Buena onda, el capital que siempre se contagia

Buena onda, el capital que siempre se contagia

Para generar lealtad hay firmas que les ofrecen a sus empleados momentos para jugar, jornadas en familia y festejos

LA GACETA / FOTOS DE INéS QUINTEROS ORIO - JORGE OLMOS SGROSSO LA GACETA / FOTOS DE INéS QUINTEROS ORIO - JORGE OLMOS SGROSSO

Son las 7.30 de la mañana. Todos caminan apurados, las bocinas terminan de despabilar a los somnolientos. La mañana se presenta frenética, calurosa, agotadora, y eso que recién está arrancando. La ciudad comienza a iluminarse y las luces de las casas se van apagando.

De repente, algo interrumpe la religiosa dinámica de tu mañana. No entendés muy bien. En el interior de un comercio un grupo de empleados -lo distinguís porque tienen el mismo uniforme- corretea alrededor de las sillas. Gritan, se divierten. ¿Cómo es posible que alguien se divierta a esa hora? Un pop latoso resuena en una computadora, mientras en pareja y con los ojos vendados van superando postas: rodean unas sillas, cruzan un laberinto y saltan unas cajas apiladas.

No se sabe si ganan o no, pero lo que sí se nota es que al día no lo empiezan con caras largas. Que a los problemas los olvidaron por un rato y que entrar al trabajo no es tan tortuoso como para otros.

Lo llaman de varias maneras: salario emocional, motivación, beneficios no monetarios... Son esas pequeñas cosas que hacen algunas empresas para que sus empleados se sientan bien. Puede ser desde un juego antes de comenzar el día hasta destinar un espacio para el esparcimiento con mesas de pool, metegol, música y sillones, como el paradigmático ejemplo que transmite Google.

Lo lógico es pensar que si vas a pasar en el trabajo más horas que en tu casa, lo mejor es sentirte a gusto. Hay empresas que han hecho de esto su cultura y se preocupan por ofrecer algo más que un sueldo digno y justo. "El salario solo compra las horas de los empleados y nada más. El trabajador decide todos y cada uno de sus días en el trabajo si pone su corazón, creatividad y compromiso al servicio del proyecto", explica José Blunda, experto en Recursos Humanos.

Los especialistas la bautizaron como "ética de la lealtad secuencial" y busca promover el compromiso y aportar a la satisfacción del empleado. "Para generar estos poderosos combustibles para la acción es necesario que las empresas analicen y planifiquen acciones que impacten en la disposición positiva para su gente", agrega.

Algunos casos


¿Algo peor que una persona detrás del mostrador con cara de piedra? La buena onda es fundamental cuando hay que atender clientes todo el día. "Unos 15 minutos antes de abrir nos juntamos y hacemos una reunión exprés. Todos los días cada responsable de área organiza un juego. Puede ser la carrera de embolsados, el juego de llevar el huevo o el de la silla", explica Elizabeth Rysiuk, encargada comercial de Tarjeta Nevada. Después de que pasaron un buen rato ya están listos para abrir las puertas.

Algo parecido sucede en las sucursales de Tarjeta Naranja. "Antes de abrir tenemos las 'reuniones despertador' en las que leemos circulares de la empresa y después hacemos algunos juegos. No es tan planificado, los chicos van aportando y ya se ha convertido en nuestra esencia", explica Lorena Giménez Wilk, primera responsable del local.

Puertas adentro, otras empresas implementan días tales como free fridays (para irse más temprano), clases de gimnasia, yoga, campus con metegol o un día con los hijos.

"El día de su cumpleaños no vienen a trabajar, también pueden participar de talleres de pintura que paga la empresa y un viernes por mes a los empleados administrativos se les permite irse a las 12.30", comenta José María Barchini, Responsable de Desarrollo Organizacional de Refinor. Además ofrecen una colonia de vacaciones para los hijos de los empleados y en la sede de Campo Durán (Salta) hay un espacio con metegol para distenderse después del almuerzo.

A veces los beneficios también involucran a la familia: regalos por el Día del Niño, si se casan o si tienen un hijo. Hasta hay empresas que lanzan programas para concientizar sobre la alimentación saludable o animan a sus empleados a que terminen el secundario, como el caso de Arcor.

Conocer quiénes forman parte de la empresa también es importante. En algunas organizaciones las fiestas de fin de año o las reuniones bimestrales son muy esperadas. "Cada seis meses todos los colaboradores del país se reúnen en Córdoba para compartir y repasar los objetivos y logros, festejar los aniversarios de los que cumplen años en la empresa y reconocer los desempeños destacados de las distintas gerencias", cuenta Diego Morra, gerente comercial de Tarjeta Naranja para el NOA.

Mimos, recompensas o gestos humanos. Una manera de no sentirse un número más en la ecuación empresarial.

Herbert Kraling

"Aquí festejamos todo"

Herbert antes trabajaba en un banco y ni por asomo un día paraban todo para cantar un "que lo cumplas feliz" en medio del salón. "Siempre había escuchado lo del ambiente laboral, pero cuando entré me llamó la atención el compañerismo y la motivación que se transmite", dice. Según este joven de 23 años esto le da muchas más ganas de trabajar. "Creo que si no se generaran buenas relaciones sería imposible", afirma. Hace ocho meses que trabaja allí y ya quedó efectivo, lo que mereció otro festejo. "Otra diferencia es que te señalan cuando hacés las cosas bien", apuntó. 

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Cristian Aráoz

"Hay que empezar de otra forma el día"

Después de la carrera de obstáculos todos ya están listos para empezar la jornada de trabajo. "Esto nos motiva y nos hace que les contagiemos alegría a los clientes", enfatiza Cristian, coordinador de salón de una sucursal de Tarjeta Nevada. Cuenta que el objetivo del juego es generar confianza entre los compañeros de trabajo. Les llaman reuniones exprés porque duran unos 20 minutos. Los premios a los que ganan a veces son simbólicos y otras se convierten en desayunos con medialunas. Pero destaca que no importa quién salga primero, porque siempre los premios terminan compartiéndose. 

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Verónica Rosino

"La idea es ser niños por un rato"

Esta vez le tocó a Verónica organizar el juego de la mañana. Buscó en internet y decidió armar una carrera de postas por todo el salón, pero en parejas y con uno de los chicos vendados. Después de explicar el circuito dio la orden para comenzar. Cuando largaron, todos se reían y no parecía que alguno tuviera vergüenza. Al terminar los reunió en ronda y les explicó que el objetivo era que aprendieran a confiar en el otro. "Esto hace que te olvidés un rato si tenés algún problema, y también a ser solidarios", explicó. Según ella, sería muy conveniente que todas las empresas implementaran este tipo de juegos. 

Luciana Mashmut

"Me impactó la bienvenida"

Cuando Luciana llegó el primer día a la sucursal de Congreso 32 de Tarjeta Naranja no pudo creer que la esperaban con un cartel  para darle la bienvenida. "Me di cuenta de que era otro mundo", apuntó. No le tomó mucho tiempo acostumbrarse a los juegos antes de empezar y ahora afirma que le costaría trabajar en otro sitio en el que todos entraran sin saludarse. Con los clientes hacen lo mismo: les cantan el cumpleaños feliz u organizan juegos mientras esperan. "Una vez una señora se emocionó hasta las lágrimas porque dijo que nadie más le había cantado el cumpleaños", recuerda. 

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