Un jubilado mató a su esposa y se suicidó

Un jubilado mató a su esposa y se suicidó

Hallaron sin vida a la pareja en medio de un charco de sangre. Héctor Pérez, de 65 años, asesinó a su mujer, Ana María Achén, de 58 años. Consternación entre los vecinos por lo sucedido

DENTRO DE LA CASA. Los allegados al matrimonio no podían creer ayer, al mediodía, lo que había sucedido. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARAOZ DENTRO DE LA CASA. Los allegados al matrimonio no podían creer ayer, al mediodía, lo que había sucedido. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARAOZ
30 Junio 2013
La calma se quebró ayer, antes del mediodía, en la esquina de Inca Garcilaso y Coronel Zelaya, en el barrio Ejército Argentino. Alrededor de las 11.30, algunos vecinos escucharon dos estruendos en una casa enclavada en la misma esquina.

Más tarde, la Policía llegó al lugar. El oficial Jorge Dip, a cargo de la División Homicidios y Delitos y Complejos, entró a la vivienda y comprobó que había dos personas sin vida en medio de una enorme mancha de sangre en el piso. Dip llamó a los peritos de la Policía Científica, que tomaron las muestras del sitio para avanzar en la investigación. En principio, según fuentes policiales, las víctimas eran marido y mujer.

Dos disparos
Fueron dos disparos y dos muertes. Pero todo ocurrió dentro de cuatro paredes y, hasta ayer, se desconocían las causas que llevaron al hombre a matar a sangre fría a su esposa, para luego quitarse la vida.

La noticia recorrió toda la cuadra. Los vecinos estaban conmocionados por la forma en que había sucedido el hecho. Según fuentes policiales, se sospecha que Héctor Pérez, jubilado, de 65 años, le disparó en la frente a su esposa Ana María Achén, de 58 años, y luego se pegó un tiro en la sien derecha.

Mientras los peritos hacían su trabajo dentro de la vivienda, otros agentes se comunicaron con los familiares de las víctimas. Ayer, en la cuadra, los vecinos comentaron que dos hijos de la pareja son efectivos de la Policía provincial (un oficial y un suboficial).

Uno de los hijos llegó al lugar al mediodía. Estaba apesadumbrado y pidió a LA GACETA que no se dieran a conocer más detalles del caso. "Les pido comprensión por la familia. Por favor, no lo tomen a mal, pero entiéndame que he perdido a mi padre y a mi madre", dijo acongojado.

El personal de la comisaría 8° colaboró en el operativo. Los peritos secuestraron un arma de fuego que había quedado en el piso, en medio de la mancha de sangre. Se trata de revolver calibre 38.

Afuera, después del mediodía, el murmullo sobre lo que había sucedido recorría toda la cuadra. Los vecinos salieron a las veredas y, en voz baja, comentaban el caso. Algunos sorprendidos; otros consternados.

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