Lectura y solidaridad, un combo exitoso

Lectura y solidaridad, un combo exitoso

Alumnos de la Escuela de Comercio Banda del Río Salí ganaron el primer premio nacional con un proyecto que promueve la lectura. Satisfacción.

¡SÍ, GANAMOS! Emocionados, los alumnos de la Comercio, tras recibir la noticia de que obtuvieron el primer premio nacional por promover la lectura. ¡SÍ, GANAMOS! Emocionados, los alumnos de la Comercio, tras recibir la noticia de que obtuvieron el primer premio nacional por promover la lectura.
25 Abril 2012
La Escuela de Comercio Banda del Río Salí vive uno de sus mejores momentos. Sucede que los alumnos de 5° y 6° año compitieron en un concurso que conjugaba la solidaridad con la creatividad y la promoción de la lectura. El cóctel -no muy fácil de implementar en escuelas públicas multitudinarias del interior- fue valorado a nivel nacional y recibió el primer premio entre 614 proyectos, en la categoría "Escuelas", del Premio Vivalectura 2012.

La noticia llegó vía e-mail y el viernes los alumnos fueron notificados de que habían salido ganadores. Se abrazaron, aplaudieron y lloraron de la emoción. Con LA GACETA compartieron ese momento especial, cuando la responsable del proyecto, la profesora Nilda Albarracín, les comunicó que el Ministerio de Educación de la Nación y la Fundación Santillana -organizadora del concurso- habían premiado el proyecto de la escuela denominado "En el rincón de los sueños valoramos la primera infancia".

Desde el año 2008 la escuela extiende su proyecto de acción e intervención sociocomunitaria al Policlínico de Banda del Río Salí, único centro materno-infantil de la ciudad vecina a la capital de Tucumán. Allí, los alumnos de la Comercio acondicionaron un espacio para atender a los pequeños que acuden a los consultorios junto a sus madres, mientras ellas esperan que los atienda el pediatra.

En esas horas -de 7 a 9.30 y de 13 a 15.30- los estudiantes les leen cuentos, hacen funciones de títeres, juegan, colorean y dibujan junto a los chicos. Muchas madres se pliegan a la actividad con el deseo de que sus hijos no se pierdan esos momentos mágicos en los que la lectura sirve de vehículo para reforzar lazos con ellos, y al mismo tiempo realizan actividades que, quizás, en sus casas no pueden hacer.

Los estudiantes consiguieron mesitas y sillitas como las que se usan en los jardines de infantes, decoraron el lugar con motivos de colores y frases infantiles, y se ganaron el afecto y el apoyo de médicos, enfermeros y, sobre todo de las mamás. Tanto es así que la directora del Policlínico, María Manzur, les pidió que en vez de un día a la semana fueran dos.

En las horas de larga espera esos niños se divierten y escuchan azorados las historias, cuentos y relatos que leen los alumnos de la Comercio, convertidos ya en narradores especializados.

"Cada año, los últimos dos cursos de la escuela se incluyen en el proyecto. Yo me siento muy orgulloso de poder ayudar de esta forma a las mamás y de darles atención a los niños", dijo emocionado hasta las lágrimas Adrián Córdoba (de 17 años). Él y sus compañeros entonaron varios vivas al enterarse de la noticia.

Experiencia motivadora
A Marcela Acuña la experiencia en el Policlínico le cambió la forma de pensar. "Una vive ensimismada con sus cosas y de pronto este proyecto nos hace ver la vida de otra manera, a través de la solidaridad y promoción de la lectura, y con sólo unas pocas horas a la semana. Lo que más me emocionó fue cuando una señora como de unos 50 años o más se presentó al Policlínico y se ofreció a leer cuentos. Contó que vivía sola y que al vernos trabajar con los niños, se dijo: '¿por qué yo no?, si tiempo me sobra'...."

Los chicos no pueden creer que su tarea silenciosa haya alcanzado un eco en el ámbito nacional. "Nos presentamos con la intención de que nos donaran libros de cuentos para distintas edades, porque a fin de año regalamos muchos libros a las familias y hacemos colectas para obtener nuevos ejemplares. Nos habíamos quedado sin material, y nos llegó esta invitación de la Fundación Santillana y la Organización de Estados Iberoamericanos, a través del Ministerio de Educación de la Nación -añadió Albarracín-. Como nuestro proyecto tiene como eje la lectura y la solidaridad nos adaptamos a los requerimientos del concurso y nos presentamos. Terminamos siendo primeros a nivel nacional y estoy muy orgullosa de la tarea que realizan nuestros alumnos".

Pero antes de entrar de lleno a la experiencia en el Policlínico, los alumnos deben prepararse. "Hemos recibido capacitación en las horas de Psicología, para conocer la forma de pensar de los niños, saber cuáles son sus intereses según las edades. Además, participamos de talleres de narración oral y también trabajamos sobre el material bibliográfico que nos donaron. Leer cuentos es una cosa, y narrar una historia que despierte interés en los chicos es otra. Depende de la buena narración, de la entonación y de los gestos. Estoy muy feliz de dar continuidad a lo largo del tiempo a esta maravillosa experiencia", resumió Sofía Fonseca.

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