Rica, seductora y rebelde

Rica, seductora y rebelde

Nacida en una familia aristocrática, Nancy Cunard fue poeta, célebre editora y audaz activista contra el racismo y los fascistas. También tuvo muchos amantes y bebió demasiado alcohol.

LAS PULSERAS. La imagen de Nancy tomada por la maravillosa cámara de Man Ray. FOTO DE MAN RAY LAS PULSERAS. La imagen de Nancy tomada por la maravillosa cámara de Man Ray. FOTO DE MAN RAY
Nancy Cunard fascinó a grandes fotógrafos. Sus más famosos retratos salieron de las cámaras de Man Ray y de Cecil Beaton. Es inevitable mirarlos durante largo rato. Hay un magnetismo que sale de esos enormes ojos claros, ese rostro de pómulos salientes, esos brazos recargados de gruesas pulseras. A simple vista, parecería que estamos ante una extravagante dama del gran mundo, que disfrutaba con atuendos exóticos y poses inquietantes. Sin duda era eso, pero también mucho más. En su biografía, Lois Gordon no titubea en calificarla como "una de las mujeres más originales del siglo XX, y tal vez de todos los tiempos".

En cuna de oro

Nancy Cunard era inglesa y nació en cuna de oro en 1896. Sus padres fueron Sir Bache Cunard, dueño de la gran empresa naviera de ese apellido, y la norteamericana Maud Alice Burke. El matrimonio reinaba en la alta sociedad de Londres. Cuando en 1911 Bache y Maud se separaron, Nancy debió dejar el palacete de Nevill Holt, en Leicestershire, para educarse en aristocráticos internados. Los biógrafos narran que fue el escritor irlandés George Moore, un íntimo amigo de Maud, quien advirtió las condiciones de literata que mostraba la chica y la animó a cultivarlas.

A poco de cumplir Nancy sus veinte años, ya las revistas londinenses publicaban de cuando en cuando sus poemas.

Breve matrimonio

Al iniciarse la Primera Guerra Mundial, Nancy empezó un apasionado romance con Peter Broughton-Adderley. Eso no le impidió casarse, en 1918, con Sidney Fairbairn, un jugador de cricket. Justo el día en que anunciaba su compromiso, supo que Peter, enrolado en el ejército, había muerto en acción en los campos de Francia. La pérdida le causó una pena devastadora que -dicen- nunca pudo superar del todo.

De cualquier modo, el matrimonio con Fairbairn duró apenas dos años. Tras el divorcio, Nancy se trasladó a París, donde comenzó a disfrutar de la vida y de la libertad a bocanadas.

Libros de poemas

Era famosa por su elegancia: se vestía con modelos de Poiret y de Worth y frecuentaba tanto los grandes salones como los círculos de escritores y poetas. También coleccionaba cuadros de los pintores de vanguardia, en esos años de auge del surrealismo y del dadaísmo.

En 1921 editó su primer poemario, "Outlaws". Luego vino "Sublunary". Se vinculó por un tiempo al grupo de Bloomsbury y Leonard Woolf, el marido de Virginia, editó sus versos de "Parallax", libro al que sucedió "Poems". Era también Nancy una excelente traductora.

Muchos amores

Le encantaban los hombres. Su sugestivo encanto le permitió seducir a todos los que se le antojaron. Entre sus amantes, suele citarse sobre todo a Louis Aragon -quien amenazó con suicidarse cuando ella lo dejó- y también a Aldous Huxley -quien la usó para personaje de un par de novelas-, Tristán Tzara, Ezra Pound y Wyndham Lewis. El príncipe de Gales y futuro rey, Eduardo, estuvo entre sus cortejantes.

Nancy era una rebelde contra esa alta sociedad que, paradójicamente, le había proporcionado las facilidades para la rebelión: el dinero, principalmente. Por un tiempo proclamaba esas ideas irritantes desde el grupo "La Coterie", con Nancy Iris Tree y DianaManners.

"Hours Press"

Vivía ansiosa por renovar el mercado con la producción literaria joven y distinta. En 1927 se instaló en una casa de campo en La Chapelle-Réanville, en Normandía. Compró una pequeña imprenta usada y con ella instaló la editorial "Hours Press". Su tarea la inscribiría en la historia de las letras. El sello de Nancy editó a escritores que luego serían célebres, como Samuel Beckett, Robert Graves, Ezra Pound, Richard Aldington, para citar algunos firmantes de la treintena de tomos que llegó a imprimir. Los libros de "Hours Press", aunque en pequeñas tiradas, llamaron la atención tanto por la calidad del contenido como por el bello diseño.

Contra el racismo

Ya por entonces, Nancy había empezado a aficionarse demasiado al alcohol y a otros estimulantes. Corría 1928 cuando se enredó en la relación amorosa con Henry Crowder, un afroamericano, músico de jazz, que residía en París. El hecho horrorizó a su familia. "¿Es cierto que mi hija conoce a un negro?", preguntó espantada la madre, lady Cunard, a sus amistades en Londres.

Todo esto movió a Nancy a ir más allá. Visitó Estados Unidos y se convirtió en una activista de los derechos de la gente de color. Atacó ferozmente los criterios racistas en su polémico panfleto "Black Man and White Ladyship", donde citaba aquella frase de su madre.

Además publicó, en 1934, "Negro Anthology", una ambiciosa compilación de escritos -poesía, ficción y no ficción- de los literatos negros de Estados Unidos. Esto le valió gran cantidad de amenazas y de cartas injuriosas. Incluyó algunas en el libro, advirtiendo que había recibido otras: como eran obscenas, lamentaba no poder publicar "esa porción de la cultura de América". Fue calificada despectivamente de "negrófila". Y por esa época, inició una colección de esculturas y pinturas africanas, además de incorporar a su vestimenta las gruesas pulseras características de esa cultura.

Contra los franquistas

Siempre luchadora, abrazó resueltamente el lado de los republicanos en la Guerra Civil Española. Se trasladó hasta el teatro del conflicto, como corresponsal del "Manchester Guardian", pero su mala salud y las condiciones de los campamentos la obligaron a regresar a París. Emprendió entonces una empeñosa campaña callejera de recolección de fondos para los refugiados antifranquistas.

Además, publicó en 1937 un conjunto de poemas contra esa guerra, titulado "Los poetas del mundo defienden al pueblo español". Pablo Neruda -a quien había conocido en Madrid- hizo de tipógrafo en la confección de los ejemplares. También interpeló a los escritores en un tajante cuestionario sobre ese conflicto. Debían responder claramente si estaban a favor o en contra de Franco, "porque ya es imposible no definirse por alguna de las dos posturas". A las respuestas, las publicó con el título "Authors Take Sides on the Spanish War".

Pobre y enferma

Estallada la Segunda Guerra Mundial, Nancy trabajó sin tregua en Londres como traductora de la Resistencia Francesa. Terminada la contienda, hizo algunos viajes y escribió un par de libros de recuerdos, sobre Norman Douglas y sobre George Moore, al promediar los años 50. Pero ya a esa altura no sólo había dilapidado su fortuna sino que el alcoholismo y la conducta autodestructiva la habían destrozado física y psíquicamente.

Empezó a fallarle la cabeza. En Londres tuvo una feroz pelea con un policía, por lo que terminó encerrada varios meses en un hospital de enfermos mentales.

Un triste final

Volvió entonces a París. Vivía en el tercer piso de un hotel infame. Tardaba horas en subir las escaleras, porque ya no tenía fuerzas. Un día la encontraron tirada en la calle, inconsciente y convertida en una piltrafa que no llegaba a pesar 26 kilos. Fue llevada al hospital Cochin, donde murió el 17 de marzo de 1965, sin haber recobrado el conocimiento. Sus restos fueron cremados en Londres y devueltos a París: hoy reposan, junto a los de tantos famosos, en el cementerio de Pere Lachaise.

Había dejado escrita su autobiografía, que se editó póstumamente en 1968: "These Were the Hours: Memories of My Hours Press, Réanville and Paris". En un par de líneas de uno de sus poemas, quiso autorretratarse esta mujer tan audaz, tan seductora y tan inteligente, que quemó por las dos puntas la vela de su vida: "He sido pródiga, lasciva, alocada, atrevida/ y he amado con manos codiciosas e impúdicos ojos".

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