Un tsunami negro le puso color a la previa entre los All Blacks y Francia

Un tsunami negro le puso color a la previa entre los All Blacks y Francia

La final, cuestión de Estado para los neozelandes. Así se vivía el choque en las calles de Auckland.

LA GACETA / FOTO DE TOMAS GRAY (ENVIADO ESPECIAL) LA GACETA / FOTO DE TOMAS GRAY (ENVIADO ESPECIAL)
AUCKLAND, Nueva Zelanda.- A pocas horas de la gran final, Auckland, en especial, y toda Nueva Zelanda, en general, se ha convertido en una locura toda negra. No están de luto, sino que están de fiesta. Porque hoy culmina el Mundial de Rugby y porque esperan que su equipo, los All Blacks, sean los que levanten la Copa William Webb Ellis, por segunda vez en este mismo estadio, el mítico Eden Park. Los "kiwis", como les llaman a los habitantes neozelandeses, no piensan en otro resultado posible que en la victoria. Una derrota sería catastrófico para esta gente que ya está feliz, a pesar de que el partido aun no ha comenzado.

El centro de la ciudad se ha convertido en puro color negro. La llamada "Fan Zone", ubucada sobre el Waterfront, está invadida de kiwuis vestidos todos de negro.

No es la única zona. Por cualquier rincón que uno ande por Auckland verá esta postal en forma repetida. Por los andenes de trenes, por los bares, por las calles, los autos con las banderas..., y todo esto se incrementa por los alrededores del puerto y del estadio.

Hace 16 años, en Sudáfrica se vivía una locura similar. En aquella ocasión el lema era "un equipo, un país, una misión". Y todo un pueblo festejó la victoria de los Springboks, que habían conseguido su misión, la de levantar el título y darle una alegtría a un pueblo que venía, por entonces, muy golpeado.

En esta ocasión, si bien no hay un slogan bien definido, el partido de los All Blacks también se ha convertido en una cuestión de estado. Y la forma en que llegan los hombres de negro a la final es muy parecida a la del 95. Porque los neozelandeses también llegan golpeados y con la necesidad de una alegría, tras haber sufrido hace ocho meses (justo se cumplen hoy) del devastador terremoto en la ciudad de Christchurch. El éxito, entonces, es una necesidad para el pueblo neozelandés, y no solo por la sequía de títulos, ya que el único que ganó hasta ahora fue en el primer Mundial de 1987, sino por lo que le ha tocado vivir a este pueblo en los últimos meses.

Los All Blacks se han convertido en una cuestión de estado y todo el país está acompañando a los protagonistas que hoy entraraán a la cancha en busca de la última batalla. Y no solo por lo deportivo. Por ejemplo, hace unos meses se hizo una encuesta para que Nueva Zelanda cambie su bandera por la de los All Blacks. o sea, que la bandera del país sea negra con el helecho en el medio, aunque en lugar de All Blacks diga New Zealand. Hoy, esa idea, se ha incrementado. Imaginénse si Richie McCaw en pocas horas sea el que levante la Copa William Webb Ellis, la más preciada por el mundo del rugby. LA GACETA ©

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