Marita Verón, en boca de todos

Marita Verón, en boca de todos

Que Marita abortó, que Marita se fue por voluntad propia, que Marita tenía problemas familiares, que Marita se llevaba mal con su pareja, que Marita esto y que Marita aquello. Que había deudas, timbas, conflictos familiares e incluso abuso deshonesto. Todo esto escuchará Susana Trimarco a partir de mañana, cuando se reinicie el juicio oral y público. En esta tercera semana se abrirá la etapa más dura y cruel para ella, porque los abogados de los imputados intentarán llevar el debate al engorroso terreno de conflictos internos en la familia Verón.

Hablarán de un padre ludópata, de una hija incomprendida, de un marido que consumía marihuana, de un familiar perverso, entre otras incriminaciones. Será una semana despiadada para el fuero interno de una madre que perdió el rastro de su hija en 2002 y que ahora deberá soportar el interrogatorio de los abogados, que esperan su turno para intentar echar por tierra la hipótesis del secuestro de Marita con fines de explotación sexual. ¿Susana Trimarco tendrá el temple suficiente para escuchar ese tipo de preguntas y responder sin perder el equilibrio emocional? , es el gran interrogante.

Hasta ahora, la mamá de Marita relató su historia de dolor y angustia, que vivió en estos diez años que lleva buscando algún rastro de su hija. Sentada frente a los jueces, casi no tuvo interrupciones durante más de seis horas (divididas en dos jornadas) de exposición sobre cómo fue descubriendo los laberintos de la prostitución forzada. Su recorrido por los prostíbulos de Salta, Catamarca y La Rioja conmovió a miles de argentinos que conocían su rostro por televisión y su lucha, pero que a partir del inicio juicio descubrieron los engranajes con los que se mueven los proxenetas y conocieron las tuercas y los tornillos que sujetan las estructuras de las redes de trata de personas con las complicidades de dirigentes políticos, policías corruptos, jueces obscenos y funcionarios judiciales inescrupulosos a la vista de ella.

En su extenso testimonio, cada vez que Susana Trimarco debía mencionar al ex gobernador Julio Miranda le agregó el calificativo de "atorrante". Como los epítetos de la literatura homérica que llamaban a "Aquiles, el de los pies ligeros" a "Héctor, domador de caballos" y a "Ulises, fecundo de ardides", el nombre del ex gobernador de Tucumán en los tiempos en que desapareció Marita, terminó convertiéndose en "Miranda, el atorrante ese". Lo mismo sucedió con Ernesto Baaclini, que supo ser el secretario de la fiscalía a cargo de la investigación, el hombre que, según Trimarco, se ocupó de ensuciar la causa, desviar la investigación, embarrar la cancha y manchar a la familia Verón. Para Trimarco, Baaclini es "el otro sinvergüenza". Ante ese escenario, ¿Susana Trimarco podrá mantener la entereza que mostró en las dos audiencias en que le tocó hablar?... En la vereda de enfrente los abogados de los imputados intentarán "hundir el bisturí hasta el fondo" en cada pregunta. Los abogados Cergio Morfil, y Jorge Cáceres serán los más punzantes en el interrogatorio. Ellos defienden los intereses legales de los hermanos Rivero (María Jesús y Víctor Ángel), y de los Gómez (José "Chenga", su hermano Gustavo y su madre Lidia Irma Medina).

Susana Trimarco es consciente de lo que se viene. Sabe que los abogados buscarán quebrar su teoría con cada pregunta. La tensión será mayor dentro de la sala y los jueces tendrán que mostrar "cintura" para evitar que el debate se desmadre con objeciones, interrupciones y cortocircuitos entre las partes. Mientras, Susana Trimarco se inflará de coraje para defender la honra de su hija, la dignidad de su esposo fallecido y el honor de su familia.

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