Un alumno secundario representó al NOA a bordo de la Fragata Libertad

Un alumno secundario representó al NOA a bordo de la Fragata Libertad

Ezequiel Rodríguez es uno de los estudiantes invitados a viajar en el buque escuela desde Puerto Belgrano. Cómo es la vida de un marinero.

A BORDO. Cuarenta estudiantes de todo el país participaron del programa El mar nos une, del Ministerio de Defensa y la Armada Argentina. FOTOS GENTILEZA EZEQUIEL RODRIGUEZ A BORDO. Cuarenta estudiantes de todo el país participaron del programa "El mar nos une", del Ministerio de Defensa y la Armada Argentina. FOTOS GENTILEZA EZEQUIEL RODRIGUEZ
03 Octubre 2013
La primera vez que Ezequiel Rodríguez vio el mar fue poco antes de subir a la Fragata Libertad. Este salteño de 17 años es uno de los estudiantes secundarios invitados a viajar en el buque escuela de la Armada Argentina, para realizar un viaje de tres días entre Puerto Belgrano y el puerto de Buenos Aires, entre el viernes 27 de septiembre y el martes 1 de octubre.

Fue una experiencia increíble, contó Ezequiel a LA GACETA, un par de horas después de regresar a su provincia. "El barco es enorme, hermoso. Además, conocí la base de la Fuerza Aérea en Puerto Belgrano, los museos marítimos, aprendí cómo es la vida de un marinero e hice amigos de todo el país. Hasta encontré un salteño que es enfermero en la Fragata", relató.

El viaje comenzó cuando lo llamaron de la dirección del Colegio Juana Manuela Gorriti, de Salta (en el que cursa cuarto año), y del Ministerio de Educación de esa provincia. "Por supuesto que dije que sí, y el viaje se puso en marcha una semana después", contó.

Junto con una docente de la escuela y una representante del Ministerio de Educación, partió a Buenos Aires. En el Edificio Libertad, donde los recibió personal de la Armada y se encontraron con chicos de todas las provincias. Después de un viaje de ocho horas en ómnibus hasta Puerto Belgrano, donde estaba anclada la Fragata Libertad.

"Nos alojamos en la fragata y desde allí hicimos excursiones por la base, recorrimos museos, nos preparamos para la salida al mar y conocimos cómo es la vida de un marinero. Nunca había viajado en barco, ni siquiera conocía el mar", contó Ezequiel.

En el momento de zarpar, la inexperiencia les jugó una mala pasada, y muchos se descompusieron: "Había más viento que de costumbre, nos dijeron los marineros".

Durante el viaje de cuatro días establecieron una rutina que consistía en levantarse a las 7 de la mañana (a esa hora, el personal de la fragata ya estaba en pleno funcionamiento), desayunar y asistir a charlas para aprender normas de supervivencia y cómo hacer en caso de hundimiento. Conocimos todo el barco, que es enorme y tiene sectores diferenciados por rangos y un sector para invitados, además de una cantina y comedor", relató el adolescente.

Ya en pleno Océano Atlántico, los viajeros pudieron avistar ballenas y lobos marinos. Fue una experiencia, dijo, que no olvidará jamás.

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