¡La fiesta del handball no puede parar!

¡La fiesta del handball no puede parar!

DUEÑOS DEL PODIO. Los jugadores de la selección de handball se robaron todas las miradas por la forma de festejar. Hasta los familiares se sumaron. AFP DUEÑOS DEL PODIO. Los jugadores de la selección de handball se robaron todas las miradas por la forma de festejar. Hasta los familiares se sumaron. AFP
26 Octubre 2011
GUADALAJARA.- La música de cumbia, los ojos llenos de lágrimas, los gritos de alegría y los cantos dedicados a Brasil fueron las postales del vestuario argentino luego de la victoria, 26-23, en la final de handball masculino de los Panamericanos de Guadalajara.

Christian Platti llorando como un nene con la cabeza tapada con la remera celeste y blanca. Diego y Sebastián Simonet abrazados y riendo al igual que Juan y Federico Fernández. Los más pibes mirando algún punto perdido en el techo. En el vestuario argentino, todo fue una postal para guardar, todo fue emoción por la medalla y la histórica clasificación a los Juegos Olímpicos de Londres 2012.

Entró "Kogote", Andrés Kogovsev, el capitán y referente del equipo, a los gritos: "¡ganamos la final carajo. Esto tiene que ser una fiesta, somos de oro!"

Inmediatamente Gonzalo Carou, mojado de pies a cabeza y con una bandera argentina enroscada al cuello, le ordena a Federico Pizarro, el "DJ" del plantel, "dale nene poné cumbia", pero al jugador le tiemblan las manos de la emoción y le cuesta acatar la orden, hasta que emboca el play. Entonces empiezan a sonar los acordes que todos bailan alocadamente y cantan.

En medio de esa vorágine irrumpe la voz pensante de Guillermo Cazón, el preparador físico y que pide silencio, una orden suprema que se obedece. "Muchachos, paremos. Yo soy muy creyente y si ustedes creen en alguien, no importa su religión, les quiero pedir que le dediquen un minuto a rezarle y a agradecerle por este regalo", tras lo cual se hace un silencio absoluto y varios besan la foto de Cristo pegada en la puerta del vestuario.

Sin dar respiro, Carou empieza con sus reclamos: "Negro (Cazón), dame mi iPad, cumplí tu apuesta. Nos debes un iPad a mí y al 'Tano'". Y alguien agrega: "¡viva Cristina, iPad para todos!".

Ya en el pasillo, las imágenes de los tres equipos medallistas contrastan. Los chilenos felices de la vida por su bronce, la mayoría de los brasileños sentados en el piso llorando. Y los argentinos también llorando... pero al grito de ¡dale campeón! (Télam)

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