En Tucumán, el primer filme sonoro se estrenó en una majestuosa sala art déco

En Tucumán, el primer filme sonoro se estrenó en una majestuosa sala art déco

El Majestic fue el segundo cine de la capital. Se fundó en 1916 y cerró en 2008.

IMPRESIONANTE. El cine de 24 de septiembre 666 fue la primera sala representativa del art déco  en Tucumán. Logró perdurar durante 92 años en manos de distintos propietarios. LA GACETA / FOTOS DE INéS QUINTEROS ORIO - ARCHIVO IMPRESIONANTE. El cine de 24 de septiembre 666 fue la primera sala representativa del art déco en Tucumán. Logró perdurar durante 92 años en manos de distintos propietarios. LA GACETA / FOTOS DE INéS QUINTEROS ORIO - ARCHIVO
Dicen que la leyenda siempre es más bonita que la realidad. Y el cine, en sus orígenes, no solo era (aún lo es) una experiencia divina, sino también una magia que no se podía explicar con palabras. Había que sentirla y disfrutarla. En la pantalla se reflejaba el mundo en su esplendor: ciudades lejanas, costumbres diversas, épocas pretéritas y futuras. Más profundamente afinaba la sensibilidad y permitía vivir momentos estelares que desfilaban, como quien no quiere la cosa, ante los ojos maravillados de los espectadores todavía ingenuos.

Esta percepción fue el denominador común del selecto público que, en el día previo al inicio del invierno de 1928, presenció la primera proyección de una película sonora, en una sala de esta capital: el cine Majestic.

Y aunque en Tucumán el cine comenzó en las confiterías, asociaciones, clubes y salones de esparcimiento, la llegada del sonoro expandió hasta niveles inimaginables esa actividad híbrida que representaba la proyección de películas mudas.

De hecho, hacia la segunda mitad de la década de 1920, el cine ya era un negocio redondo. A tal punto que para 1935 ya había 12 salas en la capital y 16 en el interior de la provincia. Pero esa es otra historia.

Los comienzos
Después de la aparición del Moderno en 1912, se sumó el Majestic para fines de ese año. Un año que se había caracterizado también por la inauguración de los teatros Alberdi (Crisóstomo Alvarez y Jujuy) y Odeón (avenida Sarmiento y Muñecas, actual teatro San Martín) y por la fundación de LA GACETA. La historia de la sala ubicada en 24 de Septiembre 666 es tan interesante como nostálgica.

Según una investigación del cinéfilo profesor Ricardo Antonio Brunetti la sala comenzó a operar en una propiedad de Marcos Manuel Talavera, que la había arrendado Manuel Graña para destinarla al segundo cine capitalino, al que denominó Majestic Palace (Majestuoso palacio o Palacio majestuoso).

En sus comienzos, como biógrafo, el Majestic alternaba las proyecciones de filmes mudos con funciones de varieté en las que actuaban artistas como la porteña Teresita Zazá. En las postrimerías de 1914, Emilio Catalán, que era propietario del Moderno, adquirió la sala majestuosa, que en 1917 transfirió a Anselmo Mattioni. Pero en 1924 hubo otra venta del Majestic. El cine fue comprado por Emilio Caporalletti y luego de dos años lo traspasó a la Compañía Cinematográfica del Norte. El último dueño de la sala de 24 de Septiembre sexta cuadra fue Ramón Mijaiel. El empresario radicado en Salta heredó el patrimonio cinematográfico que amasó Guillermo Renzi, conocido como el "zar regional del séptimo arte" en el siglo XX.

Símbolo de una época
"Las construcciones del cine no son permanentes, cierto, pero su mensaje llega a más gente que el de muchos edificios permanentes, y muy a menudo lo hace causando impresiones muy duraderas", afirmaba el arquitecto estadounidense Elmer Gray (1872-1963), meticuloso y prolijo investigador de la relación de los cinematógrafos con el diseño arquitectónico de la ciudad. 

En ese sentido, la magister en Historia de la Arquitectura Latinoamericana Nancy Mozzi, en una columna que escribió para nuestro diario, destaca: "fue la combinación de la estética de las películas con la de las salas nuevas o renovadas para el cine sonoro lo que constituyó el mayor vehículo de divulgación del art déco a partir de 1928. El primer cine que se construyó como tal fue el Majestic, en el lugar que aún hoy ocupa. También fue el primero que adoptó el moderno lenguaje déco".

Nada de casual
El segundo cine de San Miguel de Tucumán es también el único ejemplo de art déco tucumano citado en el libro de Francisco Liernur "Arquitectura en la Argentina del siglo XX. La construcción de la modernidad".

La relación entre el art déco y el cine -según Mozzi- no fue casual. Entre 1930 y 1937 se construyeron, ampliaron y remodelaron en Tucumán más de 300 propiedades -entre casas, cines, clubes, sedes sociales, garajes, tiendas, escuelas, cafés y mercados- en estilo art déco.

Precisamente, el Majestic era considerada la sala de cine más aristocrática de la provincia durante las décadas del 20 y el 30 del siglo pasado. No solo por la belleza arquitectónica que lo caracterizaba sino también por las comodidades que brindaba a los espectadores. Además, eran muy apreciadas la calidad de las proyecciones que ofrecía y el selecto programa que interpretaba la orquesta estable de cuerdas y cámara de la sala, dirigida por el músico y profesor, de origen italiano, Pablo Grosso.

"Grosso era docente de la Academia de Bellas Artes de Tucumán. Se había formado en Palermo, Sicilia, y durante un prolongado tiempo se desempeñó en la Filarmónica de Gran Bretaña", apuntó Brunetti.

Curiosamente la última película que se exhibió el día que cerró el Majestic, en 2008, fue la comedia musical "Mamma Mia!", interpretada por Meryl Strepp.

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