Una Selección en construcción

Una Selección en construcción

El Torneo Inicial casi no comenzó: sufrió sequía en la primera fecha (apenas 11 goles en 10 partidos) y mucha agua en la segunda, con lluvias que arruinaron canchas y obligaron a reprogramar calendarios. Seco o mojado, lo que se vio hasta ahora fue más de lo mismo y no amenaza cambiar. Al castigado fútbol que vemos en los últimos tiempos en nuestras canchas le queda al menos la Selección de Lionel Messi.

Digo la Selección de Messi porque algo nuevo parece haber sucedido definitivamente en el vínculo de "Leo" con el equipo nacional: 9 goles en los últimos 5 partidos, todos ganados. Lleva 10 en 10 partidos desde que Alejandro Sabella asumió como DT, contra 4 en 11 cotejos que había marcado en la era de Sergio Batista, 3 en 16 con Diego Maradona, 8 en 24 con Alfio Basile y 2 en 10 con José Pekerman. Ya es el cuarto goleador histórico de Argentina con 27 goles, cada vez más cerca de los 34 de Maradona, aunque todavía lejos de los 56 de Gabriel Batistuta.

¿Acaso alguien duda de que Messi superará el récord y que, si todo sigue un curso normal, podría llegar hasta los 100 goles con la celeste y blanca?

Un capítulo clave en la evolución del vínculo cada vez más aceitado de Messi con la Selección en la era Sabella sucedió en Barranquilla. Messi, y toda la selección, habían salido silbados unos días antes del Monumental por el pobre empate 1-1 con Bolivia por eliminatorias, en noviembre pasado. Resultado preocupante, que se sumaba a la derrota previa e inédita en Venezuela y al que le seguía un primer tiempo también malo y con derrota de 1-0 ante Colombia en Barranquilla. La selección no mejoró esa tarde, pero en el segundo tiempo Messi tomó la bandera y dio vuelta el partido.

Fue un trabajo individual formidable. Un liderazgo en la adversidad. Messi no brilló con el equipo brillando. Fue él quien levantó a la Selección. Desde entonces, Messi ya no sólo sigue siendo el mejor de Argentina en cada partido. También está comenzando a hacer goles con la misma facilidad con que los hace en Barcelona. ¿Cómo olvidar que, en un no tan lejano octubre de 2011, en la goleada 4-1 contra Chile, Messi rompió una sequía de dos años y siete meses? Fueron 1.555 minutos sin anotar con la Selección.

"Leo" ahora hace goles en serie sin necesitar que la selección juegue como Barcelona, requisito que casi todos marcábamos como imprescindible a la hora de analizar por qué Messi no era el mismo con Argentina. En los primeros años, muchos apuntaban contra su supuesta poca argentinidad.

Ahora, los inconformistas eternos le piden que haga goles en Mundiales, no en amistosos. Cuando anote en Mundiales se le pedirá que haga los goles con el tobillo inflado como Maradona y contra los ingleses. Por suerte, Messi suele ser indiferente a la ignorancia, seguro de sí mismo, autocrítico y cada vez más claro dentro y también fuera de la cancha.

Por ahora, más que el arribo de Sabella, parece ser su propia madurez, ya tiene 25 años, la causa de su mejora con la selección. Sabella, eso sí, lo está aprovechando. Su Selección, con todas las salvedades del caso, se está pareciendo cada vez más a la que Carlos Bilardo armó en función de Maradona para ganar el Mundial de México 86.

Esa selección también le ganó 3-1 un amistoso a Alemania dos años antes del Mundial. "Acabamos de perder contra el futuro campeón del mundo", dijo después de ese partido Franz Beckenbauer, entonces DT de Alemania.

Antes del Mundial 2010, Argentina también le había ganado un amistoso a Alemania (1-0) y la prensa argentina se entusiasmó demasiado después del triunfo. Como dato secundario, se apuntó que Alemania jugó ese cotejo con muchos suplentes. Argentina, en cambio, lo jugó a cara de perro. Ambos volvieron a enfrentarse poco después en cuartos de final de Sudáfrica: por los puntos, la goleada 4-0 de Alemania fue lapidaria. El miércoles pasado en Frankfurt, otra vez Alemania jugó con algunos suplentes. Faltó el capitán Philip Lahm porque será padre, el arquero Manuel Neuer, Bastian Schweinsteiger y Mario Gómez lesionados, y Per Mertesacker y Lukas Podolski afectados a su nuevo club, Arsenal, de Inglaterra.

Aún así, Alemania, que sí contó con Sami Khedira, Mesut Özil y Miroslav Klose, entre otros, fue superior a Argentina en la primera media hora, hasta que sufrió la expulsión de su arquero y quedó con 10. La apertura del marcador llegó a los 47 minutos por una pifia tremenda de Khedira en contra de su arco. Con uno más, y con espacios para atacar, porque Alemania no se resignó a la derrota digna y salió a buscar el empate, Argentina sí jugó en el segundo tiempo al juego que más le gusta, el contragolpe. Y Messi, se sabe, puede ser por esa vía aún más letal que con el juego de posesión de Barcelona. Lleva anotados el 37 por ciento de los goles de la selección en la era Sabella.

"Hay que tener los pies en la tierra", pidió Javier Mascherano, de muy buen partido, tras el triunfo. Tenía razón. Fueron sorprendentes los titulares de euforia de buena parte de la prensa al día siguiente. Casi como si el partido hubiese correspondido a un Mundial, no a un amistoso. La selección sigue teniendo problemas importantes en el fondo, especialmente sobre los laterales y, pese a que cede la iniciativa al rival, sigue sin defenderse bien.

Hay un reclamo para que jueguen juntos Messi-Higuaín-Agüero. No se advierte, tal vez, que ya la presencia de José Sosa y de Angel Di María en la zona de volantes deja algo desnudo el cuidado de los laterales y que todavía falta un mejor orden defensivo. Un trío de ataque obligaría a ordenar mucho más un déficit que aún parece lejos de solucionarse, porque también está claro que Argentina es un equipo desequilibrado en la calidad de sus intérpretes. Tiene mucha más calidad en ataque que en defensa. Sólo Mascherano es defensor titular indiscutido y nada menos que en Barcelona. En la selección, sin embargo, sigue jugando de volante. Y juega siempre. Aún cuando podría haber descansado ante Alemania para que Sabella probara un reemplazante. Mascherano está suspendido, para el próximo partido de eliminatorias, contra Paraguay, el 7 de setiembre en Córdoba. Sabella lo puso igual. Su Selección le está tomando el gusto al triunfo. El juego, con sus riesgos y sus pruebas, sigue siendo otra discusión.

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