23 Diciembre 2011
BEIRUT.- Un primer equipo de la Liga Árabe llegó a Siria ayer, antes del despliegue de observadores para evaluar si Damasco está implementando un plan de paz acordado el mes pasado. El plan contempla la retirada de los soldados de las calles, la liberación de prisioneros y el diálogo con la oposición. Miles murieron en la represión de las protestas contra el presidente Bashar al-Assad y en combates entre fuerzas de seguridad y soldados rebeldes. Fuentes de la Liga Árabe dijeron que el primer grupo, liderado por el funcionario Samir Seif al-Yazal, incluye a expertos en finanzas, administración y temas legales para asegurar que los observadores tengan acceso libre en todo Siria.
El principal grupo de 150 observadores tiene previsto llegar a fines de mes. Siria estancó las conversaciones por seis semanas antes de firmar el lunes un protocolo para aceptarlos. Los eventos en el país son difíciles de verificar porque el régimen de Bashar al Assad ha prohibido a la mayoría de los periodistas independientes. Las autoridades sirias dijeron ayer que 2.000 soldados y miembros de las fuerzas de seguridad han muerto en los nueve meses de disturbios. "Hay más de 2.000 mártires entre las fuerzas de seguridad y el Ejército, en un momento en que algunos todavía se niegan a convencerse sobre la presencia de terroristas en Siria", dijo el gobierno en una carta a la ONU publicada por la agencia de noticias estatal SANA.
La carta llegó en respuesta a las acusaciones de la jefa de derechos humanos de la ONU, Navi Pillay, de que la represión de las protestas, en las que habrían muerto unas 5.000 personas, podría constituir crímenes de lesa humanidad. Y sigue a los reportes del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos que indican que las fuerzas gubernamentales habían rodeado y matado a 111 personas esta semana en la norteña provincia de Idlib, en el ataque más mortal desde que el levantamiento comenzó en marzo. Grupos de derechos humanos elevan a 6.200 los muertos de la represión. La creciente cifra de muertos ha fomentado el espectro de una guerra civil en Siria mientras al Assad, intenta contener las protestas prodemocráticas con tropas y tanques pese a las sanciones internacionales. (DPA-Reuters)
El principal grupo de 150 observadores tiene previsto llegar a fines de mes. Siria estancó las conversaciones por seis semanas antes de firmar el lunes un protocolo para aceptarlos. Los eventos en el país son difíciles de verificar porque el régimen de Bashar al Assad ha prohibido a la mayoría de los periodistas independientes. Las autoridades sirias dijeron ayer que 2.000 soldados y miembros de las fuerzas de seguridad han muerto en los nueve meses de disturbios. "Hay más de 2.000 mártires entre las fuerzas de seguridad y el Ejército, en un momento en que algunos todavía se niegan a convencerse sobre la presencia de terroristas en Siria", dijo el gobierno en una carta a la ONU publicada por la agencia de noticias estatal SANA.
La carta llegó en respuesta a las acusaciones de la jefa de derechos humanos de la ONU, Navi Pillay, de que la represión de las protestas, en las que habrían muerto unas 5.000 personas, podría constituir crímenes de lesa humanidad. Y sigue a los reportes del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos que indican que las fuerzas gubernamentales habían rodeado y matado a 111 personas esta semana en la norteña provincia de Idlib, en el ataque más mortal desde que el levantamiento comenzó en marzo. Grupos de derechos humanos elevan a 6.200 los muertos de la represión. La creciente cifra de muertos ha fomentado el espectro de una guerra civil en Siria mientras al Assad, intenta contener las protestas prodemocráticas con tropas y tanques pese a las sanciones internacionales. (DPA-Reuters)
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