Café humeante y roscas dulces para ver a Francisco

Café humeante y roscas dulces para ver a Francisco

Los Auad pusieron el reloj a las 4.45 para poder seguir, paso a paso, los ritos de iniciación del Ministerio Petrino del religioso argentino.

CONCENTRADOS. Los Auad no se perdieron ni un detalle de la primera gran misa de Francisco. CONCENTRADOS. Los Auad no se perdieron ni un detalle de la primera gran misa de Francisco.
20 Marzo 2013
Cuando todavía era noche y las calles permanecían a oscuras, poco a poco, las casas comenzaron a prender sus primeras luces. Muchas familias pusieron sus relojes a las 4.45, hora en que el papa Francisco salió de la Casa Santa Marta e inició el recorrido hasta la plaza de San Pedro, sitio donde se realizó la ceremonia de inicio de su Pontificado. Ni los más chicos se quisieron perder esos momentos históricos para los argentinos. LA GACETA compartió con la familia Auad la alegría de este amanecer atípico.

Café humeante, roscas y galletas dulces esperaban sobre un mantel blanco el desayuno. Oscar Auad junto a su esposa Mariana Alurralde y sus hijas Bernardita (13) y María del Pilar (15) se sentaron alrededor de la mesa. Los más pequeños, Felicitas, Oscar y Tommy, dormían. En contados minutos, el comedor se llenó de exclamaciones, toda vez que la figura de Francisco se agigantaba en la pantalla del televisor. "Son muchas sensaciones; sé que estamos viviendo un desafío enorme por el pastor que nos ha tocado como Papa", dijo Oscar, conmovido. Mariana repasó aspectos de la personalidad del ex arzobispo Jorge Mario Bergoglio, cuando tuvieron la oportunidad de escuchar sus homilías, en Buenos Aires, con motivo de los encuentros que organizaba Acción Católica, a la cual pertenecen. "El llega a cualquier ser humano de una manera especial; sus palabras están indicando un camino, y ese camino será el que transitará la Iglesia; habla de servicio, de amor y de cuidarnos entre nosotros, nos habla como padre", destacó Mariana, sin sacar sus ojos de las imágenes que se sucedían por segundos, en la plaza del Vaticano. Sus hijas se reían: "mamá no dejás de hablar ni un segundo", le reclamaron. Las chicas estaban disfrutando del momento; contentas porque el colegio al que asisten dio asueto para que pudieran compartir en familia el acontecimiento que detuvo al mundo desde que el nombre de Bergoglio se pronunciara en casi todos los idiomas, como el nuevo Papa. "Lo que más me llamó la atención es su humildad: bajó del automóvil para acercarse a un enfermo", reconoció María del Pilar.

Cristina y el Papa
Entre comentario y comentario, no faltó la observación de Oscar y Mariana sobre el encuentro de la presidenta, Cristina Fernández, con el Papa. "Ambos dejaron un testimonio"; "no debe haber sido fácil para ninguno de los dos; fue una señal de esperanza, y de entendimiento". Destacaron la presencia de representantes de otras religiones, y el carisma de Francisco.

Con las primeras luces de la mañana, los Auad se preparaban para acudir a sus responsabilidades: Oscar, a su profesión de ingeniero; y Mariana, a la Biblioteca de la Universidad Santo Tomás de Aquino. Las chicas intentarían dormirse nuevamente, aunque con tanta emoción, seguro, no les iba a resultar nada fácil.

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