Cartas de lectores
16 Enero 2012
DAR EL EJEMPLO

Como ciudadano "de a pie" paso por predios de organismos del Estado. Y me pregunto si la calle Laprida al 900 y aledaños, que muestra las veredas destrozadas, mal yapadas, sucias y con alta maleza, como así también paredes y cercas de los Tribunales, la Escuela de Comercio, la Universidad Tecnológica, el Ejército... El rector de la UTN, el presidente de la Corte de Justicia, la directora de la Escuela, la autoridad militar responsable, podrían ordenar reparaciones con prolijidad, limpieza, constancia, en fin, dignidad para las fachadas de las instituciones que presiden y sus veredas. Creemos que sí. Lo mismo para los señores Sergio Mansilla, José Conte, Raúl Hadla y José Cano, que lucen sus nombres sobre los puentes que atraviesan la autopista a Famaillá. Hay que demostrar con el ejemplo, sobre todo siendo dirigentes. Es el momento; todos aplaudiremos el pequeño gran gesto que endereza hacia los valores que hacen grandes a los países desarrollados: limpieza, orden y responsabilidad por los propios actos.

Agustín Sortheix
[email protected]




cORTES DE ENERGÍA (I)

Hace varios días que los tucumanos venimos sufriendo cortes de energía "programados" por parte de la empresa EDET, con el objetivo de "mejorar el servicio". Me pregunto si los directivos de la misma piensan que los tucumanos somos tontos. Si creen que aceptamos eso sin indagar, por ejemplo, por qué realizan los cortes de energía en pleno verano con temperaturas superiores a los 40 grados en vez de realizar estos trabajos en abril, por citar un mes menos caluroso. ¿Creerá la gerencia de esta empresa que no sospechamos una falta de inversión que hace al servicio absolutamente deficiente? Me pregunto también si sabrán el sufrimiento que provoca, sobre todo en niños y ancianos, el agobiante calor de Tucumán. Me pregunto si la empresa se responsabilizará por las pérdidas ocasionadas a almacenes, heladerías, supermercados, carnicerías, restoranes y otros comercios relacionados con alimentos refrigerados. Por último, me pregunto qué medidas tomaron o tomarán nuestros gobernantes para que esto no suceda, como hasta ahora, año tras año. Ojalá existan respuestas a tantas preguntas.

Pablo Macchiarola Sarrulle
[email protected]




cORTES DE ENERGÍA (II)

No somos genios de la ciencia, pero estamos perfectamente informados de los adelantos técnicos que permiten el funcionamiento de las sociedades urbanas. Conocemos qué es la electricidad, los mecanismos de un motor de explosión, tenemos idea de diversos metales y hemos visto cómo se emplean los materiales de construcción. En las novelas de ciencia ficción suele plantearse la posibilidad de una máquina que a la materia de nuestros cuerpos la traslade en el espacio y el tiempo. Mágicamente apareceríamos en una época remota conservando los conocimientos que tenemos. Podríamos aparecernos en un templo egipcio. Salvado el grave inconveniente de desconocer la lengua, podríamos deslumbrar a los ciudadanos del pasado exponiéndoles las maravillas de nuestros conocimientos. ¿Qué podríamos enseñarles? Podríamos mostrarles lo maravilloso que es el acero para emplearlo en herramientas. Pero nosotros sabemos comprar sartenes, hachas, clavos y martillos de acero, pero no cómo se los prepara. ¿La electricidad? La manejamos a partir de las llaves y los enchufes, ¿pero cómo hacer para producirla y que llegue hasta allí? Podríamos mostrarles nuestros números arábigos, más prácticos que los de ellos, pero no nos llevarían el apunte. ¿Qué van a importar los números de uno que no sabe ni hacer pirámides? Entonces al fabricante de la máquina tendríamos que pedirle que nos vuelva a este siglo XXI, que es en el que más o menos nos desenvolvemos. Los hombres urbanos de hoy nos servimos de una serie de productos de la inteligencia, del trabajo y de la habilidad de otros, y privados de ellos quedamos de a pie, inútiles, desorientados. El campesino tiene reservas mayores, mientras sabe dominar la naturaleza, el tiempo y el silencio. Una muestra de lo espantoso que resulta para el hombre urbano la privación de los servicios que le brinda la electricidad, se está produciendo en nuestro país, donde por falta de inversiones de las empresas privadas adjudicatarias del Estado, producen permanentes cortes de energía.

Jorge B. Lobo Aragón
[email protected]




diez años con un caño roto

Vivo en la manzana K casa 18 del Barrio Telefónico de Yerba Buena. El caño que alimenta mi domicilio de agua potable, se rompe dos o tres veces al año. Como consecuencia de las múltiples veces que se ha cavado para repararlo, la vereda esta toda rota. He solicitado reiteradamente que se dé una solución duradera para poder reconstruir dicha vereda y la entrada a mi garage, sin que la SAT atienda mi requerimiento. En el abril 2011 se rompió en la calle y pedí la reparación, sin resultado positivo. En mayo se pavimentó la calle, previa reparación del caño roto, por parte de la empresa que asfaltó. En octubre volvió a romperse en dos partes (en la calle y la vereda). Repararon la rotura de la vereda y al presente la de la calle continúa sin solución. En diciembre vuelve a romperse en caño en la vereda y hasta hoy no logro conseguir que lo reparen. Solicito a la SAT que solucione esta anormalidad que data de más de 10 años. E invito al intendente de Yerba buena a que verifique las roturas de la red de agua, que están dañando las calles recientemente pavimentadas.

Miguel Ángel Ramos
[email protected]




NOSOTROS Y LOS ANIMALES

Muy buena la carta del lector Francisco Sánchez ("Animales maltratados", del 9/01), cargada de sentido común, por lo cual podría originar una polémica. Una observación menor quería hacerle. Refiriéndose a los caballos usados para tirar carros, dice que la única paga del noble animal es su alimento y agua. Creo que habría que agregar otro "pago", no material: el afecto. No hay que olvidar que en el diario quehacer, entre bestia domesticada y ser humano se crean lazos, surge un vínculo afectivo que, en ciertos casos, para muchos, pasa desapercibido. Se manifiesta por ponerle un nombre al animal (que muchas veces, en el caso de los caballos, es simplemente el pelaje), y llamarlo siempre así. También, por darle una palmada en el cuello o acariciarle el hocico mientras se le habla. O decirle algo cuando se lo lleva a pastar o se le acerca alimento. ¿Influye en algo llamarlo por su nombre o hablarle al animal? La respuesta a esta pregunta nos la da una investigación hecha con vacas, comenta en la sección de Empleos de la Nación (11/10/09), que transcribo textualmente en parte. Ese año se otorgó un premio al estudio realizado por científicos de la Universidad de Newcastle, "donde se comprobó que aquellas vacas que eran tratadas por su nombre y con afecto daban 214 litros más de leche por año. Los 516 granjeros que participaron de la muestra confirmaron que identificaban a todas las vacas de sus cabañas con nombres de flores o árboles, aun cuando se trataba de más de 300 ejemplares. Es imposible desperdiciar un ejemplo más contundente, a pesar de que se trate de simples vacas lecheras, sobre los resultados cuantitativos basados en una relación personalizada. Ningún gurú de este mundo podría exponer con más claridad sobre los efectos del vínculo entre dos seres vivientes". (Dejo de lado la conclusión que se hace en la nota con respecto a las relaciones humanas en las empresas). La pregunta del millón es entonces: si surge inexorablemente una cierta relación afectiva, ¿por qué algunos carreteros maltratan a sus animales? Eso los psicoanalistas nos lo podrán explicar, ellos que saben mucho sobre nuestra parte "oscura". Pero no olvidemos que cuando tenemos al frente a un ser viviente más débil, en cualquiera de nosotros puede surgir lo peor de nosotros. Por eso es bueno conocer esta coplilla citada en un libro sobre los prejuicios (de Allport, página 34): "Hay tantas cosas buenas en los peores de nosotros,/ tantas cosas malas en los mejores de nosotros,/ que no corresponde a ninguno de nosotros/ hablar del resto de nosotros"..

José E. Santillán
Lizondo Borda 1.137
San Miguel de Tucumán




cuatriciclos

Cuando fui adolescente tuve la suerte de leer un proverbio árabe que me hizo entender las razones de la educación que me impartían mis padres. El mismo decía: "Odia a su hijo el que no lo reprende; el que lo ama se apresura a corregirlo". Hoy, a mis 62 años con 6 hijos y 5 nietos ratifico su vigencia. Por ello me causó estupor y una dolorosa pena la declaración del padre del niño accidentado en San Pedro de Colalao, conduciendo un cuatriciclo: "?como padres, nos enfrentamos a la disyuntiva de negarles algo que podemos darles a nuestros hijos y quedar como los malos de la historia?" . Primera referencia que tengo que los padres nos enfrentamos a una disyuntiva cuando se trata de educar a un hijo y que -además- somos los malos en esa historia. El educar a los hijos poniendo límites, ayudándoles en su evolución psicológica, descubriéndoles y cultivándoles valores de generosidad, responsabilidad, libertad, etcétera, no creo que se trate de disyuntivas ni de maldades. Menos mal que ese padre le pudo dar un cuatriciclo. Imagínense si le hubiera alcanzado para comprarle un tanque de guerra.

Luis Vides Almonacid
La Madrid 561
San Miguel de Tucumán




patrimonio

En numerosos países la legislación sobre protección del patrimonio histórico, artístico y cultural evidencia una progresiva transformación del concepto de la propiedad y la permeabilización de este instituto, a la idea de subordinación de las facultades de dominio de los particulares, a los superiores intereses de la comunidad. Por eso resulta esencial la realización de un completo catálogo o inventario de las riquezas que poseemos, tarea absolutamente indispensable para habilitar una legislación reguladora de la misma. la peculiar condición, identificación y evaluación de la casa Sucar determinan que debe ser incluída en el régimen de protección de la Ley 7.500 Podemos sentirnos orgullosos de la conciencia de nuestros vecinos, quienes una vez más demostraron que está arraigada en ellos la voluntad de proteger su patrimonio. Porque siempre la eficacia de las leyes dirigidas a su protección, está en razón directa a la colaboración de la propia sociedad.

Norah Castaldo
[email protected]


Tamaño texto
Comentarios
Comentarios