El último Perón

El último Perón

Nelson Castro reconstruye la etapa final del caudillo.

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29 Septiembre 2013

 INVESTIGACIÓN

LOS SECRETOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS DE PERÓN

NELSON CASTRO 

(Vergara - Buenos Aires) 

Las derivas del Juan Domingo Perón post exilio en Madrid son siempre fruto de investigaciones, conjeturas e interrogantes jamás saldados. Y no lo son porque ese segmento, el que va desde el regreso hasta la muerte del General, condensa una trama que en buena medida cifrará no ya los años inmediatos sino un período extenso en la sinuosa marcha de la República Argentina. No se trata, como pretenden algunos, de dar vía libre al infinito territorio del potencial (lo que pudo haber sido y no fue), pero sí, en todo caso, de reponer las condiciones que impulsaron la consumación de lo que en efecto fue. Es decir, de establecer la orientación general de circunstancias de la que Perón, va de suyo, resultó una pieza primordial. Para bien o para mal, para bien y para mal, o como se prefiera mensurar su gravitación, la gravitación del caudillo por antonomasia.

Oídos sordos
Descontado que al respecto han corrido ríos de tinta, justo es reponer que el tema, el regreso de Perón, su tercera presidencia, su deceso, su sucesión, etcétera, está todavía lejos de rozar siquiera la frontera de la extenuación. Han dejado huellas saberes variopintos, cada cual con sus modos narrativos, con sus hipótesis, con su impronta, y deja su huella el periodista Nelson Castro con su vigoroso y al tiempo polémico Los secretos de los últimos días de Perón. Vigoroso porque sus más de 500 páginas abundan en documentos y testimonios exclusivos, y polémico porque su conjetura, devenida conclusión, no será necesariamente correspondida con la certeza de que después del lunes viene el martes. En concreto, que al aceptar postularse a la presidencia de la Nación y asumir su tercer mandato, Perón desoyó las señales negativas que emanaban de su salud, el consejo de sus médicos y el gesto severo del Padre Tiempo. Y que de tal error germinarían los años más sangrientos, más brumosos y más dolorosos de la historia de la Argentina.

Sin embargo, lo más sustancial del libro no son por cierto las presunciones del autor, tampoco las interpretaciones que hace de sus pesquisas, sino más bien el amplio abanico que abren esas pesquisas. Por ejemplo, la eficacia de las provocaciones del general Lanusse, el motor que representaba para Perón el profundo deseo de volver al país, su desvelo por propiciar el Pacto Social y sus dificultades para arbitrar la tensión entre sectores de cosmovisiones y propósitos abiertamente disímiles, el crecimiento desmesurado de la influencia de López Rega, el papel pasivo y a la vez decisivo que cobraría Isabelita, el desconcierto, las pasiones y los diversos horizontes que desató la certeza de que la vida del caudillo se apagaba de forma inexorable, etcétera, etcétera. Esos climas el doctor Castro los recrea con información acreditada, con agilidad narrativa y con pluma sobria.

Es posible, cómo no, que aludir a los secretos de los últimos días de Perón suene desmedido, pretencioso o pomposo, pero si ponemos en remojo un título que de forma tácita y legítima busca un cierto impacto, encontraremos una contribución valiosa y, por valiosa, digna de ser apreciada.

© LA GACETA
WALTER VARGAS

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