El padre del "Magiclick" dio una charla a estudiantes

El padre del "Magiclick" dio una charla a estudiantes

Visitó la muestra de los futuros diseñadores industriales de la provincia y los aconsejó a romper con todos los paradigmas.

UN EJEMPLO. Kogan no dejó de trabajar nunca en lo que ama. COMERCIOYJUSTICIA.COM.AR UN EJEMPLO. Kogan no dejó de trabajar nunca en lo que ama. COMERCIOYJUSTICIA.COM.AR
01 Noviembre 2011
Anda calladito, con los brazos atrás y los ojos atentos. Se pasea sin prisa entre maquetas de cartón, resina y colores, primeros intentos de los primeros estudiantes de la primera carrera de Diseño Industrial de Tucumán. Piensa, elabora, reformula en su cabeza blanca y da consejos precisos. Los alumnos absorben como esponja.

Cuando Hugo Kogan se autoproclamó, o se dio cuenta de que era un diseñador industrial, a mediados de los 50, esas carreras no existían en el país. Pero con la mezcla justa de formación técnica en una secundaria porteña, más una pizca de inclinación artística y una buena parte de curiosidad, tenacidad e intuición, se tiró a la pileta. Hoy es una autoridad en el tema, con un currículum apabullante e inventos como el "Magiclick" en su haber, y por eso fue invitado para dar una conferencia en el Octubre Tecnológico, la feria anual en la que la Universidad San Pablo-T exhibió los avances de sus alumnos.

A los 77 añitos, Kogan sigue trabajando a pleno y es un ejemplo inspirador para jóvenes y viejos del Diseño. Con esa ausencia de pelos en la lengua del que disfrutan los abuelos, él le canta las cuarenta a quien se ponga al frente: "yo no estoy sentado esperando que me llamen para hacer un trabajo; tengo una metodología activa, promuevo mi actividad de distintas maneras y es lo que hice siempre", asegura

En la charla con LA GACETA habló de todo un poco: de sus comienzos como dibujante de bicicletas, a los 19 años; de su despegue desde la fábrica de Philips, donde diseñó televisores, radios y combinados; y de los vaivenes económicos de la Argentina, que lo empujaron a trabajar exclusivamente para otros países. "Pero de lo que vos querés hablar es del Magiclick", adivina. "No tan increíble la historia. El Magiclick debe su éxito al pensamiento tangencial que tenemos los diseñadores, y a la falta de novedades que había en el mercado en esos años", cuenta.

La innovación y el cambio son los faroles que deben alumbrar el camino de los diseñadores y esa es la idea que intentó transmitir en su conferencia. "Viví épocas en las que pasaban los años y nada cambiaba. Ahora, si hay algo permanente, es el cambio", dice sin intención de citar al filósofo griego.

Justamente en esas épocas de statu quo fue que nació su best seller. "El dueño quería que adosemos el chispero a las cocinas, pero a mí se me ocurrió que podía ser un excelente encendedor de mano", contó. "El diseñador debe siempre mirar, estudiar, pensar por qué esto se usa para esto y no para lo otro; debe desafía los paradigmas de la realidad y eso es lo que se hizo aquella vez", concluye.

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