"No sabíamos que esto era tan grande, tan espantoso"

"No sabíamos que esto era tan grande, tan espantoso"

Nelly de Riso fue fundadora de "Madres".

27 Julio 2013
Nelly de Riso entró a la sala del Tribunal Oral Federal (TOF) apoyada en su bastón y por los aplausos que la abrigaron en ese instante. La mujer de 89 años, fundadora en Tucumán de Madres de Plaza de Mayo, declaró por el secuestro y desaparición de su hijo de 22 años, Ramón Oscar Bianchi. El joven es una de las víctimas de la megacausa "Arsenales II-Jefatura II". Relató cómo la madrugada del

15 de abril de 1976 un grupo armado entró violentamente a su casa en busca del estudiante de Bioquímica. Como el joven no se encontraba, se llevaron a su marido Francisco Riso como rehén para que les indicara dónde vivían Ramón y su esposa Rosa Vargas. "Preguntaban por el 'terrorista' Bianchi. Se comieron todo lo que estaba en la heladera y se llevaron cosas. A mi me agarraron de los pelos", lamentó. Patricia Riso, hermana de la víctima, precisó detalles del operativo. Comentó que entre los secuestradores habían algunos con narices de payasos y que los interrogaron sobre las actividades de su familiar. Afirmó que su padre le contó que creía que en el mismo auto que lo llevaban lo trasladaban a Humberto Reyes Morales (permanece desaparecido), un amigo de su hijo. Tras secuestrar a Ramón, al hombre lo tiraron del vehículo en movimiento y sufrió graves secuelas físicas.

Patricia repasó la lucha de su mamá. "Fue a buscarlo a 'La Escuelita' y al Cementerio del Norte. En un cañaveral de Los Vázquez encontró cinco cadáveres. Estaban en bolsas negras, golpeados y torturados. Ya eran restos", aseveró.

Por contactos familiares, pudieron entrevistarse con algunos policías que les habrían dicho que el joven ya estaba en manos del Ejército. Supieron, por testigos, que estuvo cautivo en el Arsenal.

El peregrinaje de Nelly por su hijo, y por los de otras madres, fue constante. "Nos encontrábamos en la búsqueda y después comenzamos a reunirnos en una iglesia. No sabíamos que esto era tan grande, tan espantoso. Tengo miedo, pero lo venzo, no me aplasta", reflexionó la anciana. Patricia se quebró al expresar que la desaparición de su hermano es una herida en su familia: "Nos han desarmado. Nos arrancaron el alma. Somos sobrevivientes. Justicia, por favor".

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