El novelista del epitafio que dice "escritor y corredor"

El novelista del epitafio que dice "escritor y corredor"

las dos pasiones del talentoso autor japonés que advierte que nunca caminó

05 Febrero 2012
ENSAYO
DE QUÉ HABLO CUANDO HABLO DE CORRER

HARUKI MURAKAMI
(Tusquets - Buenos Aires)

Este es un libro difícil de clasificar. Es una recopilación de reflexiones en torno al acto de correr y el diario de un deportista. Y funciona también como una suerte de manual para jóvenes aspirantes a novelistas. El gran mérito, claro, no está en la elección del tema sino en la prosa natural y límpida de Haruki Murakami.

El escritor y traductor japonés (autor de Tokio Blues y Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, entre otras) arranca su relato contando qué es para él "correr en serio", una rutina que practica desde hace un cuarto de siglo, cuando decidió vender el club de jazz que tenía y cambiar su forma de vida. "Correr ha vuelto a ser uno de los pilares de mi vida cotidiana. Y corro bastante en serio. Me refiero a correr 60 kilómetros a la semana. O sea, diez kilómetros al día durante seis días a la semana", escribe. Su pasión por el deporte va aún más lejos. Es un consumado fondista, participa en un maratón por año y formó parte de varios triatlones. Su logro máximo fue completar un ultramaratón de 100 kilómetros.

Ese mismo método, ese rigor harto famoso en los japoneses, también es aplicado en su tarea de escritor. Y en esas analogías entre el correr y el escribir -presentes en buena parte del texto- están los mayores aciertos, los guiños literarios de un libro que, a priori, podría no interesar a aquellos que están alejados de la temática.

Así, Murakami dice que deja de escribir en el preciso momento en el que siente que podría seguir escribiendo, así como abandona un día de entrenamiento cuando tiene resto para unos kilómetros más. Y también asegura que escribir novelas largas es básicamente una labor física. Para ese tipo de tareas, cree el japonés, se necesita resistencia y concentración, que sólo puede lograr con un entrenamiento físico. "La mayoría de lo que sé sobre la escritura lo he ido aprendiendo corriendo por la calle cada mañana. De un modo natural, físico y práctico. Tengo la impresión de que si, cuando decidí hacerme escritor, no se me hubiera ocurrido empezar a correr largas distancias, las obras que he escrito serían sin dudas bastante diferentes", reflexiona.

Esquivando consejos

En el resto del texto, el japonés -acusado por los críticos de su país de liviano y demasiado occidental- recomienda música para salir a correr, relata cómo fue su primera maratón y las sucesivas en diferentes ciudades del mundo y adjunta algunas de las fotos que le hicieron durante sus carreras. Y lo hace siempre con maestría, con un gran talento para hacer interesante cualquier tema que aborda.

Otro acierto del texto -que lo hace aún más inclusivo- es no intentar evangelizar ni invitar a hacer deportes a aquellos que no están interesados. "En mi opinión, hay que evitar decir cosas como: ?Correr es algo estupendo. ¡Corramos juntos!? El maratón no es un deporte para todo el mundo. Ocurre lo mismo con el oficio de escritor, que tampoco es para todo el mundo. Yo no me hice novelista porque alguien me lo pidiera o me lo recomendara (en todo caso, intentaron disuadirme)", recuerda.

En el que quizá sea su libro más autobiográfico, Murakami -conocido por su poca afición a las entrevistas y cierto hermetismo- abre las puertas de su vida, de sus sueños y de sus miedos, a partir de los relatos como corredor. Para el final de esta carrera sin sentido que es la vida, el escritor propone un epitafio: "Haruki Murakami. 1949-20**. Escritor (y corredor). Al menos no caminó nunca".
© LA GACETA

Diego Jemio

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