El tiempo de la maternidad, bajo una fuerte presión social

El tiempo de la maternidad, bajo una fuerte presión social

03 Enero 2013
"En la medida que la mujer fue insertándose en el campo laboral y tuvo acceso a una educación superior pudo comenzar a elegir el momento de su maternidad. Sin embargo, se advierte un comportamiento reproductivo diferencial según los diferentes estratos, siendo las mujeres ubicadas en el nivel educativo bajo (primaria completa o incompleta) quienes presentan una tasa de fecundidad bastante superior a la media con un índice de natalidad que duplica el índice de natalidad de las mujeres con estudios superiores", resalta la médica sexóloga Amelia del Sueldo Padilla, en una entrevista con LA GACETA.

- ¿Cree que las mujeres que postergan la maternidad lo hacen siempre porque así lo quieren?

- El tiempo de la maternidad forma parte de los mandatos sociales que hacen a la identidad femenina, aunque por supuesto no todas las mujeres lo vivencian de igual manera. De acuerdo a investigaciones recientes en Latinoamérica, las mujeres con educación superior vivencian la maternidad en el marco de un proyecto de vida diferente, donde es importante las condiciones y la situación personal, el adueñarse del cuerpo y de su sexualidad. Esta mujer seguramente requiere tanto de elementos materiales como simbólicos y afectivos que permitan darle a ese bebé una "buena vida" en todo sentido, ya sea que en su proyecto esté un vínculo afectivo estable con paternidad y maternidad responsable y compartida o no.

- ¿Cree que el mundo actual no le deja opción a la mujer que esta: "si querés ser alguien, dejá tu maternidad para después"?

- La mayor presión para una mujer es la social, ni la económica ni la laboral tienen la fuerza de la primera. Es en la tensión entre estas dimensiones donde se materializan las decisiones procreativas y a veces esto no siempre resulta lo que ellas suponían.

- ¿El embarazo se sigue presentando como el único objetivo de vida para algunas jóvenes?

- La maternidad en las adolescentes en las últimas tres décadas del siglo XX ha seguido una tendencia creciente. El acceso libre a los métodos anticonceptivos en los servicios de salud sexual y reproductiva no es suficiente para evitar que las mujeres con escolarización primaria incompleta sobre todo se embaracen sin desearlo. La falta de información veraz, científica y actualizada, la vergüenza, las trabas en algunos servicios que no son inclusivos con las adolescentes, las negociaciones crueles con la pareja que hace uso de la violencia y el machismo en muchos casos, más la falta de trabajo intersectorial para fomentar tomas de decisiones en momentos vitales particulares, tejen una red que necesita ser desentrañada a fin que nuestras adolescentes puedan embarazarse cuando así lo decidan y que no sea éste su único proyecto de vida, teniendo en cuenta que el embarazo constituye el motivo de mayor visibilización y atención por parte de la salud pública.

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