"Twitter es el opio digital"

"Twitter es el opio digital"

"La interconexión es fundamental, es algo bueno, pero hay que ver de qué modo y para qué", analiza el destacado ensayista

LECCIONES. Ante estudiantes y docentes, el ensayista habló acerca de cómo la web nos modifica a todos. LA GACETA / FOTO DE ENRIQUE GALINDEZ LECCIONES. Ante estudiantes y docentes, el ensayista habló acerca de cómo la web nos modifica a todos. LA GACETA / FOTO DE ENRIQUE GALINDEZ
07 Mayo 2012

Es escritor, ensayista y curador, y sobre todo, un pensador de la cultura web. Sin embargo, Rafael Cippolini no tiene cuentas en Facebook ni en Twitter. "Es verdad, no estoy en Facebook, y respecto a Twitter me parece una buena herramienta, pero es el opio digital, una adicción", explicó.

En la tarde del viernes brindó una charla titulada "La materia contemporánea". Allí invitó a reflexionar sobre si existe una o muchas contemporaneidades. Y durante el fin de semana dirigió un seminario en el colectivo Dichosa Colección: "Digital & Natural: nuevos mitos y nuevos ritos en el siglo XXI". "Vivimos en una época en la que ya no existe contexto que no sea digital -remarcó Cippolini-. Un concepto que hace mucho abandonó su exclusividad tecnológica para constituirse en una presencia contundentemente cultural: lo invade absolutamente todo".

Cippolini le contó a LA GACETA que uno de sus últimos proyectos es curar una fiesta que tendrá lugar durante la feria de arteBA, y no terminó de aclarar si se trataba de un planteo real o de una ironía: "si me preguntás si se puede curar todo, me genera más dudas que certezas".

- Sos un estudioso de la cultura web, pero no tenés Facebook ni Twitter, es raro.

- Sí, he decidido no estar allí. Cuando viajo en subte o en colectivo veo que el 30% de la gente va escribiendo en sus teléfonos. Parece la cultura de la escritura, pero tengo dudas en cuanto a la inmediatez, porque no se está prestando atención al que está al lado, a lo que sucede en realidad. Hay una marea de gente que está escribiendo, sí, pero es una adicción que te aísla del contexto. Con Twitter pediría moderación.

- Pero no se puede vivir sin estar conectado.

- Mirá, la interconexión es fundamental, es algo bueno, pero hay que ver de qué modo y para qué. Me parece que esta hiperadicción de la que hablo tiene que ver con el "horror vacui" (miedo al vacío). En Facebook crees que estás conectado, que sos amigo, da la sensación de una cercanía, pero no es tal. Además, el efecto zombie me impresiona, es cuando reestructura tu pasado y hace reaparecer personas que uno ya las borró en el tiempo. Y por supuesto, hay otros temas como la dimensión ética, las conductas de Facebook como empresa.

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- Dame un estado de situación.

- Estamos atravesados por las imaginerías que genera el software; no somos los mismos desde la web. Ni mejores ni peores, es otro mundo, que nos obliga a repensar las categorías de lo digital. La web modifica a todos. La circulación de las obras fue modificada totalmente. Fijate en la música: el concepto de álbum cambió y ahora los músicos salen de gira. Impera el Photoshop y los artistas han tenido que readaptarse.

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-¿Y qué queda para el arte?

- Una función posible del arte es ayudar a repensar la función de lo digital en una cultura. Desde hace tiempo me manejo con la siguiente hipótesis de trabajo: toda la tecnología existió antes en la imaginación…

- Hay una frase de Marx que señala, más o menos así, que el hombre nunca puede proponerse cosas que no puede imaginar…

- Exacto. No podemos hace algo que no podemos imaginar. El arte no debería perder nunca de vista la importancia de los procesos de imaginación.

- ¿Cómo analizás el arte contemporáneo?

- Es un alud, lo pienso como algo incuantificable, no inclasificable, porque lo podemos clasificar, pero es incuantificable, con una multiplicidad increíble. Ahora no podés saber cuáles son los artistas de la década; hay una oferta enorme, y los formatos tienden a estandarizarse cada vez más. Crees que lo tuyo es único, pero luego ves que tus trabajos tienen muchos referentes. Yo creo más en los contextos, las obras son una respuesta a algo, y uno siempre está buscando algo excepcional, una obra que te diga algo que nadie te lo había dicho de esa forma.

-Del arte tucumano conocés bastante…

- Sí, lo de Tucumán es un fenómeno que todavía persiste y existe en Buenos Aires. En Petrobras siempre aparece alguno. Los rosarinos son una legión, es cierto, pero después vienen los tucumanos, y mucho, mucho más atrás, los demás. La presencia es notable.

- Algunos han acuñado el término tucumanidad. ¿Qué opinás?

- Hay mucha heterogeneidad. Alguien dijo sobre ese término que era una complicidad de tucumanos para tucumanos, pero es una frase que se la dijo aquí, no en Buenos Aires. Para tomar tres ejemplos, las de Rosalba Mirabella, Belén Romero Gunset y Lucrecia Lionti son obras muy diferentes.

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