El sentimiento de una "Tana" entre electrones

El sentimiento de una "Tana" entre electrones

Obstinada percusión. Ecos urbanos. De tango. De carrusel. Ritmo monocorde. Cambiante. Tropical. Un jazz camina abrazado a una rumba. Campanas. Sonido frío. Artificial. Lacerante. Metálico. Ráfagas. El sintetizador se entrevera con un bandoneón. Con una voz que habla. Dice. Canta. Desparrama sentimiento entre los electrones.

Susana Rinaldi se sumerge en el abordaje de tangos clásicos con ropaje electrónico. Al comienzo suena extravagante, hasta antitanguero quizás. Escuchar a Gardel hablando y cantando el "Día que me quieras" en mixtura con "La Tana", abre una brecha en el corazoncito. Los bandoneones de Leopoldo Federico y Walter Ríos y el piano de Juan Cuacci aportan ráfagas de vida y calidez. Los enfoques cambiantes de cada pieza sorprenden por su creatividad. Con buen criterio, la voz de Rinaldi no ha sido desfigurada, conserva su expresividad y contrasta a menudo con el ambiente sonoro ilusorio.

Balada para mi muerte, Mi Buenos Aires querido, El Día que me quieras, Uno, Caminito y La larga noche se hallan entre las piezas más logradas de este registro. Gran parte del mérito es de Guillermo Piccolini, tecladista, autor de tres temas, de los arreglos y de las programaciones. Rinaldi muestra que toda su vida no es el ayer que la detiene en el pasado. Aceptó el desafío de buscar nuevos caminos para expresar el tango, en este caso con un sonido moderno. "Experimentango" es una original vuelta de tuerca al mentado dos por cuatro.

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