ARCO 2013 venció los malos augurios

ARCO 2013 venció los malos augurios

En medio de la crisis española, la clásica feria anual de arte de Madrid terminó siendo un éxito

03 Marzo 2013

Por Marcelo Gioffré - Para LA GACETA - Madrid

La crisis española, el hecho de que un actor principal como son los museos de las comunidades de España se hayan retirado del mercado (acuciados por las estrecheces económicas) y el aumento del IVA para las operaciones al 21 % (paradoja de un gobierno del PP que de liberal tiene poco y nada) preanunciaban una edición muy negativa. De entrada eso se vio reflejado en la cantidad de galerías participantes, 10 % menos que el año anterior. De las casi diez galerías argentinas que habían participado el año anterior sólo se mantuvieron dos. El viernes 15 de febrero, en línea con estos presagios, el diario El Mundo de España titulaba "Los Príncipes inauguran un ARCO gris". Si a esto se añade que en la víspera de la inauguración, un visitante torpe se llevó por delante y dañó en el stand de Max Estrella una escultura del inquietante artista mallorquín Bernardi Roig, valuada en 55.000 Euros, todo parecía preparado para el desastre. 

Pero la realidad suele ser indócil al pesimismo de los escépticos. Ya sea porque en momentos de crisis el arte se convierte en refugio de valor, o porque los coleccionistas extranjeros estuvieron muy activos, o porque los galeristas eludían el aumento del IVA mediante ventas no declaradas (clásico efecto cuando los impuestos empiezan a ser abusivos), o bien porque sin muchas estridencias se exhibieron piezas de calidad a precios razonables, la feria terminó siendo un éxito. Algo que sin duda contribuyó a este resultado inesperado fue el acompañamiento con diversas muestras, en museos públicos y privados, de artistas cuyas obras se vendían en la feria.

La galería madrileña Cayón expuso en ARCO obras de los artistas cinéticos venezolanos Jesús Soto y Cruz Diez que oscilaban entre los 100 y 200.000 Euros. Se trata de una variante de la abstracción geométrica con elementos que le otorgan cierto movimiento, también llamada op art. Y vendieron varias. Claro que simultáneamente el Museo Reina Sofía estaba presentando la Colección Patricia Phelps de Cisneros, que incluye obras soberbias de estos artistas. La galería Juana de Aizpuru presentó varias obras nuevas del fotógrafo Alberto García Alix, un ícono de la llamada "movida madrileña", en concordancia con una retrospectiva del artista que se está exhibiendo en este momento en Barcelona. Los puntos colorados, signo de operación concretada, se multiplicaban día tras día. Lo mismo ocurrió en ese mismo stand con una obra muy grande de Albert Oehlen, que hace abstracción libre, que fue vendida en más de 300.000 Euros, en coincidencia con la presentación de la colección de la familia inglesa Cranford, en la Fundación Banco Santander (un lugar espectacular, a media hora de Madrid, con olivos milenarios, campo de golf y una arquitectura fascinante) que incluye obras fabulosas de este artista alemán nacido en 1954. Pese al hermetismo que mantenía la galería Luis Adelantado, de México, se supo que vendieron en más de 100.000 Euros una videoinstalación de la artista suiza Pipiloti Rist.

El propio Bernardi Roig consiguió buenos resultados, compaginados con una curiosísima exposición montada en el Museo Lázaro Galdiano: el museo Galdiano exhibe oleos muy ortodoxos de los siglos XVII y XVIII mientras que Roig hace esculturas que son muñecos blancos en situaciones límite, los cuales se encuentran diseminados sorpresivamente en todo el edificio, como un juego provocativo de discontinuidades o rupturas con las que el espectador se topa.

Otro caso interesante fue el del encumbrado artista colombiano Oscar Muñoz, nacido en 1951, de quien se expone actualmente en el MALBA de Buenos Aires la muestra Protografías. Este artista indaga el tema del flujo de imágenes, los cambios constantes que se operan, la forma de fijación en medio de ese caos caleidoscópico y cómo juega la memoria en torno a las dificultades que plantea ese devenir mutante. Fue presentado por la galería francesa mor-charpentier, que vendió absolutamente toda la serie que llevó.

El último día de la feria podía verse exultante a Ignacio Liprandi, uno de los dos galeristas argentinos, quien contaba que en su espacio (dentro de lo que se llama Opening, es decir galerías alternativas o en ascenso) había vendido ocho obras. No menos exultantes estaban muchos coleccionistas internacionales que ese mismo domingo entraban al Hotel Westin Palace empuñando piezas muy bien embaladas (como cazadores con sus presas), que portarían en sus viajes de regreso a sus países.

Por fin, es necesario señalar que esta edición puso de relieve el arte turco. Y en el llamado Focus Turquía se exhibió una obra interactiva espectacular con la que jugaban y se fotografiaban los circunstantes.

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Marcelo Gioffré - Periodista y escritor.

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