La incertidumbre que genera la Reserva Federal

La incertidumbre que genera la Reserva Federal

Germán Fermo. Economista, Universidad Torcuato Di Tella.

POSICIÓN. Bernanke, presidente de la FED, en conferencia de prensa. REUTERS POSICIÓN. Bernanke, presidente de la FED, en conferencia de prensa. REUTERS
01 Julio 2012
BUENOS AIRES.- Después de la conferencia de prensa del presidente de la Reserva Federal (FED) de EEUU, Ben Bernanke, el miércoles 20 de junio, el mercado se quedó en la misma situación que hace semanas atrás: plagado de preguntas y con la sensación de que sus correspondientes respuestas llevarán mucho más tiempo de lo que el mercado prefiere. El status-quo actual se caracteriza por dos aspectos relevantes que al menos desde marzo de 2012 no han cambiado:

a) Una curva de tasas en Estados Unidos que seguirá muy deprimida, reasegurada por la última decisión de política monetaria de la FED (un nuevo Operation Twist).

b) Europa insinuando medidas cortoplacistas sin una estrategia de contención relevante.

Recordemos que tanto un Operation Twist como un (Flexibilización Cuantitativa III) QEIII tienen el efecto de deprimir la parte larga de la curva. Sin embargo, las consecuencias monetarias de ambas estrategias son muy diferentes. Con Operation Twist, la FED vende bonos cortos y compra bonos largos con el objetivo de reducir la pendiente de la curva de tasas y poner un techo a las yields correspondientes a la parte larga de la curva americana.

Por el contrario, con QEIII la FED compra directamente bonos del Tesoro Americano deprimiendo toda la curva -en especial, la parte larga-, y a cambio de eso inyecta masivas cantidades de dólares al mercado los que se vuelcan a activos financieros generando reflación.

El entorno benévolo de tasas bajas y una FED laxa monetariamente se mantiene, pero en los mercados la pregunta relevante es ¿qué se está descontado actualmente? Probablemente el mercado esperaba un poco más desde la FED y ese poco más hubiese sido un QEIII que poco impacto hubiera tenido sobre la economía real, pero quizá hubiese contagiado a los optimistas para salir a armar y defender nuevas posiciones de riesgo.

Sin embargo, un QEIII en este contexto poco puede agregar, más que un par de días de rallies y optimismo, a la luz de lo que las dos rondas anteriores han podido hacer sobre la macro americana (QEI y QEII). Convengamos que el principal efecto de todas estas inyecciones monetarias ha sido sobre el manejo de expectativas dado que la economía real poco ha reaccionado a tanto estímulo monetario. Una cosa es transitar un escenario macroeconómico complicado con un S&P 10% positivo en el año que con uno en un 10% negativo. Pero también es cierto que a las expectativas hay que darles algo de sustancia y esas decisiones fundamentales no se ven.

El pasado 20 de junio, Ben Bernanke se mostró más pesimista respecto de la economía real que laxo monetariamente y eso probablemente impacte en forma negativa a los mercados que hace años vienen operando con un paradigma muy simple: si sobran dólares compremos activos de riesgo. Si bien en las próximas semanas los mercados podrían incluso tornarse otra vez negativos por lo renovada "no-inminencia de QEIII" también es cierto que Bernanke debe percibir lo que piensan muchos agentes del mercado: ¿en el contexto actual, no será que un nuevo QE genera más costos que beneficios?

Es probable además que la FED se esté guardando una bala de plata por si Europa se sigue complicando aun cuando es posible además que estemos en presencia de algo grave en el manejo de expectativas: una degradación percibida de la política monetaria como herramienta para lucharle a la crisis actual debido a su sobre-utilización.

Después de la histórica inestabilidad que siguió a la quiebra de Lehman Brothers, los mercados financieros no sólo se acostumbraron a esperar cada seis meses un seguro nominal que generalmente vino desde la Reserva Federal, sino también a exigirlo. Y entonces los mercados comenzaron a transitar un equilibrio que primero comenzó con tasas en cero en EEUU, y como eso no fue suficiente, aparecieron las dos rondas de Flexibilización Cuantitativa (QEI y QEII), los Operation Twist, entre otras.

Lo cierto es que hasta el momento, el mercado quiso creer que estas inyecciones históricas de dinero funcionaban y por lo tanto, el solo anuncio de las mismas casi automáticamente generaba optimismo por un par de meses hasta que todo se complicaba nuevamente, y entonces el mercado volvía a arremeter y a pedir otra nominalización más. Probablemente, Bernanke piense que los QEs se están degradando. A nivel de expectativas un Banco Central no puede jugar a lo mismo todo el tiempo y Bernanke lo sabe bien. En este caso, el juego sería: implementar un shock nominal, mercados raleando por algunos meses y después se vuelven a preocupar por la desaceleración global y Europa, entrando en un renovado ciclo de pesimismo, tan repetido ya en estos años.

Llega un punto entonces en donde el anuncio deja de ser creíble y probablemente la FED lo esté percibiendo. El shock que generó el primer QE anunciado en noviembre de 2008 lejos estaría de asemejarse al que implicaría un QEIII en el contexto actual.

Pero Bernanke con su renovado Operation Twist del 20/6 le dijo al mercado que continuará aplanando la curva de tasas y manteniendo el mismo status-quo monetario de los últimos años: tasas muy deprimidas a lo largo de toda la curva. Aunque: ¿habrá aplanado Bernanke solamente la curva de yields o también las expectativas de los inversores a futuro? Hace años que la principal razón de los optimistas para defender posiciones largas en riesgo global es la permanente monetización desde la FED. (DyN)

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