Con una buena, por ahora le basta y sobra

Con una buena, por ahora le basta y sobra

River moría en centros, pero entró el "Chori" y le puso el 1-0 a Trezeguet en la cabeza

 LOCO DE ATAR. Trezeguet desencadena su locura después de burlar a un Cavallotti que salió a cazar mariposas. TéLAM LOCO DE ATAR. Trezeguet desencadena su locura después de burlar a un Cavallotti que salió a cazar mariposas. TéLAM
La gente gritó "dale campeón", pero no al equipo de Matías Almeyda sino a Sergio Martínez. En el Monumental, la única "Maravilla", además del pugilista fanático de River, fue David Trezeguet, que otra vez transformó el de la Avenida Figueroa Alcorta en el Arco del Triunfo y de los sueños.

La pantera franco-argentina no falló allá atrás en el segundo palo, donde subió por una escalera invisible para cabecear al gol un centro magnífico del reivindicado "Chori" Domínguez y así sentenciar el 1-0 sobre Gimnasia (J).

Por entonces iban 22 minutos del complemento y el estadio, en una noche de frío repentino en Buenos Aires, era un horno infernal de nervios y reproches. "Veo al equipo con hambre de gloria, como estaba yo hace cinco o seis años", dijo "Maravilla" Martínez tras recibir una plaqueta y su carnet de socio distinguido de River.

Pero los jugadores "millonarios" se empeñaron en desmentir la opinión de del campeón emérito y diamante de los medianos del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) durante más de una hora, ante uno de los peores equipos de la categoría. Un Gimnasia de Jujuy digno pero pobre de toda pobreza, con apenas un triunfo en los últimos 23 partidos. El "lobo" resistió atrincherado en torno a su arquero Maximiliano Cavallotti, y a River no se le caía una idea. En fútbol, al hambre de gloria hay que respaldarlo con actitud y juego. Sin Domínguez en cancha, con un César González intermitente, un Luciano Vella incomprensible y un Carlos Sánchez inexistente, el local se repitió en centros y más centros, como esas series que pasan una y otra vez por los canales de cable que, pese a la ilusión ingenua del telespectador, siempre ofrecen el mismo final.

Para suerte de los hinchas, las segundas partes suelen ser buenas. Llegaron los cambios. Y como contra Ferro, Huracán e Instituto, se le abrió el arco al "Rey David", ovacionado desde los cuatro costados como un gladiador triunfante en un Coliseo regado de dramatismo. Toco una y fue adentro.

Con él como as -y sin el suspendido Leonardo Ponzio- este River escolta de Instituto, a un punto, viajará a Tucumán en busca del triunfo y la cima. Atlético, su verdugo en la primera rueda, es la próxima estación de un vía crucis que a esta altura se le hace insoportable.

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