Los animales sueltos y la inseguridad vial

Los animales sueltos y la inseguridad vial

16 Abril 2012
Hay problemas crónicos que cobran actualidad cuando alguna tragedia los devuelve al primer plano de la realidad. Se buscan entonces responsables; se polemiza acerca de las posibles soluciones; se llegan a prometer acciones concretas. Pero luego sobreviene el silencio y después el olvido. Las transgresiones continúan sin que nadie se inmute, hasta que se desencadene una nueva desgracia. Eso suele ocurrir, por ejemplo, con los caballos sueltos en las rutas provinciales y nacionales.

Nuestra crónica policial del 29 de marzo pasado señala: "Una camioneta, modelo Kangoo, que se desplazaba hacia el norte impactó de frente contra un caballo, a la altura de la ciudad de Trancas, a 85 kilómetros hacia el norte de esta capital. El choque ocurrió sobre la ruta nacional 9, a metros del puente sobre el río Salí, en la zona conocida como El Boyero. El hecho ocurrió alrededor de la 1.10, en el kilómetro 1.365, y debido a la brutalidad del golpe, murió Valeria Salguero, de 24 años, quien acompañaba a Alexis Baigorri, de 25 años... El equino se encontraba a 40 metros, sobre la calzada... se tomaron muestras de la marca que tenía el animal en una de sus ancas, para tratar de localizar a su propietario. "Hacía mucho tiempo que en esta zona no ocurría un hecho de este tipo. Fue lamentable", dijo el segundo jefe de la Unidad Regional Norte.

De acuerdo con la Caballería de la Policía provincial, semanalmente ingresan a sus galpones unos diez animales, la mayoría equinos. La ley 3.487 faculta a la Policía a levantar animales sueltos. Mientras los conductores la responsabilizan por la falta de controles, en la fuerza señalan que existe falta de conciencia en los dueños de los animales. Los sectores en que se suelen hallar animales con mayor frecuencia es en el departamento Trancas; en el sur, el tramo de unos 60 kilómetros, entre Concepción y La Cocha, así como en los accesos a la capital por la avenida de Circunvalación, en la zona de Los Vázquez y el Mercofrut, o en la ruta 307 que va hacia los valles.

Los caballos son los más peligrosos en las rutas. Cuando son encandilados por los vehículos, reaccionan generalmente con violencia y se van contra el rodado; casi nunca se retiran del camino. Los animales salen a las rutas porque sus propietarios no tienen el cuidado de mantenerlos en los cercos adecuados, o atados. Ninguno podría alegar que desconoce ni los riesgos que entraña soltarlos, ni la existencia de antiguas y conocidas reglamentaciones legales que prohíben específicamente que se los deje sueltos. Pero también contribuye a este descontrol la actitud permisiva de las autoridades -tanto de las comunas y de los municipios- que no actúan con rigor frente a tales casos. Cuando suceden accidentes por esta causa -haya o no víctimas mortales- los propietarios nunca aparecen y tampoco reciben sanción alguna porque no se investiga. ¿Quién se hace cargo entonces de la irresponsabilidad, de los daños y de las víctimas?

Se debería llevar un registro de propiedad de animales o identificarlos de algún modo. Por otro lado, se debería patrullar en forma constante las rutas y no esperar que sucediera un accidente y menos una tragedia. En ese sentido, las municipalidades y comunas deberían involucrarse de un modo activo en este asunto y trabajar en forma coordinada. La vida es el don más preciado que tenemos. Deberíamos entenderlo alguna vez.

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