Cómo competir con los jueguitos

Cómo competir con los jueguitos

Liliana Macián de Barbieri | Lic. en Economía, Investigadora y Docente Facultad de Ciencias Económicas, UNT

15 Abril 2012
No se me habría ocurrido en un estímulo económico, mucho menos en dinero, para que un niño o un joven estudie. Creo que distorsiona valores que como sociedad muchos hemos adquirido. En la ciencia económica se cree en los incentivos, es decir que está demostrado que con incentivos, sean o no monetarios, se pueden lograr determinados objetivos, por ejemplo, se puede vender más si se bajan los precios, con ofertas, con publicidad. También se dice que un burro camina cuando se le muestra una zanahoria.

Pero el estudiar y aprender, en mi opinión, se aleja de la idea de dar incentivos monetarios. Que los niños aprendan y que los maestros enseñen es fundamental; el desarrollo personal y el de una sociedad dependen de tener cada vez más personas educadas: con más años de escuela, en Argentina y desde 2007 ya es obligatorio completar la escuela secundaria, y el desafío debería ser más personas con educación universitaria de calidad.

Ahora bien ¿cómo se crea el gusto o la necesidad de un niño o joven por aprender, por estudiar?, ¿cómo se compite con el televisor o los jueguitos en la computadora?. Creo que la transmisión de la importancia de la educación, del estudiar y aprender, aún lo que no nos guste, viene de la familia en primer lugar y de los maestros y de la sociedad toda. ¿Ahora, qué pasa en aquellos hogares donde los padres no pueden interesar a sus hijos pues ellos mismos no lo tuvieron?. Para eso están el gobierno y el resto de la sociedad.

Hay países que han usado a través de los medios a "los famosos": artistas, futbolistas, cantantes, pero también a científicos y escritores para que ellos hagan la publicidad sobre las bondades de la escuela, de la importancia de estudiar y eso ha dado resultados. Hay muchos otros métodos. Por ejemplo, tener maestros bien pagos y en buenas escuelas, con los materiales necesarios redunda en una mejor enseñanza y probablemente en un mejor aprendizaje.

Las familias deben ayudar (intervenir) en las escuelas y el gobierno también. Lo de la provincia de San Luis (estampillas con valor monetario "asegurado" al final de cada nivel o ciclo para los que promocionan cada año) no me sorprende, ellos han apostado fuerte por la educación, más aún para la educación técnica, han definido qué quieren para el futuro y están buscando la mejor forma de hacerlo.

El método de las "Estampillas Escolares de Ahorro para mi Futuro" es interesante, novedoso, habría que estudiarlo un poco más, aunque sigue sin convencerme. Una mirada rápida me dice que por alumno de cada nivel de enseñanza que promueve, el estado de San Luis estaría invirtiendo por ese logro un monto aproximado de un tercio de un gasto por alumno año-adicional de cada nivel. Este método se acerca, aunque es insuficiente, a uno que propone financiar a la demanda, en Argentina y por lo general en la mayoría de los países se lo hace con la oferta.

Muy distinto es "educar para el ahorro", ya sea por los padres o en las escuelas. Yo recuerdo que en la "Escuela 9 de Julio" donde hice mis primeros años de estudio, ¡teníamos una libreta de ahorro¡, comprábamos y pegábamos en ella unas estampillas que tenían valor, era como que cada niño que lo hacía tenía "su caja de ahorro en un banco" y algunos nos sentíamos muy orgullosos. También había un cuadro de Honor……

A eso se puede volver, a enseñar al niño o joven sobre la importancia de ahorrar. Sin embargo, y aunque no viene al caso, en un País con grandes períodos de alta inflación, ¡qué se va a hablar de ahorro¡.

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