Dinero negro
Dinero negro es la plata de la coima que pagan dueños de prostíbulos y prostitutas a funcionarios (policías y municipales) corruptos. El abogado de la Fundación Verón, Carlos Garmendia, mencionó ese circuito monetario que circula alrededor del negocio de la prostitución, a partir de la queja de las mujeres que trabajan en los prostíbulos luego de las clausuras de 12 locales el miércoles pasado.

¿De cuánta plata se habla? No se puede medir, sino estimar, porque no hay claridad con respecto a la cantidad de personas que trabajaban en esos establecimientos. Si se considera 10 chicas por local, a 12.000 pesos mensuales por chica (según las estimaciones de Garmendia), serían 120 mujeres que generan aproximadamente 1,5 millón de pesos (que siempre será dinero oscuro, aun si estuviera adecuadamente controlado). A eso se le agrega el dinero de las consumiciones (que no figura en las estimaciones que hizo el abogado en la nota del domingo). De esa plata estimada sale parte de lo que se considera el dinero negro que va a parar a las coimas. Garmendia lanza una cifra: hay policías corruptos que le sacan por semana $ 40 a cada travesti, $ 500 a cada prostituta y $ 1.000 a cada prostíbulo. Y también -dice el abogado- hay empleados municipales que cobran el "semanal", que significa sólo hacer la vista gorda.

¿Por qué no se sabe cuánta plata es? Porque ni siquiera se conoce, oficialmente, cuántos locales y cuántas personas hay en esta actividad. Los prostíbulos, o lugares públicos de venta de sexo, son bastante más que los 17 que denunció la Fundación Verón. También están los departamentos -llamados "privados"- en los que supuestamente hay mujeres que, solas o en grupo, administran ellas mismas su comercio. Garmendia dice que también hay quienes regentean la prostitución en esos departamentos. "Es un mundo subterráneo, paralelo, y para comprenderlo hay que sacarse las ideas que uno tiene sobre esto. Funciona de otro modo", dice. Tanto para entender la mentalidad de las personas explotadas sexualmente como para darse cuenta de cuán extendida está la maquinaria corrupta que hace funcionar ese sistema. Es como la coima en el tránsito, dice Garmendia. Erradicarla involucra un compromiso que va más allá de un operativo para atrapar a un coimero. Además, esa plata negra luego se ve reflejada en otras actividades igualmente subterráneas vinculadas con el juego y la droga, entre otras.

Lo que ha ocurrido la semana pasada ha sido una explosión mediática que llevó a mostrar una partecita de ese mundo subterráneo. La Fundación Verón, como otras (en Buenos Aires se hizo famosa hace unos meses La Alameda, que denunció que en departamentos que alquilaba el juez Zaffaroni se ejercía la prostitución) ha puesto en el candelero el tema y ha revuelto a los funcionarios. Garmendia dice que varios de los prostíbulos clausurados han vuelto a funcionar: despegaron de noche un poquito las fajas de clausura y las volvieron a pegar de día.

¿Tendrán una idea los altos funcionarios de la magnitud del desafío? ¿Pondrán policías, la Dipsa, el IPLA, Rentas y a la Justicia a custodiar los locales? ¿Está bien o está mal esto? ¿Cómo se controlará al que controla? ¿Qué harán después? Ya en 2009, cuando se hizo la denuncia por estos mismos 17 locales, se hicieron allanamientos y luego volvieron a funcionar.

El abogado de la Fundación Verón dice que se debe debatir el tema: involucrar a la Municipalidad, la Legislatura, el PE y a las mujeres "en situación de prostitución". Es un camino para blanquear ese mundo subterráneo y sacar a luz el circuito de dinero negro. Algo que no se logra con allanamientos y clausuras de ocasión.

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