La lectura, un vehículo de la solidaridad

La lectura, un vehículo de la solidaridad

26 Abril 2012
La solidaridad es una de las acciones más nobles del ser humano, va más allá las fronteras políticas, religiosas, territoriales y culturales, y se ejerce de manera voluntaria y sin perseguir fines económicos. Mientras que la limosna es lo que se da como donativo para socorrer una necesidad, la solidaridad es mucho más que un donativo, es una acción en beneficio de los otros que puede ser individual o colectiva. Este valor suele aprenderse en el hogar, en la medida que los padres lo inculquen y den el ejemplo o en el ámbito educativo, según la calidad humana de los docentes que se tengan.

Por esa razón siempre es bienvenido cuando los alumnos de un establecimiento educativo son distinguidos por acciones solidarias, como ha sucedido con los estudiantes de 5° y 6° año de la Escuela de Comercio Banda del Río Salí, que obtuvieron el primer premio entre 614 proyectos, en la categoría "Escuelas", del Premio Vivalectura 2012. El Ministerio de Educación de la Nación y la Fundación Santillana -organizadora del certamen- le comunicaron a la institución que habían galardonado su proyecto denominado "En el rincón de los sueños valoramos la primera infancia".

En 2008, la escuela inició su proyecto de extensión comunitaria en el único centro materno-infantil de Banda del Río Salí, al cual asisten madres con hijos que provienen de los barrios Antena, El Palomar y Costanera, y de asentamientos ubicados cerca del río Salí. La mayoría pertenece programas sociales, como el Plan Nacer y la Asignación Universal por Hijo. Los estudiantes acondicionaron un espacio para atender a los niños, mientras esperan que los atienda el pediatra. De 7 a 9.30 y de 13 a 15.30, dos días a la semana, les leen cuentos, hacen funciones de títeres, juegan, colorean y dibujan junto a los chicos. A la actividad suelen sumarse las madres. La lectura se convierte entonces en una herramienta formidable para generar lazos entre ellas, sus hijos y los estudiantes. Los chicos reciben una capacitación previa.

Según le dijo a nuestro diario el representante de la Fundación Santillana, los alumnos han creado un puente entre su escuela y el centro materno-infantil. "Con la lectura de cuentos en la sala de espera se genera un espacio donde la lectura juega un papel esencial, y afirma los lazos entre padres e hijos a través del lenguaje y la imaginación. Esta es una muy buena noticia para la escuela y los chicos del proyecto tucumano", afirmó. En el concurso se distinguen las mejores experiencias de promoción de la lectura en todo el país, y se otorgan $ 25.000 a los vencedores de cada categoría, que se entregarán en una ceremonia que tendrá lugar en la Feria del Libro.

Desde todo punto de vista, la experiencia de los estudiantes bandeños merece ser imitada. No es lo mismo llevar libros, ropa u otras cosas, por ejemplo, a centros materno-infantiles o a hogares de ancianos que interactuar con ellos. Esta segunda realidad les permite a los adolescentes trabajar directamente con los niños y los ancianos y en esa labor, todos se enriquecen humanamente. Ese es el verdadero sentido de la solidaridad. Sería también interesante capacitar adultos o jubilados como narradores orales. Seguramente, esta tarea los haría seguir sintiéndose útiles a la sociedad. Ejercitar a diario la solidaridad nos mejora como personas. Trabajando con los otros, se crece mutuamente. "No hay que trabajar para los pobres, sino con los pobres", solía decir el arzobispo brasileño Dom Helder Camara.

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