Infierno el nuevo libro de Dan Brown

Infierno el nuevo libro de Dan Brown

Sus novelas vendieron más de 200 millones de ejemplares y fueron traducidas a 52 idiomas. Robert Langdon, el experto en iconografía y simbología religiosa que se hizo popular a nivel global con la publicación de El Código Da Vinci, vuelve al ruedo con Inferno, un thriller lleno de misterios y terribles conspiraciones que encabeza el ranking de libros más vendidos en nuestro país.

21 Julio 2013

Dan Brown reingresa al mercado editorial con otra novela cargada de misterio, abundantes referencias a la historia del arte, y el suspenso habitual en lo que es ya su marca registrada de literatura masiva. Como en los libros anteriores, Robert Langdon se enfrenta a desafíos de inteligencia, coraje y erudición, donde abundan sectas secretas, obras icónicas de las bellas artes del Renacimiento, inefables teorías conspirativas, símbolos de abstrusa elucidación y misteriosos asesinatos.

La historia
El profesor Robert Langdon despierta en un hospital de Florencia, herido en la cabeza y sin recordar por qué está allí. Conoce a la doctora Sienna Brooks, quien le salva la vida y luego lo acompaña en un recorrido por esa ciudad, cuna insigne del Renacimiento, pero al mismo tiempo lo conduce a través de siglos de pintura, escultura, arquitectura, en la oscura misión de descifrar las pistas que ha colocado el malvado doctor Zobritz, el antagonista de la novela, y cuyos propósitos comprenden algo tan oscuro como la desaparición de la raza humana de la faz de la Tierra.

Bertrand Zobritz es un bioquímico millonario que posiblemente haya diseminado, inspirado en la devastadora Peste Negra del siglo XIV, una plaga análoga en el planeta. De esa tentativa infame ha dejado algunas pistas encriptadas en el célebre dibujo sobre pergamino de Botticelli, El Infierno.

Botticelli, en su dibujo, ilustra la obra maestra de Dante Alighieri, La Divina Comedia, donde se describe la geografía del averno, con sus nueve círculos concéntricos en forma de cono descendente y donde moran los réprobos según los pecados que cometieran durante su vida terrenal. Esos círculos desembocan en un décimo estadio, el habitáculo helado donde Satanás, con sus tres cabezas devora a los peores pecadores: los traidores. Los círculos, que funcionan a modo de niveles y están relacionados con los pecados capitales en la citada parte de La Divina Comedia, le sirven a Langdon para ir descubriendo las pistas sembradas por el villano.

Así, el libro traza innumerables paralelismos con La Divina Comedia, donde Sienna Brooks opera a veces como Virgilio, otras veces como Beatriz. Además, las obras de arte y locaciones célebres que visita y analiza Langdon son escenarios de cinematográficas persecuciones donde no faltan suspenso ni disparos.

Por lo demás, Brown trata diversos temas de actualidad. Uno de ellos, acaso el más relevante, se centra en la preocupación por la superpoblación mundial y sus consecuencias a largo plazo. En ese sentido, aparece un nivel de argumentación científica en la narración - al que acaso sea excesivo llamar ciencia ficción- en la necesidad de explicar algunas sesudas maniobras del maléfico Zobrtiz, con lo cual el autor echa mano de elucubraciones sobre manipulación genética, epidemiología, y otros conceptos bullentes en actuales discusiones científicas.

Condimentos para el éxito
En La Divina Comedia hallamos varios niveles de interpretación, tales como el literal, alegórico, moral, religioso, metafísico. Según la doctora Esposito (Universitá di Salerno) La Comedia tiene una marcada importancia política en virtud de la relación de Dante con los Güelfos Negros de la Florencia del siglo XIII (lo que le valió el exilio). Por el contrario, en Inferno no se atisba una intención política marcada, más allá de cierta mención a la Organización Mundial de la Salud y a su función en la política mundial. Es un libro planeado para ser un best seller, para desparramarse por las librerías en virtud de la publicidad y, eventualmente, ser llevado al cine, ya que contiene muchas situaciones donde es evidente la subordinación de la escritura al servicio del mainstream occidental. Persecuciones, diálogos, besos, revólveres, sicarios con mala puntería, muchas menciones a poderosas marcas comerciales, son moneda común en el cine de Hollywood y también en este nuevo libro de Dan Brown.

Aún así, ese mismo impulso comercial puede convertirse en algo beneficioso para el lector de esta clase de literatura, porque entre tantos millones de ejemplares vendidos, muchos seguramente van a despertar la curiosidad y la lectura de La Divina Comedia, una obra en cuyo recorrido aún hoy pervive el misterio del que hablara Borges en aquella página de El Hacedor, donde antes de morir "Dante maravillado, supo al fin quién era y qué era y bendijo sus amarguras. La tradición refiere que, al despertar, sintió que había recibido y perdido una cosa infinita, algo que no podría recuperar, ni vislumbrar siquiera, porque la máquina del mundo es harto compleja para la simplicidad de los hombres."

© LA GACETA César Di Primio - Ensayista y periodista.


Fragmento de Inferno *

Por Dan Brown.

Los recuerdos comenzaron a tomar forma lentamente, como burbujas emergiendo a la superficie desde la oscuridad de un pozo sin fondo.

"Una mujer cubierta con un velo." Robert Langdon la contemplaba desde el otro lado de un río cuyas turbulentas aguas estaban teñidas de sangre. En la orilla opuesta, la mujer permanecía de pie, inmóvil, solemne y con el rostro oculto por un velo. (...) El olor a muerte se extendía por todas partes.

Publicidad

"Busca -susurró la mujer-. Y hallarás." Langdon escuchó las palabras como si las hubieran pronunciado en el interior de su cabeza.

-¡¿Quién eres?! -exclamó, pero su boca no emitió sonido alguno.

"El tiempo se está agotando -susurró ella-. Busca y hallarás." Langdon dio un paso hacia el río pero advirtió que, además de estar teñidas de sangre, sus aguas eran demasiado profundas. Cuando volvió a alzar la mirada, los cuerpos que había a los pies de la mujer se habían multiplicado. Ahora había cientos, miles quizá. Algunos todavía estaban vivos y se retorcían agonizantes mientras sufrían muertes terribles e impensables... Consumidos por el fuego, enterrados en heces, devorándose los unos a los otros. Desde la otra orilla del río, Langdon podía oír sus gritos de sufrimiento.

Publicidad

La mujer dio un paso hacia él y extendió sus delgadas manos como si le pidiera ayuda.

-¡¿Quién eres?! -volvió a gritar Langdon.

A modo de respuesta, la mujer fue retirando poco a poco el velo de su rostro. Era increíblemente hermosa y, sin embargo, también mayor de lo que él había imaginado. Debía de tener más de sesenta años, pero su aspecto era majestuoso y fuerte, como el de una estatua atemporal. Tenía una mandíbula poderosa, unos ojos profundos y conmovedores, y un cabello largo y plateado cuyos tirabuzones le caían sobre los hombros. De su cuello colgaba un amuleto de lapislázuli con una serpiente enroscada alrededor de un bastón.

Langdon tuvo la sensación de que la conocía... y de que confiaba en ella. "Pero ¿cómo?, ¿por qué?" Ella le señaló unas piernas que salían de la tierra y que pertenecían a algún pobre desgraciado que había sido enterrado boca abajo hasta la cintura. En el pálido muslo del hombre se podía ver una letra escrita en barro: "R." "¿Erre? -pensó Langdon, confundido-. De ¿Robert?" -Ése soy ¿yo?

*Planeta.



NOTICIAS RELACIONADAS
Comentarios