El acuerdo les llega como regalo navideño

Se la distinguía de entre el resto de los miembros de su grupo por sus gestos tristes. Estaba impaciente, caminaba de un lado a otro de la carpa. Cada guardapolvo blanco que se asomaba desde la Casa de Gobierno, la colmaba de expectativas. Eliana Carrizo (31 años) es una de las trabajadoras precarizadas del Sistema Provincial de Salud (Siprosa) a las que ayer, según ella misma, le cambió la vida. Forma parte de los colaboradores del Hospital de Alberdi que habían montado la "Carpa de la Dignidad" en la plaza Independencia el lunes, luego de reclamar casi 20 días en la puerta de esa institución sanitaria del sur. A ellos se habían sumado empleados de otras áreas que tampoco están en situación regular. Los representantes del Sindicato de Trabajadores Autoconvocados de la Salud (Sitas) y las autoridades del Ministerio de Salud se reunieron en varias ocasiones. Tras las negociaciones, el ministro de Salud, Pablo Yedlin, les presentó ayer una propuesta final que fue aceptada por la mayoría de los manifestantes. En una asamblea se decidió, también, levantar el gazebo.

Dos sueños

Antes del desenlace, Eliana relató a LA GACETA que desde hacía cuatro años que no cobraba ni un peso por sus tareas. La promesa de una efectivización la empujaba a no cesar en su rutina como ayudante de odontología. Recordó que en 2010 había comenzado a trabajar con un plan social por el que ganaba $ 150, pero desde que "cayó" esa ayuda ya no recibía dinero. Una situación económica similar padecen unos 189 agentes, de acuerdo con el Sitas.

Durante la mañana de ayer, estuvo congregada con sus compañeros de protesta hasta que una delegación del Sitas llegó para reunirse con los funcionarios. A medida que las deliberaciones se demoraban, crecía la incertidumbre. Cerca del mediodía, divisaron a lo lejos que Yedlin salía de la Casa de Gobierno. Al grito de "¡queremos una solución!", interrumpieron el paso de la camioneta en la que se trasladaba. El ministro les explicó que, precisamente, se dirigía hacia la sede del Siprosa. Los manifestantes, con Eliana entre ellos, se fueron hacia allí y cortaron la calle. La cúpula del Sitas salió con la propuesta bajo el brazo y volvieron a la plaza a deliberar. La secretaria general del gremio, Adriana Bueno, les explicó que podrían lograr soluciones para 88 de ellos. En concreto, les ofrecían que una parte pasaría desde enero a planta transitoria y que otra, recibiría un "reconocimiento de servicio" (cobrarían lo que les correspondería como si estuvieran efectivos, hasta que se formalicen los nombramientos). Mientras, la negociación por el resto de los que se encuentran en una situación irregular se reanudará el 4 de febrero.

Las lágrimas y los abrazos dejaron en claro cuál era la respuesta para el ofrecimiento. Inmediatamente después, se desmanteló la carpa.

"¿Sabe lo que será para mí tener un sueldo? Será la felicidad más grande", celebró Eliana mientras enjugaba lágrimas. Explicó además que febrero será un mes especial. No sólo cobraría por primera vez lo que vale su trabajo sino que, además, se hará una operación en un hospital público para poder ser mamá. "Podré salir adelante y tener un hijito. Tendré con qué criarlo. Me cambió la vida", sonrió.

Bueno consignó que las actas acuerdo firmadas con el Gobierno disponían un plan de desprecarización gradual, cuyos plazos no se cumplieron. "Esto demuestra que vale la pena seguir luchando. No podemos permitir que esto pase nunca más, es peor que la esclavitud", lamentó.

El secretario ejecutivo del Siprosa, Fernando Avellaneda, confirmó los términos del acuerdo. "Parte de los expedientes estaban demorados. Pero las áreas técnicas hicieron un trabajo arduo. La voluntad del Estado es tener en situación de precariedad a la menor cantidad de personas", opinó. Además, recordó que el reclamo se había iniciado por un rumor de cuatro supuestos nombramientos en el hospital del sur. "Nunca existieron", concluyó.