Un basural crónico bloquea Miguel Lillo al 1.800

Un basural crónico bloquea Miguel Lillo al 1.800

Los vecinos denuncian esta situación desde 2009. Nadie les aportó una solución definitiva

EL VACIADERO. La esquina de Inca Garcilaso y Miguel Lillo está totalmente bloqueada a causa de la basura y de los escombros acumulados. LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI EL VACIADERO. La esquina de Inca Garcilaso y Miguel Lillo está totalmente bloqueada a causa de la basura y de los escombros acumulados. LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI
03 Abril 2013
La proliferación de basurales sigue castigando distintas zonas de la capital y del Gran San Miguel de Tucumán. En el caso de los vecinos del barrio Terán, el problema es el vaciadero gigante de Miguel Lillo al 1800.

La propia calle es el basural, de cordón cuneta a cordón cuneta. Ramas de árboles podados, bolsas de basura particulares, animales muertos, una montaña de neumáticos, escombros, monitores, televisores viejos, un par de reproductores de DVD, cajones con verduras pasadas y con residuos que, según los vecinos, provienen de restaurantes. Todo esto obstruye completamente el tránsito.

Mientras LA GACETA charlaba con los habitantes de la zona sur de la ciudad, una mujer y su hijito hurgaban entre los residuos, buscando algo para comer. En el agua acumulada por la lluvia de la mañana flotaban las bolsas. Es un paisaje acostumbrado todos los días a esa altura de la Miguel Lillo (entre Lavaisse e Inca Garcilaso), indicaron los entrevistados.

"Nos molesta la falta de respuesta de las autoridades, porque venimos haciendo denuncias desde hace años", apunta María del Huerto Luna, vecina del pasaje Miguel Díaz (corre paralelo a Lavaisse). Ella agregó que en diversas oportunidades pidieron audiencias al municipio pero que nunca fueron recibidos, al tiempo que mostró la documentación del último reclamo (expediente 267-260) sellado el 29 de enero de 2010.

"Sufrimos a causa del basural, que encima es reconocido por la Intendencia como crónico. Nadie hace nada para eliminarlo", aportó Cristina Cerviño.

Calle cerrada

Los vecinos explicaron que antes la Miguel Lillo no estaba abierta a esa altura, ya que se trataba de una propiedad privada. En 2006, los terrenos -que pertenecían a la Cooperativa de La Bancaria- fueron cedidos a la Municipalidad, y de esa formó se condonó una deuda de la asociación.

"Ahí se abrió la calle. Recuerdo que vino el intendente Domingo Amaya a cortar las cintas con las cámaras", precisó Daniel Báez. El decreto 3275, con fecha del 1 de agosto de 2006, confirma el dato.

Poco después comenzó a gestarse el basural y ya no hubo vuelta atrás. Los vecinos indicaron que desde 2009 presentan denuncias y formalizan sus quejas ante la Municipalidad, la empresa 9 de Julio, la Defensoría del Pueblo e inclusive ante la Policía, pero no obtuvieron una solución.

Menor capacidad

El gerente general de la empresa 9 de Julio, Ricardo Otrino, indicó que a causa de los feriados el cronograma de limpieza no pudo seguirse de la manera correspondiente.

"Una o dos veces por semana pasa un camión a limpiar la zona y luego se vuelve a formar, como lamentablemente ocurre con todos los basurales", argumentó.

Consultado sobre la causa del problema, Otrino apuntó a la falta de cumplimiento de las normas. "Los ciudadanos no respetan las ordenanzas. Si en vez de darle la basura a los carritos que pasan hicieran los llamados a los centros de atención para que se retiren los residuos esto no se produciría", consignó.

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