En la oficina, la transición se vive como un "combo de estrés"

En la oficina, la transición se vive como un "combo de estrés"

Están los que vuelven, no siempre muy descansados, y los que no ven las horas de huir. ¿Cómo es el clima durante estos días de vacaciones?

¡HUYAMOS! Estos días el clima laboral resulta un tanto extraño: unos añoran las vacaciones y otros quieren que lleguen, y el deseo de todos es huir.  PHILLYHEALTHINFO.ORG ¡HUYAMOS! Estos días el clima laboral resulta un tanto extraño: unos añoran las vacaciones y otros quieren que lleguen, y el deseo de todos es huir. PHILLYHEALTHINFO.ORG
24 Enero 2012
Durante enero y febrero se da una dinámica muy particular en los ambientes de trabajo. Están los bronceados brillantes que recién desembarcan en la oficina con cara de "¡hola!, ¿qué pasó?" y los que resoplan como toros porque ya no ven las horas de irse y tachan los días como presos.

El estrés viaja como un búmeran. Los que recién aterrizan se enfrentan a lo fatigoso que es volver a trabajar, a la rutina, a ver al jefe, a los colegas y a cumplir horarios. Y, contrario a lo que se cree, no siempre retornan con todas las pilas y frescos como una lechuga. En el mismo sitio, cohabitan los que ya están con un pie en el auto o en el avión, que sienten el estrés de los preparativos y la presión de dejar todo más o menos arreglado para la vuelta.

"En términos generales hay dos cosas que son las que más estresan en lo que se refiere al trabajo: volver de las vacaciones sabiendo que hay algo que no se resolvió (carga inmediata de angustia) o no entender el propósito de la tarea que uno realiza", explica José María Blunda, psicólogo laboral (www.joseblunda.com). Fin de año es el momento en que naturalmente se hace un balance de la vida, del trabajo, de la familia... no encontrarle un sentido a la tarea que realizamos a diario genera mucho estrés. Por lo tanto, volver a caer en el un lugar que es sinónimo de callejón sin salida es altamente frustrante.

¿Qué te estresa?

"Lo más agotador de volver a trabajar es la rutina y la mediocridad de la gente que te rodea", dice sin vueltas Viviana, contadora, mientras disfruta de su último día en Pinamar. A su lado, Fabián, también contador, asegura que lo más estresante es saber que cuando aterrice en la oficina habrá miles de cosas esperándolo. "Decidí alejarme de la tecnología, durante estos días por eso no cargué el Ipod ni la notebook. Sólo vi la cantidad de mails que entraron a través del celular, pero no los leí. ¡Ya tengo 240!", se lamenta.

El descanso, alerta Blunda, no siempre es reparador. "A veces el trajín de las vacaciones no cumple con ese cometido. Hay que encontrar un ritmo que busque la tranquilidad y una agenda que no esté repleta de actividades", explica.

En cada uno el descanso genera distintos efectos. "Me doy cuenta de que descansé porque me olvidé las claves, eso nunca me pasó. Además, son las que todos los días", explica Fabián. En la otra vereda, Marcela, abogada, espera con desesperación que llegue el momento de su huida hacia la costa uruguaya. "Para sentir que ya estoy cerca, me gusta comprar lo que necesito: bronceador, un bolso, una bikini...", cuenta.

Escapadas vs. 15 días

Muchas veces, el relax tiene que ver con la cantidad de días que nos tomamos para vacacionar. "El corte con la realidad habitual se da en el orden de los 10 días", explica el especialista. La duda, entonces, es: ¿qué pasa cuando se trata de una escapada, nada más?, ¿sirve? "Los viajes cortos sirven si es más de uno. Por ejemplo, una semana en enero, otra en marzo y otra en junio. Así, producen el mismo efecto que unas largas vacaciones", añade Blunda.

Para que el "estresazo" no te alcance, respirá hondo y disfrutá los preparativos y también la vuelta.

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