

CAPILLA JESUITA.- La capilla jesuítica de Villa Guasayán es una de las más antiguas de Santiago del Estero. Se construyó en piedra, un año después de que Francisco de Aguirre fundara la capital santiagueña en 1553. El 15 de agosto de cada año se celebran las fiestas patronales en honor a Nuestra Señora del Tránsito. La capilla de la villa lleva el nombre de esa virgen. El cura párroco Ramón Ledesma oficia las misas y Dora Ledesma es la encargada de la capilla.

VEGETACIÓN.- En los lugares donde se encuentran vestigios de la cultura calchaquí abundan las especies arbóreas como mistol, palo blanco, quenti, quimil, algarrobo blanco, ucle, falsa higuera, cactus y tunas.

ESCUELAS.- En 1868 ya existían dos escuelas en Villa Guasayán. Una para varones, a cargo de don Vicente Garay, y otra, para mujeres, dirigida por la señora Montenegro. Era Preceptor de Guasayán don Juan Antonio Gómez. En Guampacha -nombre de un cacique indio- había otra a cargo de don Ramón Ledesma.

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