El intendente de Tafí clausura la obra de un polémico hotel

El intendente de Tafí clausura la obra de un polémico hotel

"El proyecto transgrede todas las ordenanzas", aseguró Yapura Astorga. En 2010, Alperovich ordenó que se habilitara el establecimiento edificado en infracción de la altura máxima permitida.

MEDIDA. Las ventanas del proyecto de hotel lucen fajas de clausura desde el segundo fin de semana de enero. LA GACETA / FOTO DE IRENE BENITO MEDIDA. Las ventanas del proyecto de hotel lucen fajas de clausura desde el segundo fin de semana de enero. LA GACETA / FOTO DE IRENE BENITO
24 Enero 2012
Es más alto de lo que debe y, por ende, se "adueña" del paisaje que tapa con sus alas de dos y tres plantas erguidas sobre la avenida Gobernador Miguel Critto, a 200 metros del cruce con la ruta provincial 307. Pero esa no es la única tara de este controvertido hotel edificado por Luis Zermoglio (y aún en construcción): el establecimiento carece de papeles que avalen su adecuación a la normativa vigente, según el intendente Jorge Yapura Astorga, a quien no le ha temblado la mano para ordenar la clausura de la obra, medida que fue ejecutada durante la segunda semana de enero.
"Transgrede todas las ordenanzas. Los dueños se largaron a edificar sin presentar ningún tipo de carpeta. ¿Quién sabe cómo fue construido?", resumió el ex radical Yapura Astorga, que en los comicios de agosto desplazó al alperovichista Carlos Rodríguez de la intendencia de Tafí. Pero ese no es el único defecto de este hotel de 50 habitaciones que se ganó el calificativo de polémico en marzo de 2010, cuando el gobernador José Alperovich pasó por encima del Ejecutivo y el Concejo Deliberante tafinistos para ordenar que lo habiliten pese a que su altura superaba los 6,10 metros permitidos en el Código de Edificación (ver abajo). "Además, descubrimos que quien se presenta como dueño del hotel no es el mismo dueño del terreno", añadió con indignación Yapura Astorga.
Y a continuación, presentó una síntesis de la pesquisa que el Municipio hizo en el Registro Inmobiliario, donde consta que el solar en cuestión está anotado a nombre de Dolores Martínez de Chenaut y otros. "¿Me entiende? La clausura no es un capricho del intendente. Todo es muy irregular en este caso. Desconocemos, por ejemplo, cómo se hizo el cálculo de estructura: ¿y si ocurre algún accidente? ¿Qué les digo a las víctimas? Mi función es cuidar la seguridad de Tafí del Valle. ¿Sabe la enorme publicidad negativa que acarrea tener un problema con turistas?", interrogó insistentemente Yapura Astorga.
El hotel de Zermoglio, empresario vinculado a políticos oficialistas que en San Miguel de Tucumán administra el hotel Embajador, va camino a convertirse -si es que la nueva administración municipal no lo ha convertido ya- en todo un símbolo de la gestión de Rodríguez, que gobernó entre 1995 y 1999, y desde 2003 hasta 2011. Sin eufemismos, el intendente apunta a LA GACETA que durante la última década muchos creyeron "que podían limpiarse el traste con la Municipalidad". "Eso se acabó. No me cabe la menor duda de que hay que demoler y, si es preciso, voy a ir con este tema del hotel hasta la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Y si los concejales intentan destrabar la situación con una ordenanza, voy a vetarla. Le anticipo, además, que habrá más operativos", adelantó con tono severo.
El interrogante
Cada abertura presenta una faja blanca con las letras rojas y gordas que forman la fatal palabra "clausurado". Desde la cerca, la ausencia de movimiento humano y el pasto largo se confabulan para que el establecimiento cuya construcción comenzó en 2008 parezca una cáscara gris abandonada a su (mala) suerte. Por dentro, escombros, materiales y residuos se "alojan" en inacabadas estancias con vista privilegiada hacia el paisaje de La Angostura.
Tras tres aplausos, dos serenos invisibles salen a recibir a LA GACETA. "Los Zermoglio nos pidieron que cuidemos que no falte nada? Que la gente no se meta a robar, bah. No, no sabemos si la obra podrá continuar", expresan escuetamente. Por lo que se ve, faltan todos los detalles: el piso, los vidrios, el revoque fino, las terminaciones de madera y, por supuesto, el equipamiento en su conjunto.
El futuro de este emprendimiento es un gran interrogante. Las malas lenguas del Valle deslizan que el problema ya llegó a los oídos y las manos de Enrique Meyer, ministro de Turismo de la Nación, y que, al igual que a comienzos de 2010, Bernardo Racedo Aragón, titular del Ente Tucumán Turismo, podría apoyar la postura de entonces del gobernador a favor de la continuidad de la construcción.
Catastro, la clave
El lento avance de la edificación jugó en contra del hotel en el terreno municipal. "En agosto (en referencia a los comicios) se pasó de la permisividad absoluta a la voluntad de poner orden y controlar", evaluó un lugareño familiarizado con la política local, que considera que el tema clave de gestión es la correcta administración de Catastro (para evitar, por ejemplo, la especulación por la vía del fraccionamiento excesivo de los lotes). En el mismo sentido -aunque con otras palabras- opinó el presidente del Concejo Deliberante, Cristian Francisco Caliva: "si el hotel hubiese estado terminado cuando asumió la nueva gestión, habría sido más difícil impedir que este funcione. Pero no podemos dejar que se cree un antecedente para el futuro. ¿Qué les decimos a los próximos que quieran construir fuera de la normativa?"
La mayoría de los concejales apoya, en principio, la clausura dispuesta por Yapura Astorga (el Concejo tafinisto tiene seis bancas). El edil Daniel Carrazano manifestó que la ciudad necesita un crecimiento con proyección de desarrollo: "no podemos ceder al 'cortoplacismo'. El hotel hace falta, pero primero está cuidar este lugar para las generaciones futuras. Fue muy irresponsable de parte de las anteriores autoridades el permitir que el proyecto siguiese adelante en condiciones irregulares. Lamento que los inversores paguen las consecuencias, pero, por otro lado, me pregunto: ¿cómo se puede poner dinero en un negocio que viola las normas?"
Los concejales Damián Roldán y Daniel Arnedo, por su parte, recordaron que el Código de Edificación elaborado por el arquitecto Osvaldo Merlini en 1990 es claro respecto de la altura máxima permitida para las construcciones en Tafí del Valle. "No quedan dudas de que a los dueños del hotel y a la gestión anterior no les importó nada", reprocharon. Y aunque admitieron que antes de demoler totalmente lo construido habría que ver si el proyecto se puede salvar de alguna manera, aseveraron que sólo aceptarán procederes que se ajusten a los marcos legales en vigor, aunque eso signifique enfrentarse al alperovichismo y sus exigencias de excepción. 


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