Creativos, solidarios y ambientalistas

Creativos, solidarios y ambientalistas

Los docentes lanzaron la propuesta y los alumnos de Arquitectura tomaron el guante: así nació el "Eco-estar" para estudiantes. Pusieron en práctica lo aprendido, y las agrupaciones políticas dejaron de lado diferencias y trabajaron codo a codo.

EL TRABAJO CONJUNTO. Teniendo como base el concepto de sinergia, triángulo a triángulo los alumnos construyeron el que será su espacio en la FAU. FOTOS GENTILEZA LUCÍA TOPPA
EL TRABAJO CONJUNTO. Teniendo como base el concepto de sinergia, triángulo a triángulo los alumnos construyeron el que será su espacio en la FAU. FOTOS GENTILEZA LUCÍA TOPPA
16 Agosto 2013
En el jardín de la Facultad de Arquitectura de la UNT (FAU), la actividad se parecía a la de un enjambre. Hasta en el zumbido... En el medio, "el panal" iba terminando de tomar forma. En grupos, los miembros de la colmena iban armando el sector que les correspondía. Hoy, en el centro del jardín, el Domo es una realidad. Se trata de un espacio para los alumnos, construido por ellos mismos y con materiales de desecho.

"Fue el trabajo conjunto de los alumnos de dos materias electivas (más de 100 estudiantes). A propuesta de los docentes, los jóvenes que carecían de un espacio propio en la FAU, lo construyeron con materiales naturales y reciclados. Lo hicieron todo ellos mismos. Pero, además, se logró que todas las agrupaciones políticas estudiantiles dejaran de lado sus diferencias y pusieran también manos a la obra. La solidaridad y el trabajo conjunto fueron las claves", contó la arquitecta Lucía Toppa. Ella es profesora asociada a cargo de Construcciones I, pero también dicta dos electivas: Diseño y Construcción con Madera y Arquitectura Sustentable desde la Perspectiva Tecnológica.

"Por razones de horario, esperábamos contar con unos veinte alumnos en las electivas, de modo que nos planteamos la idea del Domo en pequeña escala. Pero los chicos se entusiasmaron... ¡y se inscribieron más de 100!", dijo en un alto en la tarea del armado, agotada, pero feliz.

El concepto teórico que sirvió de base es el de sinergia: "acción de dos o más causas (o elementos o personas, podemos agregar), cuyo efecto es superior a la suma de los efectos individuales". Cada uno de los participantes construyó un triángulo, y con todos los triángulos ensamblados nació el "ECO-estar para estudiantes". Pero no fue solo cuestión de geometría aplicada: en la base del proyecto hay otro triángulo teórico, cuyos lados son la creatividad, la sustentabilidad y la solidaridad.

Cada alumno debía utilizar materiales de desecho; podía repetirse la materia prima, pero no la tecnología. Hay de todo: bolsitas de residuos, CD, trozos de madera, corchos, tubos de PVC, tapitas de gaseosas, latas, "rodajas" de botellas PET, piolines, trozos de espejos... La estructura se realizó con madera forestada y debieron realizar todo el proceso: desde el planteo de planos a la cubierta impermeable, pasando por nivelar pisos, hacer los pilotes, desarrollar la instalación eléctrica, plantear las aberturas...

"Durante el cursado de la electiva habíamos visto algunos procesos de obtención y cómo se emplean los materiales (algunos nuevos para mí, otros ya los conocía), lo que fue fundamental para ponernos en contexto", contó José Luis Ruiz López.

"Para muchos fue la primera vez con materiales de obra entre las manos", resaltó Toppa.

"Descubrimos infinidades de técnicas, modos de explotar las posibilidades de los materiales ¡De pronto me descubrí revolviendo la basura con entusiasmo!", contó Solana Varela, una de las alumnas que, además, trabaja como asistente en la cátedra. Mientras ella resumía la experiencia, Agustina Gómez Omil y Gastón Max Fois asentían y se las ingeniaban para colocar sus triángulos en los lugares asignados.

"Descubrimos cuánto se puede lograr con materiales que ya no usamos, y el valor del trabajo en equipo. Y fue una experiencia totalmente innovadora respecto de lo que normalmente se desarrolla en la carrera de Arquitectura", aseguró Martín Mauro, al tiempo que María Ángeles Franco resaltó lo motivador que es el hecho de ver el propio proyecto materializado.

El domo, paso a paso

1.- Las bases

Se diseñó la plataforma de madera con un impacto mínimo sobre el terreno. Se usaron bases de hormigón y encofrado de telgopor reciclado de maquetas, y pallets donados. Los alumnos aprendieron así una técnica constructiva no habitual, rápida, simple y económica; y participaron activamente en la ejecución de la plataforma (excavación, nivelación y escuadrado).

2.- La estructura

Los docentes hicieron el cálculo y el diseño, y luego se armó a partir de triángulos de madera de pino forestado que fueron montados por alumnos, asistentes de cátedra y otros colaboradores. El trabajo puso en evidencia la rapidez y la sencillez de esta técnica de construcción en seco; la posibilidad de trabajar con mano de obra no especializada, y lo bajo de los costos.

3.- Montaje de los triángulos

Los de las bases fueron construidos con dos caras de madera forestada; así sirven de aislante y no los daña la lluvia. Los que fueron hechos con materiales translúcidos se colocaron en la parte superior del domo, para permitir la iluminación natural, y se cubrieron luego con plástico cristal. El resto, del domo, con lona vinílica reciclada de carteles.

4.- ¡A disfrutarlo!

Los alumnos realizaron una lámpara con botellas de plástico recicladas para la iluminación central y también aprendieron a ejecutar la instalación eléctrica. También armaron muebles con pallets reciclados. En esta foto, alumnos, la arquitecta Toppa y el decano, Eduardo Coletti, el día de la inauguración.

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