Víctima de sus propios desaciertos
En menos de 24 horas, José Alperovich pasó de ser victimario a ¿víctima? Al menos, así lo presenta buena parte de la Casa de Gobierno, edificio que por estas horas late al ritmo de una caza de brujas desorbitante. Conspiraciones, versiones de llamados de la Casa Rosada, teorías inauditas y acusaciones por lo bajo abundan en el oficialismo después de haber pasado del éxtasis de la acusación a los jueces del caso Verón al desamparo del enésimo revés judicial.

El mandatario nunca vio el negocio de arremeter contra los camaristas que absolvieron a los imputados por la desaparición de María de los Angeles "Marita" Verón. Pero avanzó, porque el gritoneo de Susana Trimarco lo empalideció y porque, personalmente, el jefe de Gabinete de la Nación, Juan Manuel Abal Medina, se encargó de hacerle saber que la de Trimarco era la lucha del cristinismo. Políticamente, entendían en el alperovichismo, debían enviar la señal que reclamaba la Casa Rosada para subordinar al Poder Judicial, cuyo zumbido molesta a los políticos tanto como el de un moscardón.

Quienes hacen fuerza por este relato son los que victimizan al mandatario y sostienen la tesis de que, en esta lucha, la política perdió frente a la corporación judicial. Esa sensación de orfandad es la que reina en el poder tucumano. En la Legislatura, el desamparo no encuentra límites. "Si nos hacen esto ahora que somos gobierno, ¿qué podemos esperar cuando estemos en el llano?", razonó uno de los oficialistas que tenía instrucciones de destituir a los magistrados.

Concretamente, es correcto afirmar que la Justicia dejó el jueves, al suspender el Jury de Enjuiciamiento, de brazos cruzados al gobernador que puso tres de los cinco vocales de la Corte Suprema (su presidente, Antonio Estofán, y Claudia Sbdar y Daniel Posse). Esa factura es la que desde hace un tiempo comenzaron a sacarle los legisladores a Alperovich. Y que reflotaron esta semana, luego de respetar la orden de decapitar a los jueces. "Nosotros cumplimos, pero otra vez fallaron ellos", rezongó otro alperovichista aún azorado por el "fuera de juego" que les cobraron.

La pregunta que se trasladan es de qué le sirvió a Alperovich nombrar a la mayoría de la Corte y cubrir decenas de vacantes judiciales. Y ejemplifican: suspendieron el Jury Sergio Gandur (hijo del vocal de la Corte Antonio Gandur) y Marcela Ruiz, una camarista a la que en Casa de Gobierno llaman cariñosamente "Machi". Para los que apuestan por la teoría del desmanejo, un dato los avala: nadie del entorno de Alperovich conocía hasta el miércoles qué camaristas fallarían al día siguiente en su contra.

¿El titular del PE no se preocupó por conocer la marcha de una cruzada crucial en su lineamiento kirchnerista por desinterés, por falta de reflejos o porque, en realidad, tenía otro interés? Por esta última opción se juegan los menos en el oficialismo. "Alperovich pierde con esto, porque Trimarco se vendrá con todo", desestimó un colaborador del gobernador que teme por la reacción de la madre de Marita a su regreso de Estados Unidos, donde compartió cartel nada menos que con Meryl Streep y Angelina Jolie.

Para los que juegan a cribar la información en un fuentón, emulando a los iniciales buscadores de oro, detrás del fallo adverso está la mano del Gobierno para evitar un levantamiento judicial y transitar, de aquí a octubre, una plácida campaña electoral. "Es lo mejor para todos", admitió un forense con experiencia en examinar las huellas alperovichistas.

De cualquier manera, cualquiera fuese la teoría que mejor le calce al oficialismo, lo único concreto es que Alperovich puede acabar siendo él mismo víctima -y victimario- de sus propios desaciertos.

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