Cartas de lectores
14 Mayo 2012
Sobresaltos nocturnos
Los vecinos de avenida Sáenz Peña al 100 y 200 estamos cansados del desorden nocturno en la zona. Son comunes durante la noche los conflictos, la presencia policial, las botellas rotas, y como si todo esto no fuese demasiado, nuestras veredas orinadas cada mañana. Cada quien posee el derecho de elegir lo que hacer con su vida, y en esa elección, trabajar de lo que pueda o quiera; no obstante, el derecho de cada ciudadano termina exactamente donde comienza el de sus congéneres, y nuestro derecho es el de descansar en la noche para levantarnos temprano a trabajar cada mañana. El de proteger el descanso de nuestros hijos, el de vivir en paz y no sobresaltados todas las noches. Es deber de las autoridades es tomar las decisiones que correspondan y decidir en qué zonas se ejercen ciertas actividades y no permitir que abusivamente se altere la tranquilidad de un barrio familiar. Es hora de que alguien tome cartas en el asunto porque estamos hartos del abuso, de la falta de respeto, de la ausencia total de cultura. ¿Es posible que tengamos que limpiar las paredes con lavandina por las mañanas porque personas inadaptadas consideran que nuestras casas son sus baños? Y entonces, si nadie hace nada, ¿tenemos que salir los vecinos por la noche o llamar a la comisaría todos los fines de semana?

Fabricio Matías
Av. Sáenz Peña 207
San Miguel de Tucumán

Don inocencio
Don Inocencio, ese amigo que creía cualquier cosa, viniera de donde viniese, se me acercó ayer pero ya transformado en un hombre de gran espíritu crítico. Me enseñó la carta que el periodista y escritor Pérez Reverte había escrito a sus compatriotas españoles para demostrarme lo próximo que nos encontrábamos de países del primer mundo. Carta en mano, insistió en varios ejemplos: allá como aquí los legisladores tienen asesores de confianza, nombrados digitalmente; allá como aquí, los profesores, maestros o médicos de salud pública, ganan menos que muchos concejales; o los legisladores se suben sus retribuciones en un porcentaje respetable al iniciar las sesiones; allá como aquí, finalizó, a los funcionarios no se les exige prueba alguna de capacidad para ejercer su cargo. Me subrayó que estos pocos casos ponen de manifiesto la capacidad de nuestra clase dirigente, especialmente de la política, para esforzarse y alcanzar los mejores estándares mundiales. Sostenía, con fervor, que sólo la prensa hegemónica transformaba todas esas virtudes en defectos. ¿Cómo es posible creer que diputados y senadores, con el esfuerzo que hacen, incluso al emitir opiniones sabias y sensatas sobre la beodez y los problemas sociales, y los ingentes riesgos que corren, así sea al levantar la mano en una votación, deben estar fijándose en estúpidas minucias como sus retribuciones? ¿Adónde se ha visto que el sueldo de los concejales deba ser funcional a los de maestros o médicos? ¿Qué insensatez es esa? ¿Cómo es posible suponer que a un asesor deba exigírsele calidad? ¿Cómo y porqué demandar capacidad a los funcionarios? Dicho esto remató: allá todavía no se está discutiendo como aquí la posibilidad de contar con legisladores reelegidos permanentemente. ¿Concibe dicha semejante?, me asestó. Como siempre, deberán seguir aprendiendo de nosotros. Pero no quedó contento con toda esa metralla. Me aseguraron, remató bajando la voz, que el gobierno tucumano está queriendo extender sus conquistas sociales a todas partes: ¡van a construir cordones cuneta en las ruinas de Quilmes!

Alfredo Bolsi
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Constitución en piyamas
Con tanto anuncio, negaciones, rumores y referencias sobre nuevas reformas a la constitución (deliberadamente con minúscula, por tanto agravio), la que rige está en piyamas. Todavía no se puso el traje de salir. Siempre, al parecer, en piyamas. Y en pantuflas, que es el mejor modo de repetir la sílaba re, re, re, re para todos. Y todas.

Carlos Duguech
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La picardía de los quiosqueros
Lo que faltaba. La cámara que nuclea a los quiosqueros resolvió aumentar el precio de los cigarrillos, cargas de tarjetas para celulares, las papas fritas y vaya a saber qué otro producto. Esto sin duda será el comienzo de otro atropello al bolsillo de los ciudadanos. Todo aquel producto que deje poca utilidad a los propietarios de quioscos, será incrementado de acuerdo a sus conveniencias. De tener éxito esta innovación fácil, vendrá el cospel. Al ser su rentabilidad mínima, luego del aumento que producirá el Concejo Deliberante, los comerciantes le buscarán la vuelta y determinarán en cada caso a cuánto venden el famoso disco de metal. La Secretaría de Comercio Interior debe estudiar con profundidad este tema. Es lógico que los comerciantes obtengan ganancias, pero la Cámara que dice representar a los quiosqueros debería gestionar ante la Secretaría de Comercio Interior y los fabricantes, reconsiderar los márgenes en las utilidades y no intempestivamente volcarlos hacia los ciudadanos. Resulta ser como si los Sindicatos que defienden los ingresos de sus representados, fijaran las tarifas de los servicios. Nos están obligando a crear otra agrupación política, la que a mi criterio se debería denominar "La Juan Pueblo", conformada por niños, jóvenes y veteranos. Tenemos como arma la ley 24.240, de Defensa del Consumidor. A ponerse las pilas y no incrementar la "sensación" de inflación.

Hugo César Navarro
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El estado y la seguridad
Dos hechos políticamente incorrectos pusieron de nuevo a la seguridad pública en el centro del debate. De un lado, los dichos de la senadora Rojkés de Alperovich sobre el asesinato de la niña Mercedes Figueroa. Así, a boca de jarro, se expresa la visión reduccionista -compartida en general por la clase política local- según la cual el Estado (la policía) protege primero a quienes tienen poder, dejando a los demás ciudadanos librados a su suerte. En este esquema de trabajo policial los pobres sólo son considerados clientes habituales del sistema penal -delincuentes o contraventores- pero no sujetos de protección. Esta mirada simplista y tradicional traslada a la gente común la responsabilidad de gestionar su propia seguridad, exime de esta obligación al Estado y desdeña analizar la estrecha vinculación entre la inseguridad y la marginalidad, que afecta principalmente a los sectores más vulnerables de nuestra provincia, habitantes de villas, asentamientos y barrios pobres (los "territorios de relegación" señalados por el sociólogo Loïc Waquant en "Parias urbanos"). Territorios relegados y olvidados por el Estado, en los que el desorientado y acéfalo Ministerio de Seguridad no ha articulado ni una sola iniciativa en los últimos seis años para evitar que la violencia y el delito sigan cobrándose víctimas a diario. Lugares a los que no llegan las sofisticadas cámaras de vigilancia, ni la desarticulada y desmotivada Patrulla Urbana. De otro lado, el proyecto de legisladores oficialistas para demoler el edificio de la ex Brigada por "ser un símbolo del horror" (en lugar de proponer su transformación en un sitio para honrar las víctimas del terrorismo de Estado y promover el respeto por la dignidad humana). Incorrecto es malgastar tiempo y recursos del poder legislativo intentando demoler un edificio policial fuera de servicio, y dejar intacta la Ley Orgánica de la Policía -legado vivo de la dictadura- que mantiene una organización vertical fuertemente asociada al poder; o la Ley de Personal Policial -parida bajo la ideología de la Revolución Argentina- en cuyos laberintos sumariales se puede dejar sin castigo a quienes torturan, degradan o vejan sexualmente a los detenidos, o a quienes usan el uniforme y la chapa para montar negocios mafiosos y vender drogas en las comisarías. La política de derechos humanos del gobierno es un puro ejercicio de memoria, inútil para prevenir los desvíos de conducta que sus agentes policiales cometen en el presente. Los legisladores deberían abandonar sus devaneos demoledores y trabajar en lo que es de su competencia: definir una agenda de temas vinculados a la seguridad pública; conformar espacios para debatir el marco normativo institucional de una policía moderna, descentralizada, profesional y orientada al servicio de la comunidad; nuevos roles, organización y funciones del Ministerio Público; creación de la policía judicial y el diseño de una justicia penal ágil gestionada por medio de la oralidad que rinda cuentas de cara a la sociedad en audiencias públicas.

Carlos Díaz Lannes
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Violencia y memoria
Es evidente que no siempre un funcionario es un político, y una vez más el debate fuera del ámbito del parlamento puso luz a la democracia. Con el fin de aportar al tema en cuestión, destaco tres hechos distintos que tienen el mismo corolario. En un documental referido a "la arquitectura como la más rica y compleja de las actividades artísticas", se muestra una mansión alrededor de una plantación de cañas en Louisiana (EEUU), y en su acceso "cabañas para los esclavos separadas del amo". Muchos visitantes lloran y aún se puede escuchar y sentir el espíritu de quienes vivian allí amontonados. Es conmovedor que la mansión y las cabañas - aunque ruinosas- sobrevivan al cañaveral. "Mientras la maldad se recuerde puede ser erradicada". En otra ocasión, el locutor Antonio Carrizo presentó por TV una escultura (cuerpo entero) de Perón y Evita, vestidos de obreros. La obra fue rescatada del río de la Plata con las cabezas cortadas. Sin ser restaurada está en un museo de Buenos Aires. Es un testimonio del horror de la llamada revolución libertadora de 1955. Hace casi 30 años, siendo diputado y mientras realizaba un relevamiento para obras de electrificación, entre Los Palomino y Ciudacita (Simoca), encontré tirada, al costado del camino, una placa recordatoria deteriorada del 1º aniversario del fallecimiento de Evita. Está en el museo de Simoca. Habla por sí misma. Cabe recordar que "nadie se realiza en una comunidad que no se realiza" (J.D.P) y que "el mal nunca lleva al bien" (Juan Pablo II). PD: No siempre la estética es sólo belleza material, como tampoco es lo principal.

Lito Ledesma Fiad
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La avenida de la terminal  
¿Cuándo colocarán los tan necesitados semáforos en la entrada y salida de la terminal de ómnibus? Los varitas están cuando quieren no cuando deben. En la avenida Brígido Terán y pasaje Santa Cruz no está permitido doblar a la izquierda, pero como ellos están en los bares de la zona y no en las garitas, el tránsito es un caos. Se producen choques entre autos, con las motos, se atropella a la gente que cruza. Todo falta de policía de tránsito. ¡Soluciones, por favor!n

Sara López
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