Utilizan una nueva insulina en niños mayores de 2 años

Utilizan una nueva insulina en niños mayores de 2 años

Se venía usando en mayores de 6 años con resultados satisfactorios, ya que mantiene el nivel de azúcar en sangre en los límites normales.

VIGILANCIA CONSTANTE. El tratamiento de un niño diabético consiste en la administración de insulina bajo estrictas pautas médicas. HOLA.COM VIGILANCIA CONSTANTE. El tratamiento de un niño diabético consiste en la administración de insulina bajo estrictas pautas médicas. HOLA.COM
03 Abril 2012
La enfermedad endocrinológica más frecuente en pediatría es la diabetes tipo 1, y más del 50% de los casos se diagnostican en menores de 18 años, de acuerdo a los datos consignados en las guías de práctica clínica para el manejo de esta enfermedad, publicadas por la Sociedad Argentina de Diabetes (SAD).

La afección se presenta principalmente en niños y jóvenes, y se caracteriza por la insuficiente producción de insulina en el páncreas, lo que impide la metabolización del azúcar en el organismo. Es una enfermedad crónica, compleja, que requiere cuidados continuos y la administración diaria de insulina, sin la cual el paciente puede morir.

Cómo se trata
El tratamiento se basa en la administración de insulina basal (manteniendo un nivel constante de esta hormona en el torrente sanguíneo) y de insulina regular o análogos de acción rápida antes de las comidas.

¿Qué son las insulinas análogas? Son moléculas producidas por la biotecnología con propiedades exclusivas, pero manteniendo las propiedades terapéuticas de la insulina. Una vez inyectada de forma subcutánea, simula ser la insulina que libera el páncreas de una persona normal frente a los alimentos (secreción fisiológica de insulina).

Desafío adicional
El tratamiento de los niños menores de 6 años representa un desafío adicional: son quienes tienen mayor riesgo de complicaciones a largo plazo, y los que sufren mayor impacto por un evento adverso de la insulina -la hipoglucemia severa-, que consiste en una abrupta disminución del azúcar en sangre.

Es por eso que la reciente aprobación en nuestro país del uso de la insulina análoga basal en niños de 2 a 5 años de edad con diabetes tipo 1, representa un adelanto en la materia. Se trata de la única insulina análoga basal disponible para este grupo de pacientes, y se espera que facilite el esquema de tratamiento de los pequeños, en combinación con otras insulinas.

La extensión de la licencia para la comercialización del producto (que ya se usaba a partir de los 6 años) se basa en la opinión positiva que emitió el Comité Europeo para Productos Medicinales de Uso en Humanos (CHMP, por su sigla en inglés) y en datos que demuestran que la insulina detemir es una opción terapéutica tan efectiva como la insulina NPH (insulina protamina neutral Hagedorn) en niños de entre 2 y 5 años con diabetes tipo 1. Los resultados de un reciente ensayo clínico con detemir en ese grupo etario, señalan que hubo menos hipoglucemias y menos aumento inapropiado de peso, en comparación con insulinas humanas.

Datos alentadores
Es la primera vez que se estudia una insulina análoga basal en niños menores de 6 años de edad, y los datos son alentadores: demuestran que los niños de entre 2 y 5 años tratados con insulina detemir en combinación con una insulina análoga de acción ultra-rápida, insulina aspártica, experimentaron un índice menor de hipoglucemias durante el día y la noche, en comparación con el grupo que recibió insulina NPH e insulina aspártica.

La diabetes tipo 1 aparece en la infancia con síntomas súbitos, tales como producción excesiva de orina (poliuria), mucha sed (polidipsia), hambre en forma constante, pérdida de peso, alteraciones visuales y fatiga. En casi el 50% de los niños y los adolescentes se diagnostica luego de una gran descompensación con riesgo de vida.

Impacto en la familia
La confirmación del diagnóstico produce un fuerte impacto psicológico en el niño y la familia. El tratamiento consiste en la administración de insulina, bajo estrecha vigilancia y siguiendo estrictamente las pautas médicas, con el objetivo de mantener los niveles de azúcar en sangre lo más cercanos a los límites normales y de la forma más segura.

El objetivo es un control óptimo de la glucemia lo más precozmente que se pueda, para retardar o evitar el comienzo de las complicaciones microvasculares y macrovasculares (retinopatía diabética, falla renal y neuropatía diabética, entre otras).

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