Susana Trimarco y su fortaleza
Aunque parece haber pasado más tiempo, hoy recién se cumplen tres meses del juicio por la desaparición de Marita Verón, ocurrida hace una década. A lo largo de este proceso oral y público, la única persona que ha cosechado triunfos y adhesiones dentro y fuera de la sala de audiencias es Susana Trimarco.

La madre de Marita ha sabido recibir la solidaridad de organizaciones políticas, ciudadanas y de derechos humanos que respetan, impulsan y sostienen su lucha contra la trata de personas y la prostitución forzada. Incluso, el mayor respaldo lo ha obtenido más allá de las fronteras de Tucumán. Desde aquel 8 de febrero, cuando empezó el juicio, ha pasado mucha agua bajo el puente. Un veloz repaso muestra que los imputados riojanos (Irma Medina y sus hijos José "Chenga" Gómez y Gonzalo Gómez) padecieron varios contratiempos que complicaron su situación frente a la opinión pública.

El primero en quedar envuelto en problemas fue Gonzalo "Chenguita" Gómez, que tras haber sido operado de vesícula se fue a La Rioja y no se presentó a tiempo en Tucumán para una de las audiencias. Ante la sospecha de una posible fuga, los jueces resolvieron que fuera traído por la fuerza pública y que quedara bajo arresto domiciliario y con custodia policial.

Después fue su madre, Irma Medina, que protagonizó un escándalo, cuando descubrieron droga en un allanamiento de la Policía de La Rioja dentro de una de las propiedades de la familia. Era tan grave que la mujer fue arrestada bajo la órbita de la Policía Federal. A su vez, los agentes federales fueron los encargados de custodiarla en el traslado a Tucumán, donde siguió cumpliendo el arresto.

El más reciente de la seguidilla de hechos que terminaron fortaleciendo a Susana Trimarco fue la aparición en la escena pública de Irma Abraham. La otrora "madama tucumana" que pidió hablar ante los jueces sobre un supuesto encuentro a solas con Marita Verón, ocurrido dos días antes de la desaparición, en abril de 2002. Irma Abraham dijo que tenía que contar algo "muy importante", pero que sólo lo diría delante de los jueces.

Los abogados defensores de los imputados "saltaron de la silla" para que se citara a la mujer y diera su versión. Los jueces accedieron al pedido y le dieron esa oportunidad a Irma Abraham, que tuvo su momento para hablar. Sin embargo, la mujer que administra tres hoteles alojamiento en Tucumán no aportó ningún dato relevante para la causa. Estos hechos fueron los que le dieron más vigor a la batalla legal de Susana Trimarco.

Es sabido que por tratarse de un caso emblemático, este juicio se dirime en la sala de tribunales, pero también se discute en la calle, en los bares, en un café, en la sobremesa del domingo. Es ahí donde Susana Trimarco suma cada vez más respaldo a su lucha. Todavía falta mucho por recorrer, pero la madre de Marita Verón sigue haciendo camino al andar.

Ayer fue el turno de Simón Nieva, un testigo que comprometió a María Jesús Rivero y a Víctor Rivero. Nieva relató que los hermanos Rivero se llevaron a Marita a La Rioja, cuando se enteraron que la Policía iba a realizar allanamientos. Dijo que él y su familia recibían amenazas. "No hice la denuncia, porque los Ale gobernaban la provincia", respondió cuando el abogado Cergio Morfil (defensor de los Rivero), le preguntó por qué no había hecho la denuncia en aquel tiempo. Eran tiempos de apogeo de la remisería "Cinco Estrellas" en que "La Chancha" y "El Mono" Ale tenían fuertes vínculos con el poder político; y muchos tucumanos no se atrevían a pasar ni siquiera en auto por la avenida Roca y Amador Lucero.

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