Dos miradas académicas en pugna

Dos miradas académicas en pugna

27 Octubre 2012
Rubén Kotler
HISTORIADOR, 38 AÑOS, DOCENTE DE TEORÍA DE LA COMUNICACIÓN I (UNT)


1
Kirchner fue un ex gobernador santacruceño que en la década de 1990 acompañó al llamado modelo neoliberal encabezado por Carlos Menem y, tras la crisis abierta en 2001, reinventó su figura y se promovió como el padre salvador de la patria. Al llegar a la presidencia, en 2003, Kirchner resultó favorecido por el fuerte crecimiento económico de la Argentina que propulsó el modelo agroexportador sojero. Esto le dio un colchón de recursos sobre el cual recostar una buena cantidad de políticas de corte netamente asistencialista. Además, le permitió cooptar, comprando voluntades, a parte del progresismo, en alianza, claro está, con sectores reaccionarios (como algunos gobernadores) y otros personajes del sindicalismo más tradicional (como Hugo Moyano).

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La figura de Kirchner, tras su muerte, sirvió de plataforma política a su viuda para construir una imagen cuasi sacralizada, y afianzar su grupo de apoyo fundado en la compra y venta de voluntades. Desaparecido el líder, ella asumió la responsabilidad de "retransformar" al kirchnerismo en cristinismo invocando la figura de "él" en cada acto político. La huella de Néstor Kirchner fue acrecentándose por la acción de los medios estatales de propaganda; de políticas como "Fútbol para todos" (recordemos que el primer torneo celebrado tras su muerte fue denominado "Copa Néstor Kirchner") y de la alineación de intelectuales pagados, que contribuyeron a erigir al ex presidente en un nuevo padre de la patria.

3
Cada quien lo recordará como lo desee. La derecha, como aquel que vino a reponer el orden en contra de sus intereses, aunque, en lo esencial, no los haya combatido. La izquierda más tradicional, como el Partido Comunista, colgará su foto en la pared como si Kirchner hubiese traído la restauración liberadora. La izquierda más crítica dirá -y en esto coincido- que el ex presidente no fue más que un hijo dilecto y mero continuador del modelo vigente en 1990. Los sectores más empobrecidos y excluidos, beneficiados con algunos planes asistencialistas, lo recordarán como el que consiguió darles "algo" aún a costa de privar a los jubilados del 82% móvil que les corresponde por ley. El campo de los derechos humanos lo evocará como un adalid, como el mandatario que descolgó el cuadro de Rafael Videla de la Escuela Mecánica de la Armada, pese a que en su gestión haya habido un desaparecido: Jorge López.

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La Cámpora surgió porque, al separarse el kichnerismo del peronismo tradicional, el primero tuvo que construir su "pata joven". Esta argrupación es la quinta columna sobre la que se construyó la supuesta renovada participación juvenil en la política, uno de los mitos fundantes del "modelo". Lo de Carta Abierta es algo más complejo, pero se explica, en términos del pensador italiano Antonio Gramsci, como el grupo de intelectuales orgánicos que contribuyeron a construir "el relato", intelectuales orgánicos que, por otro lado, todos los gobiernos han tenido tras de sí.

Eva Fontdevila
LIC. EN COMUNICACIÓN, 33 AÑOS, DOCENTE DE COM. RADIOFÓNICA Y ALTERNATIVA (UNT)


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Kirchner fue un presidente que asumió el poder en el contexto de la peor crisis económica y política que se recuerde en el país. Fue la expresión del "manotazo de ahogado" que dio un sistema de partidos políticos deslegitimado, pero que, evidentemente, era importante para la democracia argentina. Los que alegremente anuncian "el agotamiento" de los partidos, del modelo, etcétera, no miran la realidad con sus complejidades. El pueblo arriesgó por una opción que venía de la mano de Eduardo Duhalde, pero que, al poco tiempo, mostró su propia identidad ideológica y política. Kirchner fue un presidente peronista. Fue quien devolvió al Estado el lenguaje de la política; la lucha por los derechos humanos y la memoria; la soberanía nacional y la identidad latinoamericana. Fue incorrecto en su estilo, pero hábil para moverse en un escenario tenso donde tenía que mostrar gestión para sostener la gobernabilidad.

2
La muerte de Kirchner hizo evidente el temor de amplios sectores populares de la sociedad de que los grupos poderosos quisiesen destruir las conquistas que habían logrado en los últimos siete años: políticas sociales universales, de derechos humanos, de inclusión, de recuperación del empleo, de integración regional, etcétera. Y estos sectores populares pusieron el hombro para la reivindicación del período de Kirchner y para apoyar su continuidad en la figura de Cristina.

3
Como lo que fue: parte del proceso de recuperación económica y política de un país devastado por el neoliberalismo. Kirchner debe ser recordado como una figura heterodoxa proveniente de un movimiento complejo -y a veces contradictorio- como es el peronismo.

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Porque el pueblo se organiza para luchar por sus derechos, y también para defenderlos y profundizarlos. Y así como el neoliberalismo hizo nacer movimientos importantísimos y necesarios -como fueron los de los piqueteros, y los de los desocupados y desocupadas-, con las políticas de recuperación muchas personas que se fueron involucrando en el proyecto asumieron una identidad política nueva, que recogía las luchas de las décadas de 1960 y 1970, aunque con una mirada institucional. De todos modos hoy La Cámpora es un fetiche para los sectores hegemónicos que necesitan siempre un demonio. Este es un espacio más de construcción, significativo por su alcance territorial y por el impulso que le da la presidenta. Carta Abierta es la expresión de una generación que durante décadas elaboró conceptos, ideas, miradas políticas críticas (pero complejizadoras de la realidad) y que encontró en el sistema político interlocutores inesperados.

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