El desafío: vivir sin ceniceros

El desafío: vivir sin ceniceros

Beatriz Ávila | Legisladora. Autora de la Ley Antitabaco.

27 Mayo 2012
A seis años de la puesta en vigencia de la ley el balance es positivo. El acatamiento de la norma 7.575 nos demostró que la sociedad tucumana no es infractora por naturaleza como se señala, sino que cuando una ley se la conoce, se la comunica y tiene amplio consenso la comunidad la asimila para sí y la cumple. Según datos oficiales la acatan el 98 % de los tucumanos. Hoy, a la distancia, creo que el éxito se debe a varios factores. Primero, se visibilizó el problema del tabaquismo. Se entendió que fumar causa daño a la salud. Y mata. Demostramos que los no fumadores eran mayoría (70%) frente a los fumadores (30%). Por ello propusimos ambientes libres de humo 100%, como un derecho de todos a mejorar nuestra calidad de vida.

Logramos un cambio de conducta en el tucumano. Conseguimos que lo natural que era hace 20 años el fumar se trastoque. Hoy lo natural es no fumar. Y el consumo bajó con los años.

No fue fácil. Muchos pensaban en el interés económico y no en el hombre. Quienes tenemos la responsabilidad de conducir el Estado buscamos el bien común por sobre todas las cosas. Y por encima de cualquier otro interés. En la Legislatura la propuesta fue ampliamente debatida y consensuada. No fue de un día para el otro.

A partir de nuestra experiencia pionera otras provincias tomaron la iniciativa y el proceso desembocó en la sanción de una ley nacional, la 26.678, cuyas primeras medidas se verán muy pronto. Por ejemplo, que los paquetes de cigarrillos traigan imágenes fuertes de los efectos del tabaco. Esta norma es una oportunidad para seguir avanzando en la lucha contra el tabaquismo en la provincia. Para ello estamos trabajando en su adecuación, que incluye la regulación y limitación de la publicidad y promoción del tabaco, y evita la venta de cigarrillos a menores, entre otros puntos que la ley 7.575 no contempla. Se busca disminuir el inicio de los niños y jóvenes a fumar. Si no bajamos los brazos, algún día podremos decir que Tucumán será un lugar libre de ceniceros. Ese es el desafío.

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