Vinicius cumple 100 años

Vinicius cumple 100 años

El 19 de octubre, Vinicius de Moraes (1913-1980) cumpliría 100 años. ¿No es increíble? Porque si alguien estuvo vivo, apasionadamente vivo, fue él. Tanto que su vida fue leyenda. Una leyenda que sirvió para opacar su veta más honda: su íntegra, completa, decidida, devota, fervorosa entrega de fondo a la poesía.

13 Octubre 2013

Por Rodolfo Alonso - Para LA GACETA - Buenos Aires

Como Rimbaud, su guía, su gurú, su maestro, Vinicius quiso "cambiar la vida". Y lo logró, no sólo con la propia, sino con las resonancias que tuvo en muchos otros. Patriarca de la noche bohemia, sereno en el exceso, convicto del alcohol y de la música, de la poesía y del amor, su asunción de una figura nueva (brasileñísima) de hombre público, lo llevó a enfervorizar primero a su país, luego a América toda y finalmente al mundo.

¿Quién iba a sospecharlo cuando se inició como el alumno más fiel de los jesuitas, ceñido por límites, culpas y sueños metafísicos? ¿Quién podía imaginarlo cuando muy joven alcanzó el ansiado rol de diplomático, y ejercido en las más bellas ciudades? Pero en él bullían los mil rostros complejos de Brasil. Y el primer cambio fue ya revelador: dejó Itamaraty para recluirse en la ciudad más espiritual de su país: Bahía, "la Roma negra" de Jorge Amado.

Luego su vida se hace torbellino (un torbellino envidiable), y poemas y libros se unen con la música y los ritmos de la bossa nova, contagioso movimiento musical que, como ocurre en Brasil, fue tan local como universal. Se dijo que dejaba la poesía por el espectáculo. Y no fue así: Vinicius se mantuvo siempre leal a la poesía, y esas canciones y esa música eran la mismísima, la mejor poesía. Juntó la secular tradición de los trovadores, que cantaban sus poemas, con el rico manantial de la música popular.

Vinicius logró devolver a la poesía, que nunca estuvo encerrada en los libros, el fuego y el calor de la música hecha voz: la poesía misma.

© LA GACETA Rodolfo Alonso - Poeta, traductor y ensayista.

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POEMA DE NAVIDAD *

Por Vinicius de Moraes


Para eso fuimos hechos

Para recordar y ser recordados

Para llorar y hacer llorar

Para enterrar a nuestros muertos

Por eso tenemos brazos largos para los 

adioses

Manos para tomar lo que fue dado

Dedos para cavar la tierra.


Así será nuestra vida:

Una tarde siempre por olvidar

Una estrella apagándose en la sombra

Un camino entre dos sepulcros -

Por eso necesitamos velar

Hablar bajo, pisar suave, ver

A la noche dormir en silencio.


No hay mucho que decir:

Una canción sobre una cuna

Un verso, tal vez, de amor

Una oración por quien se va

Pero que esa hora no olvide

Y por ella nuestros corazones

Se dejen, graves y simples.


Pues para eso fuimos hechos

Para confiar en el milagro

Para participar de la poesía

Para ver el rostro de la muerte -

De repente nunca más esperaremos

Hoy la noche es joven; de la muerte, apenas

Nacemos, inmensamente.


*Traducción de Rodolfo Alonso


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