16 Mayo 2013
LIMPIOS, SABROSOS Y NUTRITIVOS. Los insectos son un ingrediente centenario en la comida mexicana. IMAGEN TOMADA DEL LIBRO CREEPY CRAWLY CUISINE
La idea de comer bichos, orugas y hormigas puede darte escalofríos. Pero al menos, andá pensándolo porque la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) volvió a levantar la polémica con un mensaje que va tomando fuerza: el mundo entero debe cambiar la forma en que ve a los insectos y empezar a considerarlos como posibles alimentos, así como lo hacen varias culturas indígenas, de América y de oriente.
Según la FAO, los insectos son claves en la lucha contra el hambre y la obesidad, por lo cual deben integrarse en las políticas de seguridad alimentaria. Más de 1.900 especies de insectos sirven como alimento en todo el mundo, en su mayoría en África y Asia, pero los occidentales en general rechazan comer langostas, termitas y otros bichos.
Los autores de un estudio del Departamento de Silvicultura de la FAO dijeron que muchos bichos contienen la misma cantidad de proteínas y minerales que la carne y las grasas saludables que los médicos recomiendan en dietas balanceadas. Además de ayudar en la costosa lucha contra la obesidad, los expertos dijeron que la cría de insectos es menos costosa y menos dependiente de la tierra que el ganado, y que además no afecta tanto el medio ambiente porque produce menos gases de efecto invernadero.
Las barreras para disfrutar de un crujiente plato de grillos o de un yogur de larvas de abejas son más que nada psicológicas y culturales, sostiene el médico nutricionista y ex voluntario de FAO Francisco D'Onofrio. El experto dio tres las razones por las cuales se deberían incluir hormigas, orugas, grillos y otros insectos en las preparaciones diarias: por que son una importante fuente de proteínas, porque acumulan grasas buenas y porque son ricos en vitaminas y minerales.
"Lo más difícil es incorporar el hábito de comer bichos; eso no creo que sea posible. Lo que sí es factible es aprovechar los nutrientes que tienen los insectos para procesarlos e incorporarlos a productos elaborados, como la harina o el aceite. Es algo que no tiene alto costo", resaltó.
El especialista en nutrición cree que por norma higiénica, lo mejor es que los insectos sean cocidos antes de ingerirlos. "No conozco que se coma de otra manera. Generalmente los hacen fritos, también vi que se consumen bañados con chocolate o en caramelo. Es una buena opción para los chicos", sugirió.
Contrario a lo que podría pensarse, algunos insectos (los fitófagos, por ejemplo) se consideran animales particularmente higiénicos, pues su dieta consiste en hierbas, flores y frutos, resaltó Mercedes Lizarralde de Grosso, profesora titular de Entomología de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT).
Según la docente, su consumo no representa en sí un peligro. "Las antiguas civilizaciones consumían insectos y hoy se siguen comiendo en muchos lugares del mundo, como en México. Eso demuestra que pueden ser consumidos. Pero es importante estudiar previamente aquellas especies que son toxicológicas o que son vectores de enfermedades", remarcó la especialista.
¿Pensaste alguna vez disfrutar de unas ricas hormigas con puré o arroz a la hora de la cena? Los chefs que han estudiado las propiedades de los insectos no lo dudan: saborear las hormigas culonas es algo que muchos recomiendan. Aseguran que tienen un sabor bastante particular y exótico, que deleita a las personas que se atreven a probarlas. ¡Buen provecho!
Habla un chef
"Lo que se siente es un 'algo' crocante, no un sabor específico"
A quienes han viajado mucho por el mundo no les parece tan extraño cuando les hablan de lo sabrosos que pueden ser los pequeños saltamontes fritos. En México son conocidos como chapulines. Un poco de sal y limón son suficientes para saborearlos, detalla el chef tucumano Luciano Vallejo. Libélulas, escarabajos, abejas y hormigas son ingredientes comunes en varias zonas del país azteca. Sin ir tan lejos, Vallejo cuenta que en el Barrio Chino, en Buenos Aires, ya se ofrecen brochetes de grillos fritos, los cuales despiertan el interés de cada vez más comensales. "En nuestra provincia es más difícil que se vea el hábito de consumir insectos", comenta. Y asegura que él, como chef y dueño de un restaurante, no se arriesgaría a presentar bichos en sus platos. "Creo que si se quiere incluirlos en las dietas occidentales, habrá que abordar el 'factor asco'. Por eso me parece que sería más fácil de insertarlo en las comidas cotidianas de forma procesada", resaltó. Luego confesó que una vez probó grillos fritos bañados en chocolate. "Lo que se siente es un 'algo' crocante y, en este caso dulce, pero no tienen un sabor muy específico", concluyó.
Según la FAO, los insectos son claves en la lucha contra el hambre y la obesidad, por lo cual deben integrarse en las políticas de seguridad alimentaria. Más de 1.900 especies de insectos sirven como alimento en todo el mundo, en su mayoría en África y Asia, pero los occidentales en general rechazan comer langostas, termitas y otros bichos.
Los autores de un estudio del Departamento de Silvicultura de la FAO dijeron que muchos bichos contienen la misma cantidad de proteínas y minerales que la carne y las grasas saludables que los médicos recomiendan en dietas balanceadas. Además de ayudar en la costosa lucha contra la obesidad, los expertos dijeron que la cría de insectos es menos costosa y menos dependiente de la tierra que el ganado, y que además no afecta tanto el medio ambiente porque produce menos gases de efecto invernadero.
Las barreras para disfrutar de un crujiente plato de grillos o de un yogur de larvas de abejas son más que nada psicológicas y culturales, sostiene el médico nutricionista y ex voluntario de FAO Francisco D'Onofrio. El experto dio tres las razones por las cuales se deberían incluir hormigas, orugas, grillos y otros insectos en las preparaciones diarias: por que son una importante fuente de proteínas, porque acumulan grasas buenas y porque son ricos en vitaminas y minerales.
"Lo más difícil es incorporar el hábito de comer bichos; eso no creo que sea posible. Lo que sí es factible es aprovechar los nutrientes que tienen los insectos para procesarlos e incorporarlos a productos elaborados, como la harina o el aceite. Es algo que no tiene alto costo", resaltó.
El especialista en nutrición cree que por norma higiénica, lo mejor es que los insectos sean cocidos antes de ingerirlos. "No conozco que se coma de otra manera. Generalmente los hacen fritos, también vi que se consumen bañados con chocolate o en caramelo. Es una buena opción para los chicos", sugirió.
Contrario a lo que podría pensarse, algunos insectos (los fitófagos, por ejemplo) se consideran animales particularmente higiénicos, pues su dieta consiste en hierbas, flores y frutos, resaltó Mercedes Lizarralde de Grosso, profesora titular de Entomología de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT).
Según la docente, su consumo no representa en sí un peligro. "Las antiguas civilizaciones consumían insectos y hoy se siguen comiendo en muchos lugares del mundo, como en México. Eso demuestra que pueden ser consumidos. Pero es importante estudiar previamente aquellas especies que son toxicológicas o que son vectores de enfermedades", remarcó la especialista.
¿Pensaste alguna vez disfrutar de unas ricas hormigas con puré o arroz a la hora de la cena? Los chefs que han estudiado las propiedades de los insectos no lo dudan: saborear las hormigas culonas es algo que muchos recomiendan. Aseguran que tienen un sabor bastante particular y exótico, que deleita a las personas que se atreven a probarlas. ¡Buen provecho!
Habla un chef
"Lo que se siente es un 'algo' crocante, no un sabor específico"
A quienes han viajado mucho por el mundo no les parece tan extraño cuando les hablan de lo sabrosos que pueden ser los pequeños saltamontes fritos. En México son conocidos como chapulines. Un poco de sal y limón son suficientes para saborearlos, detalla el chef tucumano Luciano Vallejo. Libélulas, escarabajos, abejas y hormigas son ingredientes comunes en varias zonas del país azteca. Sin ir tan lejos, Vallejo cuenta que en el Barrio Chino, en Buenos Aires, ya se ofrecen brochetes de grillos fritos, los cuales despiertan el interés de cada vez más comensales. "En nuestra provincia es más difícil que se vea el hábito de consumir insectos", comenta. Y asegura que él, como chef y dueño de un restaurante, no se arriesgaría a presentar bichos en sus platos. "Creo que si se quiere incluirlos en las dietas occidentales, habrá que abordar el 'factor asco'. Por eso me parece que sería más fácil de insertarlo en las comidas cotidianas de forma procesada", resaltó. Luego confesó que una vez probó grillos fritos bañados en chocolate. "Lo que se siente es un 'algo' crocante y, en este caso dulce, pero no tienen un sabor muy específico", concluyó.
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