El "tapadito" que terminó siendo héroe

El "tapadito" que terminó siendo héroe

El cuarto apertura de los All Blacks debutó en la final y sumó los tres puntos del título.

UN MOMENTO DE GLORIA. El apertura neozelandés ejecuta el penal que le dio la victoria a los All Blacks. WWW.ZIMBIO.COM UN MOMENTO DE GLORIA. El apertura neozelandés ejecuta el penal que le dio la victoria a los All Blacks. WWW.ZIMBIO.COM
24 Octubre 2011
AUCKLAND, Nueva Zelanda.- El entrenador se desesperó cuando no le atendía el teléfono. Sosteniendo una caña y pescando una que otra trucha de buen porte, se olvidó del ruido que generaba el Mundial. Cuando lo encontraron, le dieron la mejor noticia de los últimos tiempos: debía sumarse al plantel de Nueva Zelanda. Semana después, Stephen Donald, el cuarto apertura de los All Blacks, cumplió un sueño. Eclipsó a las grandes figuras de su equipo y se transformó en el héroe de toda una nación al convertir los tres puntos que le dieron el título a los All Blacks.

"Había gente que subestimaba mi condición para integrar este plantel. Fue lindo tener la oportunidad de mostrar que puedo ser perfectamente un All Black", destacó el apertura, que llegó al equipo gracias a las lesiones de Daniel Carter y Colin Slade.

"Hay hombres que están jugando mejor", explicó Graham Henry, seleccionador neozelandés, cuando dejó a Donald fuera de la primera concentración previa al torneo. "Si no hay una lesión, dudo mucho de que juegue", destacó el entrenador. Y a Donald le llegó el turno cuando nadie lo esperaba. Aaron Cruden se lastimó su rodilla a los 33? minutos y el héroe de la historia tuvo su chance. "No me parece nada mal empezar en la final de un Mundial. Me considero un afortunado por haber tenido la oportunidad de formar parte de un equipo tan fantástico", destacó el apertura.

Donald reconoció que no le resultó fácil. "Mi preparación no fue la ideal y mi estado físico no fue el mejor. Por suerte tuve que jugar tan sólo 50 minutos", comentó mientras era felicitado por sus compañeros y los integrantes del cuerpo técnico.

El destino le sonrió al neozelanés a los seis minutos del segundo tiempo del encuentro. El árbitro sudafricano Craig Joubert cobró un penal factible. Piri Weepu, que había errado todo lo que había pateado en el encuentro, le dio la oportunidad y él la aprovechó sin pensar que con esos tres puntos haría historia y generaría la locura en un país donde el rugby es religión. "En ese momento no lo pensé mucho. Sólo era un penal justo delante a los palos y lo metí. No había pateado una pelota en seis semanas. En ese momento no pensé que iba a ser tan importante, pero al final lo fue", destacó.

También se acordó de cómo llegó al Mundial. "Mis amigos estarán pensando: ?ahí está en el medio del Eden Park el tipo que estaba aquí tomando cerveza y saliendo a pescar con nosotros", bromeó.

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